Capítulo 8: ¿Es una cita?

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-Les prometo que nunca haré eso.- Dije entre risas. Estaba en el patio del instituto después de clases con mis amigos, nos reíamos de una broma que había hecho Marianne y nos dirigíamos todos a nuestros respectivos hogares. Me despedía de Jenn y los demás cuando un chico en ropa deportiva y ojos oscuros marrones se acercó a mis amigas y a mí.

-¿Soy yo o ese se está acercando a nosotras?- Preguntó Suzze. Jenn me dio un pellizquito en el brazo y bajé la mirada.

-¡Larissa!- Me llamó Patrick. Primera señal de que esto no iba a ser bueno: Estaba serio. Segunda señal: Mark se dirigía hacia acá igualmente y le lanzaba dagas con los ojos a Patrick, éste segundo ajeno al enojo del otro chico. Le pedí ayuda a mis amigos con la mirada; Jenn fue la única que parecía no querer ser sólo expectadora del drama que se iba a ocasionar en ese momento.

-Yo distraigo al deportista mientras tú hablas con tu chico oscuro.- Me susurró. Asentí agradecida y ella fue junto a Patrick, lo rodeó con el brazo para darle la vuelta y lo llevó lejos de ahí. Nota mental: Le debía una a mi amiga. Los demás eran unos viles traidores. Les lancé una mirada acusadora que los hizo reír y Mark llegó a donde yo estaba.

-Hola.- Saludó. Bajé la mirada notando sus intensos ojos azules posados en cada movimiento que hacía y me mordí el labio.

-Hola.- Respondí.

-¿Por qué te fuiste después de comprar tu almuerzo?- Noté en su voz un deje de decepción y dolor. Lo miré y fruncí el ceño.

-No quería quedarme a mirar cómo discutían tú y el acosador.- Me defendí. La expresión de Mark se suavizó un poco.

-¿Ya decidiste si quieres ser mundialmente famosa?- Cambió de tema. Éste otro tópico no era mucho más cómodo que el anterior. Moví mis dedos nerviosa y asentí. Había pensado esto seriamente desde que había llegado a mi casa y reflexionado mucho las condiciones que había leído poco antes de irme a dormir.

-¿Y...?- Me despabilé cuando la grave y seductora voz de Mark me exigió su atención y me di cuenta de que esperaba mi respuesta.

-Ya sé lo que voy a hacer.- Sonreí lo más dulcemente que pude y Mark lo tomó como si ya hubiera aceptado.

-¿Dejarás que tu mánager te lleve?- Me preguntó enarcando una ceja y me ofreció su brazo para llevarme a la limusina, el cual acepté. Escuché los murmullos de mis amigos detrás de mí. Demonios, había olvidado que estaban escuchándonos, pensé. Me excusé unos segundos del brazo del encantador chico y fui a despedirme de mis amigos. Jake me cogió momentáneamente del brazo y se inclinó para susurrarme algo.

-Si vas a contarnos luego el chisme, asegúrate de contarlo bien.- Me sonrió y rodé mis ojos.

-Adiós, tonto.- Me despedí. Cuando alcancé a Mark, me miraba con el ceño fruncido.

-¿Qué pasa? ¿Estás molesto?- Le pregunté. Él se limitó a sacudir la cabeza negando y sonrió.

-Sólo vamos.- Asentí y caminamos a través del campo hasta un auto alargado negro que aguardaba pacientemente junto a la acera. Noté la mirada de los demás alumnos como estacas en la espalda. Algunos no se limitaban a mirarme, incluso sacaban instantáneas. Mark se interpuso entre las personas y yo y me incitó a que entrara a la limusina. Obedecí y me introduje para sentarme en el cómodo asiento.

-¿Cómo te va, Larissa?- Me preguntó una voz por las bocinas mientras el chico de ojos azules cerraba la puerta detrás de él.

-¡Will!- Chillé. Tanto la voz mecánica como Mark empezaron a reír.

-¿Por qué se ríen?- Pregunté, con las cejas levantadas y mirando fríamente al chico que me ponía de todo menos fría. Éste sólo sonrió y pasó uno de sus brazos por mi espalda. Me obligué a no sonrojarme.

Sólo si te vas [En Edición♡]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora