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Habían pasado dos días y hoy Shinobu-san me citó al entrenamiento. Las tres pequeños, y Aoi me saludaron y yo hice una pequeña reverencia.

—Encantada de entrenar con ustedes.

—¿Ya estás mejor de tu herida, Katsumi-san? —preguntó Sumi-chan.

—Sí, mucho mejor. Me quedará una cicatriz, pero bueno, la tomaré como un recuerdo a superar. —sonreí para mí y sentí a las pequeñas soltar un sonido de ternura.

—Bien, entonces podemos comenzar con el entrenamiento. Primero te estirarás, luego un juego de reflejos con Kanao, y finalmente intentarás atraparme, si logras hacer eso, el entrenamiento se dará por finalizado. Además, Shinobu-sama nos dijo que si tu costado comienza a molestarte, nos dijeras y el entrenamiento se para hasta nuevo aviso.

—Entendido, gracias.

El entrenamiento duró algunas horas y terminé completamente empapada, con el cuerpo dolido y cansada. Parecía un zombie caminando por los pasillos de la finca mariposa. Alguien corriendo por mi lado, chocó mi hombro haciendo que yo chocara con la pared, no logré verlo ya que parecía niebla.

—Pobre de mí... —dije pero me alarmé cuando vi en el suelo sangre.

—¡Tokito-kun, vuelve para acá! —gritó Shinobu-san apareciendo a mi lado.

—Shinobu-san, ¿qué ocurre?

—Oh, Katsumi-san. Tokito-kun llegó algo herido de su misión y no quiere que le inyecte el analgésico.

Parpadeé.

—¿Eh? ¿Cuántos años tiene?

—Catorce. —respondió y suspiró—. Me rindo, ¿puedes ir a verlo, Katsumi-san? Trata de persuadirlo para que vaya a una de las habitaciones.

—Claro. —respondí y comencé a caminar.

¿Tiene catorce? Qué jovencito. Solté una carcajada, de todos modos, soy un año mayor.

Caminé y seguí el rastro de sangre. Era una herida profunda, o eso pensaba yo. Lo encontré sentado en una banquita de madera, estaba con los ojos cerrados disfrutando de lo fresco de la noche.

—Eh, Tokito-kun, Shinobu-san te está buscando. —le comenté.

Él me miró sin ninguna expresión en su cara.

—¿Te conozco?

«¡¿Eh?!», quise gritar, pero claramente no lo hice. Tokito no parece ser un chico que esté atento o consciente de lo que hace. Además... es normal que no me recuerde, pues ha salvado a tantas personas que mi cara debe haberse esfumado.

—Espera —dijo y observó con más detenimiento mi rostro. Me asusté porque pensé que podría tener algo, además mi aspecto ahora mismo no es para nada favorable—, te conozco. Eres esa chica que salvé de un demonio asqueroso.

—Sí, creo. —le respondí, porque pudo ser otra chica que salvó de otro demonio asqueroso—. Shinobu-san pide que vayas a verla a una habitación, tienes que inyectarte aquella medicina porque te puede salvar de alguna infección.

Me acerqué a él y me puse de cuclillas.

—Si te dan miedo las inyecciones... puedo sostener tu mano. —le susurré—. Mi madre hacía eso conmigo, y resultaba, ya que le tenía confianza en que no iba a doler. Claro está que tú no me tienes confianza a mí, pero si no te molesta, puedo hacerlo. Tómalo como un gracias por haberme salvado aquel día.

Tokito me miró y asintió. Sonreí y en silencio nos dirigimos a la habitación en donde estaría Shinobu-san. Abrí la puerta y ahí estaba ella con una sonrisa y la jeringa en sus manos. Esa sonrisa tan amable en estos momentos parecía de miedo.

—Tokito-kun... sabes que no me gusta que mis pacientes escapen de mí. —dijo calmada.

—Sí, lo sé... lo siento.

—Katsumi-san, puedes retirarte e ir a dormir. Gracias por traerlo.

—De nada, pero me quedaré con él, le hice una promesa.

Tokito se sentó en la camilla y yo tomé su mano con delicadeza. Shinobu-san procedió a ponerle la inyección y él apretó su agarre. Sentí algo de ternura, por lo que esbocé una pequeña sonrisa.

—Hemos terminado. Ahora limpiaré tus heridas y puedes retirarte.

Solté su mano y la sentí fría enseguida.

—Ahora me retiro. Un gusto verlos.

Ellos se despidieron y salí de la habitación con mis mejillas calientes. ¿Por qué? ¿Por qué siento mis mejillas calientes después de haber sentido su mano en contacto con la mía? No debería sentirme así.

Me di una ducha y me fui a dormir enseguida ya que mi cuerpo estaba completamente exhausta.

Me di una ducha y me fui a dormir enseguida ya que mi cuerpo estaba completamente exhausta
—Esto es imposible. —susurré mientras caminaba sin hacer algún ruido alguno, pues habían algunos cazadores heridos y estaban durmiendo.

La finca mariposa era un lugar tranquilo para mí, pues la compañía de Shinobu-san y las niñas era realmente agradable y divertida. El entrenamiento era la única parte del día que no me agradaba para nada, pues me era imposible ganarle a Kanao en el juego de las pilladas. Pude ganarle en la de reflejos, pero en esa, estoy estancada.

Me puse a pensar en papá, mi gran pregunta es qué hacía una espada en casa. Pudo haber sido de mis ancestros, pero él jamás me contó su historia. ¿Podría haber sido un cazador de demonios? Lo más probable, pero cómo. Padre era una persona amable, tranquila y no era para nada conflictiva, imaginarlo con una espada en sus manos se me hacía bastante difícil.

Decidí no darme una ducha, ya que estaba tan agotada que casi me caí y me dormí en el suelo. Me acosté en el futón y tapé mi cuerpo completo. Quería ir a casa a sacar algunas cosas importantes y recuerdos de mis padres, aunque los recuerdos más importantes son los objetos que Tokito-kun me trajo.

Tokito-kun, ¿cómo estará de su herida? Espero que bien.

Suspiré y me di la vuelta para finalmente caer al país de los sueños.

"NIEBLA" muichirou tokito x Lectora [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora