⬜1

1.4K 55 7
                                    

  
                                                                                             PASADO
Vendí las últimas frutas que quedaban en mi canasta y miré el cielo; ya estaba completamente oscuro. Hoy eran de esas noches en donde ni siquiera la luz de la luna puede iluminar mi camino. Até un pañuelo en mi cabeza y cargué con la canasta vacía sobre mi hombro. Me dolían un poco las piernas por estar todo el día de pie, por lo que el camino iba a ser algo lento, pero estaba feliz de haberlo vendido todo y llevar algo de dinero a la casa.

La noche estaba fresca, y había una fina neblina que opacaba mi vista frente a mí. Para llegar a casa tenía que cruzar un bosque. No era un bosque tan grande, pero era confuso para las personas que tenían por primera vez cruzarlo. Agradezco a mis padres que desde que era una niña me enseñaron el camino correcto y más seguro, ya que si fuese así, algo podría ocurrirme.

Comencé a cantar una canción suave para no sentirme sola, porque esta es la primera noche que siento que algo me va a suceder.

Acelere mi paso hacia casa, ya que la sensación de caminar tan oscura y bajo esta fina niebla, no me agradaba para nada. Hace un tiempo, mi padre me contó un cuento, era de unos grandes cazadores de demonios que estaban escondidos del gobierno y se encargaban de aniquilar a esas criaturas. Padre me decía que era una leyenda, que no debía creer en esas cosas, pero siempre me quedaba admirando la espada que reposaba sobre unos palos de madera.

Nunca quise preguntarle, y creo que jamás lo haré.

Al llegar a casa, un olor nauseabundo inundó mis fosas nasales. La sangre en la entrada me alarmó. Solté la canasta y sin pensarlo dos veces, abrí la puerta y la escena dentro era de terror; muebles, sillas, utensilios..., en todas partes. Sangre en las paredes y ropas esparcidas por el suelo.

—¿Mamá..., papá...? —llamé sin recibir respuesta.

El olor era tan fuerte que tuve que poner mi mano sobre mi boca y nariz. Un sonido en la cocina llamó mi atención, era de alguien comiendo, por lo que rápidamente me acerqué a la pared en donde descansaba la espada de papá y la saqué de su funda. Era mi primera vez tomando un arma blanca para defenderme, y me sentía terriblemente mal. Si era un lobo o algún animal salvaje, sentiría pesar de asesinarlo con mis propias manos.

Con mis manos temblando a mil, me acerqué cuidadosamente a la cocina, aquel sonido se seguía produciendo. Abrí lentamente la puerta y la escena aquí era grotesca, tan así, que comencé a vomitar ahí mismo. Habían intestinos, extremidades y dedos por todas partes, como si aquel ser los hubiera tirado porque no les gustaba.

Esa criatura, se dio cuenta de mi presencia, por lo que rápidamente se puso de pie y se dio la vuelta. Yo, a duras penas, alcé mi mirada y la espada.

—¿M-mis padres? —le pregunté a ese ser grotesco, era horrible. Tenía mucho pelo, cuatro ojos, y era de un color verde musgo.

Mi mirada se desvió a su mano y sentí mi corazón detenerse. Ahí estaba la cabeza de mi madre, sus ojos estaban asustados y con lágrimas acumuladas. Papá... él no estaba, no había nada más que sus prendas en el suelo lleno de sangre.

—¡Maldito monstruo! —grité furiosa. ¿Qué era esa criatura?

Ese ser, me observó y tiró la cabeza de mi madre al suelo, luego lamió sus labios y sonrió.

—Han pasado años desde que he comido a una jovencita. Tu carne se ve fresca.

Sentí náuseas.

—¡N-ni si te ocurra acercarme a mí!

El demonio rió.

—¡Puedo sentir tu miedo hasta aquí! Tus padres, ¿cierto? No sabían tan bien, la mujer estaba más sabrosa, pero ese viejo... no tenía sabor alguno. De todas maneras lo comí completo.

Sentí mi sangre hervir, aunque no dejaba de llorar, estaba completamente furiosa con ese monstruo enfrente mía.

No pude ni reaccionar cuando aquel ser se lanzó sobre mí. Su cuerpo era realmente pesado y me salvé por poco gracias a la espada que puse intentando detener esa asquerosa boca que intentaba morderme. Estaba atrapada, no tenía la fuerza suficiente como para pegarle una patada, además, mi cuerpo es muy pequeño y delgado.

—¡Vamos vamos, no te resistas y deja que te coma!

—¡Jamás! —grité con la voz rota.

Podría simplemente rendirme e irme con mis padres, pero...

—No lo hagas, Katsumi. —escuché la voz de mi padre y me congelé—. Tú tienes que seguir con el legado de la familia. Tú eres la única que puede seguir viviendo, no te rindas, no vengas con nosotros.

—Padre...

—Tus padres siempre te amarán. —dijo mi madre.

Sus voces se disolvieron en el aire y sentí mi corazón y pecho apretados. Observé al demonio con rabia, y solté la espada para escabullirme de allí. Al menos mi cuerpo era tan pequeño que podía caber por uno de los espacios libres de sus gigantescos brazos.

—¡Maldita mocosa, ven aquí!

Salí de la cocina y comencé a correr con todas mis fuerzas, pero esa criatura era más rápida que yo, por lo que sentí una de sus garras rasgarme mi costado izquierdo y solté un chillido a causa del dolor. Hice presión en esa zona y observé la sangre salir a grandes chorros.

—¡Con esa herida no podrás correr más lejos, ven aquí y ríndete de una vez!

No, no me voy a rendir. Mis padres confían en mí para lo que sea, debo simplemente vengarlos e intentar matar a ese monstruo. Pero no puedo. La herida no me dejaba casi ni respirar, la sangre caía y me sentía mareada, pero me debía mantener despierta. No podía dejar que ese monstruo siguiera comiendo a más personas.

Como pude, tomé una silla y se la tiré en la cara para darme la vuelta y tomar la espada nuevamente. ¿Qué debía hacer? ¿Dónde debía apuntar? La verdad era que no tenía idea.

Caí de rodillas al suelo, el monstruo sonrió y tenía la intención de abalanzarse sobre mí cuando su cabeza cayó a un costado de su cuerpo. El cuerpo comenzó a desvanecerse mientras él maldecía el hecho de no haber probado mi carne.

—Gracias... —susurré mientras bajaba mi cabeza y comenzaba a llorar—. Gracias, simplemente muchísimas gracias.

Sentí que alguien se acercaba a mi lado y hacía presión en la herida con un paño.

—Vamos, intenta ponerte de pie. Esa herida es demasiado grave. —¿un niño? No, no lo creo.

Asentí y me puse de pie mientras él me cargaba al estilo nupcial. Alcé la mirada y lo único que pude ver antes de caer inconsciente, fueron unos ojos color verde menta.

"NIEBLA" muichirou tokito x Lectora [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora