Capítulo 17: ¡Agobiada!

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Hola gente de Wattpad! Me he propuesto a hacer algo. A partir de ahora, voy a poner fecha de cuando subir el siguiente capítulo sin falta. De esa forma no escribo tan irregular y ustedes no se quedan sin el siguiente fragmento de la historia. ¿Qué les parece? ¡No olviden poner en los comentarios sus opiniones, darle click a la Estrellita y compartir con todos sus amigos!
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Si por casualidad quieren seguir los pasos de alguien como yo y ser reconocidos por un talento para entretener a la gente, deberían saber antes lo pesado y arduo del horario de trabajo. ¡6 días a la semana! Así es. Tú tendrías dos días enteros de descanso sin sumar los puentes o festividades; en cambio, yo tenía un día libre. ¿Qué hacía durante los otros 6? Aquí te presento una versión resumida de cada día.
Despierto a las 6:00 a.m. Me arreglo para salir y desayuno con mis padres mientras les cuento todas las actividades del día anterior y pregunto por los suyos. Voy al instituto y Mark me recoge temprano junto con Will y Matías para dirigirnos a mis clases de notas y surfeo. Tres horas después, voy a S-Tar a filmar un comercial de champú para niños cincuenta veces para complacer al director. Y, después de todo ese infierno; me llevan a mi casa alrededor de las 12:30, cuando no hay tiempo para hacer nada más que darme una ducha ante de dormir.
Y el día que, finalmente, descanso; estoy tan agotada que me quedo en cama hasta muy tarde.
¿Aún te parece un sueño hecho realidad?
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Aquel día llegué a la escuela sintiéndome más observada que antes y me pareció que hablaban más de mi entre ellos. Me saludaban calurosamente por los pasillos y algunas personas hasta me abrazaban en el intento por establecer amistad conmigo. Pero, ¡Yo no tenía tiempo para eso! Tenía que estudiar y hacer tareas para subir mis notas. Además de los ensayos y las clases con Matías, el trabajo después de clases en el comercial (del cual ya no sabía ni de qué producto era) y mantener mi amistad con las chicas a pesar de estar ocupada todo el tiempo.
Suspiré, agradeciendo mentalmente tener tiempo aún para convivir con mis amigas sin dañar nuestro lazo.
Mi vida me estaba resultando muy difícil.
-Larissa.-
Escuché una voz grave y madura detrás de mí, antes de que una mano me diera la vuelta. En el pasillo semivacío antes de la primera clase, Patrick me observaba con un aire molesto que me incomodó.
-Hola.-Respondí.
El chico me soltó y puso las manos dentro de sus bolsillos.
-No te he visto últimamente... Parece que me estuvieras evitando.
Abrí los ojos y solté una risilla.
-¿En serio crees eso?-El chico asintió pesaroso- No he estado evitándote, tonto.
El quarterback resopló burlón.
-No he tenido tiempo para nada y he estado teniendo unas semanas algo difíciles...-Vacilé. ¿Confiaría mis temores y confidencias a Patrick? ¿Qué tal si corría a esparcir el chisme del pesado horario y desinterés en las personas de Larissa Perwell por el colegio? Decidí guardarme mis comentarios.
-¿Por qué?
-No es asunto tuyo.
Mi comentario pareció herir al muchacho, pero se limitó a sonreír.
-Entonces, ¿Tienes tiempo para una película después de clases o algo?
Negué con la cabeza. Si dejaba plantado a Mark o a Matías, se armaría un escándalo. Y después de eso, tenía que volver al edificio de S-Tar para continuar grabando.
-He estado algo ocupada...-Respondí incómoda y apartando la mirada.
El chico suspiró amargamente.
-Está bien, no era tan importante.
Su decepción se notaba clara como el hielo. Me arrepentí de inmediato por hacerlo sentir mal, así que lo detuve por el brazo sin siquiera pensar en las consecuencias físicas que esto me acarrearía.
Acabaría durmiéndome en el cine...
-Los domingos los tengo libres.
La sonrisa satisfecha que apareció en su marcado rostro hizo que en la boca de mi estómago se formara una sensación de entusiasmo.
-Te escribo los detalles por el chat, ¿vale? Te veré después.
Me golpeé la frente tan pronto como el se hubo apartado de mi vista. ¿Por qué tenía que ser tan complaciente con todos?
-¿Por qué te pegas?- Me viré lentamente y encontré a Jenn mirándome con desaprobación. -¿Si sabes que cada vez que te golpeas la cabeza se mueren 10 de tus preciadas neuronas?
Reí.
-Ahora lo sé.
Empezamos a caminar a la primera clase del viernes: Educación Física.
Odiaba que fuera la primera hora, ya que en las mañanas hacia mucho frío y las clases eran al aire libre con ropa ligera.
Mi amiga pareció darse cuenta de mi poco entusiasmo, así que ofreció el saltar esa clase. Me negué rotundamente, pero la idea era demasiado tentadora. Al final de la discusión, nos dirigíamos a las bancas en el jardín trasero del colegio para evitar profesores u otros alumnos. Como dije antes, soy demasiado complaciente.
-¿Y qué ha pasado últimamente en tu vida, Jenn?
Le pregunté mientras jugueteaba con una tapa que había quitado de una botella vacía de agua al llegar.
Ella pareció pensar bien la pregunta y, cortando trocitos de césped, me miró a los ojos.
-Mi hermana se disculpó conmigo por todo el asunto de mi ex, pero no he hablado con ella en semanas. Más o menos desde que conociste a Mark. Dijo que él la había seducido.-Mi amiga resopló- No lo dudo, pero me cuesta mirarla a la cara sabiendo que me mintió, ¿sabes?
-¿Y has visto al desgraciado últimamente?
La tapa se fugó de mis manos y acabó a los pies de un bote de basura. Lo di por perdido.
-Me llamó y mandó mensajes incontables veces, pero hace dos días se rindió. No quiero hablar con el para nada.
-Entiendo. Debe estar mal de la cabeza para engañarte de una manera tan estúpida. No quiero ofender a Cindy, pero ella es un 2 y tu eres definitivamente un 9.9.
-¿9.9?
Jenn alzó una ceja con una sonrisa divertida en el rostro. Asentí imitando su gesto.
-Ya sabes, del 1 al 10.
Reí.
-Eso si lo entiendo. Pero, ¿Por qué no soy un diez?
Reí fuertemente y ella me dio un empujoncito.
-Definitivamente tu parte trasera, no hay muchos dieces ahí...
Nos reímos y bromeamos incontables veces hasta que el timbre sonó. La siguiente clase era matemáticas. Mi amiga era excelente en operaciones y entendía todo perfectamente. En cada examen, ella era la única sobresaliente. Yo, los pasaba apenas.
Nos sentamos y esperamos pacientemente a la profesora, pero ésta nunca llegó. Todos hablaban por todo el salón, sin orden alguno. En ese momento, varios grupitos de chicos y chicas se acercaron a mi y a mis amigas.
Mi reacción fue incrédula al principio; pero conforme veía sus rostros, la sensación dominante fue el miedo.
Me miraban expectantes y con sonrisas.
Entendí demasiado tarde lo que se proponían.
-¡Canta Perwell!
-¡Canta!
-¡Demuestra que tu voz no es falsa!
-¡Vamos, Larissa!
Abrí los ojos asustada. Mis compañeros gritaban y reían alrededor de mi. ¿Dónde estaban Jenn y Marianne?
Los rostros se fueron poniendo borrosos conforme se acercaban a mi, invadiendo mi espacio personal.
Quise salir del salón, pero era imposible. Me empujaron bruscamente y caí contra la pared.
Ahí, sentada en el suelo y con un buen golpe en la cabeza, sentí terror.
Un puro y pulsante terror que desgarraba mis entrañas y arañaba las paredes de mi estómago.
De repente, escuché un grito.
Un devastador grito que llegó hasta el fondo de mi mente y se rehusó a salir de ahí.
No me di cuenta de que había sido mío hasta que todos se quedaron en silencio y me miraron desde arriba. No identificaba sus expresiones.
¿Repulsión? ¿Asco? ¿Lástima?
Lo único que sabía era que quería salir de allí. Mis manos temblaban de una forma terrible y mi garganta me ardía por el grito.
-¡Está sangrando! ¡Su cabeza está sangrando!
-¡Que alguien la lleve a la enfermería!
-¡Larissa!
Los chillidos y las voces de mis compañeros me llegaban apenas. No lograba entender muy bien lo que decían, pero mi primer impulso fue levantarme rápidamente y correr por el pasillo hasta el baño. Y volé por el pasillo, con un dolor punzante en mi nuca.
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Esperen la siguiente parte entre el 23 y el 24 de Julio! ;)

Sólo si te vas [En Edición♡]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora