Soledad

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 Era otra mañana en la academia P.K, otro día en el cual todos los alumnos ignoraban a cierta joven de cabellos negros y piel clara, que cada día se tornaba mas pálida, sus ojos cafés se estaban opacando cada día mas y por si fuera una visibles ojeras se hacían presente por debajo de estos, se estaba muriendo en vida, volvía a sentirse sola y juzgada, hace tres días que todos la ignoraban, hace tres día que su energía vital empezaba a ser consumida por su habilidad y hace tres días que Kusuo le había roto en corazón, aquel chico de cabello rosa que había llegado a querer la había lastimado de la forma más dolorosa posible, aislándola, atrapándola, tratándola como si ella de verdad fuera monstro el cual no merecía estar con nadie más, porque Suzuki sabía que el psíquico estaba detrás de todo esto, porque sabía que el de ojos magenta estaba controlando la mente de todos los de su alrededor para que no la hablaran, no la miraban, solo podía dedicarse a someterse a toda la situación y no porque se hubiera rendido, sino que su energía ya estaba por los suelos y era más que claro que la USSP ya lo sabía, ya que su pulsera le había notificado que esperara refuerzos para hacer algún movimiento.

Pero por desgracia para la joven sus días estaban contados, ella sabía que la unidad no gastaría más dinero en ella sabiendo que el mantenerla con vida era demasiado costos, puesto que cada año su cuerpo necesitaba más energía para mantenerse con vida y para ese punto incluso ella había considerado en suicidarse, pero decirlo era más fácil que hacerlo, ya que mientras esta tuviera energía a su alcance no podía morir, siendo su misma habilidad la que provocaba que se regenerara, por lo que la única manera de conciliar con la muerte era dejarse consumir por su habilidad, siendo este un proceso doloroso y tortuoso para la peli-negra. Por otro lado el joven peli-rosa no se encontraba mejor que la débil joven, ya que el estar pendiente de todas las mentes de los alumnos de la P.K y más de sus compañeros cercanos, siendo estos los que persistían en hablar y juntarse con la peli-negra, siendo Mera la que más insistía por hablar con la joven, siendo esta la que más se preocupaba por su amiga, la cual cada día se veía más demacrada, ocasionando que el de mirada magenta se sintiera peor cada día, viendo como día con día la joven se parecía más aun cadáver y es que desde ese día el joven peli-rosa no había acompañado a la joven mestiza, asegurando que Suzuki solo lo quería para reabastecer su energía.

Ya estaban cerca del final de otro día escolar, donde el joven psíquico se metía en las mentes de sus compañeros manteniéndolos ocupados con otras cosas, para así olvidar a la joven peli-negra, siendo todo esto lo que tenía tan cansado al peli-rosa. Kusuo junto con sus amigos se encontraban centrados en guardar todos sus útiles, mientras sus compañeros salían rumbo a sus hogares.

-Mmm, ya han pasado días desde que hable con Alis, tal vez si...- y ahí estaba otra vez la joven peli-roja tratando de hablar con su amiga.

-No...recuerda que hoy necesitas llegar temprano a tus trabajos- el psíquico no perdió el tiempo para implantar ideas en la mente de la joven ocasionando que pase de largo a su amiga peli-negra la cual no se inmuto por la acción de su compañera.

Mientras tanto la mestiza apretaba las manos con impotencia por la acción de su amiga, a la cual no le guardaba rencor ya que sabía que su comportamiento tan frio era debido al control que Saiki tenía en su mente, pero esto solo le provocaba más dolor a la joven por la traición del joven psíquico, la cual seguía sin saber por qué de un momento para otro el peli-rosa la había empezado a tratar como un fenómeno y aislarla como si fuera a lastimar a alguien...eso solo le provocaba una soledad y dolor parecida a la que pasaba en la USSP, siendo este lugar más parecido a un psiquiátrico que aun laboratorio donde los trataban de curar. Su maleta ya estaba lista, por lo que la tomo dispuesta a irse con su cuento en mano dispuesta a irse sin causar el más mínimo ruido, dispuesta a salir después de colocarse los zapatos, la peli-negra se topó con su amiga de lentes la cual la veía atentamente.

-Hola Alis...yo lo siento por no hablarte- su voz era entrecortada- sé que te has sentido sola...no sé por qué no he podido hablarte – en sus ojos se podía ver la culpa.

-No...no te preocupes Chisato- la peli-negra trataba de tranquilizar a su amiga, pero por desgracia para Alis, Mera quería tomar su mano, por lo que la joven retrocedió rápidamente- lo siento Mera...pero ya se me hace tarde- la joven esquivó rápidamente a su amiga para después salir corriendo rumbo a su casa.

Todo esto paso bajo la atenta mirada del psíquico el cual solo podía contemplar todo esto con el ceño fruncido, pensó que la joven se alegraría de poder hablar con Mera, pero esta solo la esquivo, pero siendo sincero con el no creyó que la peli-roja pudiera recordar que deseaba irse con Suzuki después de haberle implantado la idea de irse a su trabajo, teniendo en cuenta que hoy seria día de pago en la cafetería Mami, en la cual habían despedido a la mestiza por la intervención del psíquico...para ese punto ya no sabía si lo que hacía estaba bien, pensaba que después de acorralarla esta iría a enfrentarlo mostrándole su verdadera cara, pero en vez de eso esta se había vuelto en un alma en pena, el peli-rosa no sabía si esta era una estrategia para confundirlo o tal vez trataba de apelar al lado humano del psíquico, pero sea lo que hiciera la joven le provocaba un dolor en el pecho a este.

-Ella me odia verdad...pero es mi culpa por ignorarla, ya sabía que ella no le gustaba estar sola, yo sabía lo difícil que le era confiar en alguien...Uh?...hola Saiki creo que te preguntaras porque estoy así, pero esto no es nada- la joven estaba secándose su lentes empañados dispuesta a irse- oye Saiki podrías darle esto a Alis, es su libro favorito...no creo poder verla a los ojos.

El psíquico no sabía si fueran las palabras, la mirada de su compañera o tal vez el deseo de ver a la que considero su amiga, pero tomo el libro de pasta antigua cuyo único adorno eran las letras doras, en manuscrita con la palabra Alicia en el país de las maravillas, algo gracioso de cierto modo, tomando en cuenta que el nombre de la joven era Alicia y este era su libro favorito. Tomo con delicadeza el libro entre sus manos, mientras lo habría para comenzar a ojearlo...notando como en la primera hoja había una dedicatoria dirigida a una tal Akira, algo extraño tomando en cuenta que el libro estaba en posesión de la joven. Un escalofrió paso por la columna del joven al pensar que este podría ser algún trofeo de alguna de sus víctimas, siendo esta idea desechada al instante ya que su guante se rompió, permitiéndole tener un recuerdo de su dueño.

-Qué es esto- una mujer con rasgos asiáticos se veía feliz mientras abrió la envoltura de su regalo- no debías molestarte.

-Oh vamos, sé que te gusta este cuento...y que necesitabas algo que leerle al bebe que no sean libros de ciencias o medicina- una voz conocida se presentó en el recuerdo, siendo seguida por unos brazos que rodeaban la cintura de la mujer dejando ver al científico encargado de la USSP- todo sea para la luz más brillante que ha existido en mi vida.

El psíquico salió abruptamente del recuerdo, sintiéndose realmente mareado, pero tomando con más firmeza en libro en sus manos, después de aceptar el favor de su compañera, para poder irse a su casa donde seguiría con las visiones que le daba el libro. Por otro lado una joven se encontraba llegando a su departamento para tener un poco de paz, por desgracia para ella nunca tendría paz.

-Es un gusto verte Darling- aquella pronunciación perfecta en Ingles logro tomar la atención de la joven, enfocando está en el joven de cabellos rubios y ojos azules.


HASTA QUE TU MUERTE NOS SEPAREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora