De vuelta al pasado el peli-rosa se encontraba arreglando todo lo que pudiera delatar su presencia en ese tiempo, claro que todo esto mientras seguía poseyendo el cuerpo femenino de antes y usando su invisibilidad, cuidando de no provocar más efectos mariposa. Ya estaba todo listo para regresar a su tiempo cuando su yo del pasado hizo algo que en sus recuerdos no estaba.
-Pero que está haciendo...que yo recuerde después de todo lo que sucedió en la escuela yo...esperen...que fue lo que hice después de ir a la escuela el día que salve a Akechi- tal vez era algo simple, pero en su vida el psíquico podía olvidar algo, aunque quisiera olvidarlo como en este caso, no podía...entonces- como se me pudo pasar de alto todo este tiempo el hecho de que no recuerdo nada antes de llegar a mi cada este día.
En ese momento la curiosidad pudo más que el sentido común de este, por lo que decidió ignorar a su sentido común otra vez. Y es que al parecer el joven psíquico no había aprendido nada de hacerle caso a su sentido común, al parecer el incidente del barco, los bucles y la llegada de Suzuki no fueran suficientes para que aprendiera la lección.
Después de un rato el pequeño Saiki había tomado otra ruta de la que habitualmente tomaba, ya que al parecer su pequeño yo, quería despejarse de todo lo que paso ese día por lo que tomo un camino más largo que el solía tomar. No había sucedido nada fuera de eso por lo que el psíquico mayor decidió no tomarle importancia al asunto y estaba a punto de irse si no fuera porque su yo del pasado se detuvo derrepente mientras observaba algo con demasiada atención.
-Es....una...muñeca- la casi imperceptible voz del pequeño Kusuo tomó por sorpresa a su versión mayor, la cual solo pudo voltear a la dirección en la se encontraba mirando el pequeño peli-rosa.
Para su sorpresa cerca de los rosales de un parque localizado por la ruta que el pequeño Kusuo había tomado se encontraba una niña de complexión frágil, con unos cortos cabellos rizados de color negros, que estaban por debajo de sus hombros...por desgracia su ropa parecía ser solo un camisón blanco, ya que esta no tenia zapatos y su blanca piel estaba llena de lo que parecían ser moretones y algunas vendas algo sucias. Pero lo que más asombro al psíquico eran sus ojos de la pequeña niña, no pudo evitar pensar en la joven mestiza que le ponía el corazón en la boca, el parecido con aquella pequeña era enorme...pero no podía ser su Alis verdad, hasta donde sabia de ella, la primera vez que piso fue cuando le dieron el encargo de eliminarlo.
Mientras el psíquico mayor se encontraba analizando por qué esa pequeña niña se parecía tanto a la joven peli-negra que conocía, su versión más pequeña ya se había acercado aquella niña, al parecer el pequeño Kusuo se encontraba intrigado por esa pequeña con apariencia de porcelana. Al principio el menor no quería acercarse, pero mientras más miraba a esa pequeña niña, más fuerte era la necesidad de acercarse a ella, era como si alguna fuerza lo invitara para hablar con ella.
-Hola- por fin decidió hablarle- ¿Qué... haces aquí?- el pequeño se sentía nervioso, era la primera vez que sentía la necesidad de acercarse a alguien.
La niña ya había sentido la presencia del pequeño Saiki cerca de ella, por lo que ya se había volteado a ver quién era el que se acercaba cuándo la imagen de un pequeño niño de cabellera rosa y mejillas coloradas, la niña solo se encontraba viendo fijamente al pequeño peli-rosa el cual solo se encontraba jugando sus manos.
-Que tienes niño- la pequeña se empezaba a sentir ansiosa por no escuchar ninguna palabra del niño- no puedes hablar- la pequeña solo se encontraba analizando las expresiones del niño.
Mientras el pequeño Kusuo veía sorprendido a la niña de piel de porcelana, la cual se encontraba expectante por cualquier movimiento de parte del pequeño niño.
-No me escuchas- el pequeño se encontraba expectante por la reacción de la niña, la cual solo seguían clavando sus ojos cafés en los magenta de el- aho..ra si me es...cu...chas- hacía años que el pequeño no había hablado, es mas no recordaba la última vez que lo había hecho.
-Entonces si sabes hablar- la pequeña ya se encontraba más tranquila al escuchar la voz del niño- casi no hablas verdad.
-No...es algo que haga mucho- su garganta no estaba acostumbrada a esto, por lo general se comunicaba de manera mental.
-Tu cabello es lindo- la niña no pudo evitar mencionarlo, le parecía lindo ese color, era un color que ella no conocía, por lo general su vida estaba rodeada de colores lúgubres- siempre ha sido así.
-Si...- la pequeña niña lo había sorprendido, su reacción fue tan linda que le provoco un sonrojo más fuerte, por alguna razón esa niña le agradaba mucho- vienes mucho aquí o vives cerca de aquí- el pequeño peli-rosa se sentía estúpido preguntando aquello, pero de verdad deseaba volver a ver a la niña de rizos negros.
-No...de hecho no soy...no vivo cerca de aquí y tu- la niña también quería saber más de aquel niño que a sus ojos era tan lindo.
-No...de hecho vivo más lejos- de repente el semblante del niño se volvió más serio al recordar el accidente con su amigo rubio- pero tengo miedo que llegar...por mi culpa mis padres tienen muchos problemas- en ese tiempo el pequeño Kusuo odia el ser tan diferente a las demás personas.
-Enserio?- aunque la niña no lo pareciera ya era lo suficiente madura como para saber que ese pequeño niño tenía serios problemas- creo que no deberías tener esas preocupaciones, deberías disfrutar de la vida y si hay algo que estoy segura es que un familia se apoya en las buenas y en las malas- si fuera otra persona fuera el que viera a la joven pensaría que seguramente no sabía nada, pero a los ojos del pequeño psíquico podía ver como en esos ojos opacos surgía un leve brillo.
El pequeño peli-rosa se quedó sorprendido por la respuesta del niño, ahora no se sentía tan estúpido por acercar a esa pequeña niña, pero ahora el pequeño psíquico se sentía un tonto por haber soltado ese nudo que tenía en su garganta sin haberle preguntando el nombre de la niña de porcelana.
-Dime cómo te llamas-le pregunto el niño de cabellos rosas.
-No lo sé...nunca me han dado un nombre- le respondió la niña vestida de harapos.
El joven solo se dedicaba a ver a la joven, a simple vista la podría confundirla con una muñeca de porcelana, el niño trato de tomar sus manos pero esta fue jalada por un hombre mayor.
-Vámonos maldito monstruo- contesto mientras este jalaba a la niña.
Esta solo se dedicaba a ver ala niño que se le quedaba viendo con una cara neutra. En ese momento el pequeño Kusuo tuvo que realizar un esfuerzo inhumano para no sacar volando al hombre de facciones asiáticas el cual estaba tomando el brazo de la pequeña niña con un guante negro el cual estaba dejando una marca roja en el brazo de esta.
-Un momento...te conozco de alguna parte niño- de un momento a otro el hombre se giró sobre sus talones con una mirada seria.
-No...señor- la mirada del niño era sombría y su voz gélida.
-Tsk...malditos mocosos por eso no me gustaría volver a tenerlos- el hombre solo siguió caminando mientras refunfuñaba.
Todo esto pasaba delante de los ojos del psíquico mayor el cual no podía estar más confundido que nunca, él sabía que algo así no podía borrarse de su mente, más si esto le provoco tal impacto en su vida de infante y tenía que ver con Suzuki, porque estaba más que seguro que esa niña pequeña tenia conexión con la joven mestiza que conocía.
-Oye Kusuo grande me podrías hacer un favor- la voz infantil de un pequeño rubio le provoco un escalofrió.
-Kusuke...
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HASTA QUE TU MUERTE NOS SEPARE
Fanfiction-Dime cómo te llamas-le pregunto el niño de cabellos rosas. -No lo sé...nunca me han dado un nombre- le respondió la niña vestida de harapos. El joven solo se dedicaba a ver a la joven, a simple vista la podría confundirla con una muñeca de porcelan...