"NIEBLA" muichirou tokito x Lectora [PAUSADA]

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Amarré mi cinturón y decidí dejar mi cabello suelto. Hoy hacía frío, y estaba nublado, por lo que era ideal para los demonios salir en estas temperaturas gracias a que el sol dejaba de existir. Tenía que tener cuidado de no recibir un ataque letal, y estar atenta a todo movimiento fuera de lo común.

Hoy quería ir a ver a Katsuki-kun, Keiji-kun, y a esa abuela sabia que algo me decía que sabía de la historia de mis padres y demás.

Entré a la habitación de Tokito y me lo encontré haciéndole cosquillas a su cuervo. Me parecía una escena muy tierna.

—Hola. —me puse en cuclillas—. Voy a salir, ¿bueno? Prometo mandar a mi cuervo si algo me sucede.

Tokito me miró.

—Ni hablar. Iremos juntos.

—Muichiro-kun, deberías quedarte aquí, puede que te llamen para alguna misión e ir conmigo no sería correcto.

—¿Por qué? —tenía su rostro serio—. Yo quiero ir.

Suspiré.

—Vale, puedes acompañarme. Yo voy saliendo.

Tenía la intención de ponerme de pie, pero él me jaló de mi mano y caí en su regazo. Me acomodó como una bebé y me miró con sus ojos verde menta.

—¿Alguna vez te he dicho lo magnífica que te ves en ese traje?

—N-no. —sentí mis mejillas arder.

—Entonces no me cansaré de repetirlo hasta que muera. —susurró y besó con ternura y una lentitud agonizante—. Si es que no se me olvida.

Entre cerré mis ojos y me reí.

—Vamos antes de que sea más tarde.

Abrí levemente mis ojos, embriagada por el sabor de su boca, y lamí mis labios provocando que él pasara su lengua por éstos y luego dejara un pequeño beso en mi nariz.

—Vamos.

Me puse de pie con mis piernas temblando y salí de la finca sin la necesidad de esperarlo, pues si lo hacía, mis pensamientos perversos me ganarían.

Al llegar al pueblo sentí felicidad
Al llegar al pueblo sentí felicidad. Tokito estaba perdido mirando las nubes o los pájaros pasar mientras yo buscaba entre las personas unos ojos azules que transmitían alegría.

—¡Katsumi-neesan! —gritó Keiji de repente.

—¡Keiji-kun! —me agaché para abrazar al pequeño con cariño—. ¡Estás más grande!

—¡Eso es porque he estado entrenando para ser tan fuerte como tú!

Le miré y sonreí. Le di un besito en su frente y me puse de pie sin soltar su pequeña manito.

—¿Katsuki-kun? —pregunté mientras era guiada por él.

—¡Papá está donde la abuela Kukiko!

«¿Kukiko?» debe ser esa vieja que llamé abuela.

—Ya veo. ¿Me puedes llevar para allá?

—¡Claro! Pero antes... —se detuvo y señaló tras de nosotros—. ¿Quién es ese chico que tiene cara de querer matarme?

Tokito tenía una mirada sombría en nuestras manos, y las personas que estaban a su alrededor se daban cuenta de eso. Me reí nerviosa y me acerqué a él sin soltar la mano de Keiji.

—Keiji-kun, él es Tokito Muichiro, el Pilar de niebla.

—Pi... ¡¿Pilar?! ¡¿Ese niño?! —exclamó.

Solté una carcajada.

—Hey cara de mierda, soy mejor que tú. —le escupió a Keiji quien se puso a llorar.

Miré a Tokito con una mirada seria. Tomé a Keiji en brazos y él escondió su cabeza en el hueco de mi cuello.

—Tokito —acusé a lo que me miró y su mirada se relajó—, no le hables así. Es solo un niño.

Comencé a caminar me di cuenta de que Keiji levantó su cabeza, seguramente para hacerle burla a Tokito. Llegamos a la casa de la abuela Kukiko y Keiji se bajó de mis brazos para caminar hacia su padre.

—¡Papá, mira, es Katsumi-chan!!

Él dejó su labor para mirarme, sus ojos azules comenzaron a brillar, y cuando tenía la intención de venir a abrazarme, alguien me abrazó antes que él. Noté la mirada de decepción de Katsuki.

Suspiré. Ver a Tokito celoso era algo nuevo para mí.

—Tokito, hey, deja abrazar a mi amigo.

Él, a regañadientes, se separó de mí, así que aproveché ese momento para abrazar a Katsuki.

—Ha pasado mucho tiempo.

—Sí... —susurré para luego separarme.

—¿Has estado bien?

—Bueno... hace unos meses tuve una pelea con una luna superior. —le comenté mientras notaba que sus ojos se abrían un poco más por la sorpresa—. Fue una batalla muy dura, perdí la visión en el ojo izquierdo y recibí heridas muy graves. Dicen que es un milagro que esté viva.

—¡Pero claro! —exclamó algo irritado, se notaba su preocupación—. ¿Por qué no me dijiste nada de eso?

—No quería preocuparlos, menos que Keiji sienta miedo de querer ser un cazador.

—¡No importa, Katsumi-chan! ¡Eso solo demuestra lo fuerte y valiente que eres!

Sonreí y acaricié su cabello.

—Está bien, pero la próxima vez que estés herida o en recuperación, tienes que mandarnos una carta; nos preocupamos cuando dejamos de recibirlas.

—Sí, lo siento, fue mi error. ¿Sabes? Vine a hablar con la abuela.

—Ah, claro. Está dentro, Keiji te guiará.

—Gracias.

Keiji tomó mi mano y me guió hacia dentro de la casita. Pude sentir a Tokito seguirme también. Subimos unas escaleras y nos detuvimos frente a una puerta.

—La abuela últimamente no se ha sentido muy bien, pero estoy seguro de que le alegrará verte. La última vez que te vio, pudo ver en ti a alguien que de verdad apreciaba.

—Gracias, Keiji-kun. —le sonreí—. Hablaré con ella y luego volveré contigo para que comamos algo y... te enseñe mi espada y cómo usarla, ¿si?

Los ojitos de él comenzaron a brillar.

—¡C-claro!

Entré a la habitación con Tokito a la siga. La verdad es que me daba lo mismo que él estuviera en la conversación, pues generalmente anda en las nubes. La habitación estaba a oscuras, a excepción de una lámpara de aceite que iluminaba la cama en donde reposaba la abuela.

—Con permiso, soy Tsukkishima Katsumi.

—Ah, querida, adelante. Estuve esperando este día durante meses. Tomen asiento, ¿es tu novio aquel chiquillo? —preguntó con voz dulce.

Miré a Tokito quien estaba mirando un punto fijo, pero al escuchar la pregunta, giró bruscamente hacia la abuela.

—Sí, soy su novio.

«Ah, bueno». Sentí mi estómago apretarse.

—Hacen una muy linda pareja. —dijo y comenzó a toser. Rápidamente me acerqué a ella y le ayudé a beber un poco de agua.

—Tranquila, no tiene que esforzarse mucho al hablar. Keiji-kun me contó que últimamente no ha estado bien.

—Eso es correcto, pero no podía morir sin antes contarte el legado de la familia Tsukkishima.

En ese momento, sentí el verdadero terror.