7⬜

351 30 30
                                    

Puse un futón en la habitación que se quedará Rui, y le di las buenas noches antes de dirigirme a la habitación de Tokito. Quería preguntarle cómo le fue en su misión, pues se había retirado de la mesa tiempo después de comer con la excusa de que debía descansar, pero algo en su mirada me hacía pensar lo contrario.

-Soy yo. -anuncié mientras abría la puerta lentamente.

Error mío. Tokito estaba sin la parte de arriba de su traje limpiando una de sus heridas mientras estaba acostado. Me quedé observando su cuerpo trabajado como una boba, pues agradecía que él fuera distraído e inocente como para no darse cuenta de mis miradas pervertidas.

-Ah, Katsumi-san.

Le sonreí ignorando el rubor de mis mejillas y pasé cerrando la puerta. Me puse de cuclillas a su lado y robé los algodones de sus manos para limpiar la herida.

-¿Te encuentras bien? -le pregunté en un susurro.

-Sí, me duele un poco el cuerpo. Ese demonio me dio mucha pelea.

-Ya veo. Si necesitas algo no dudes en llamarme, ¿bueno?

Tokito asintió y cuando estaba apunto de ponerme de pie, él tomó mi mano. Miré su rostro y me sorprendí verlo completamente sonrojado. Llevé una mano a su frente.

-¿Tienes fiebre? -no, definitivamente no tiene fiebre.

-¿Puedes... puedes quedarte sosteniendo mi mano hasta que me quede dormido?

Abrí un poco mis ojos ante su pregunta. Durante los meses que lo llevo conociendo, no he vuelto a tomar su mano desde esa vez en el pueblo, pero verlo tan vulnerable y tierno, jamás me podría negar a esa petición.

-Claro, me quedaré contigo hasta que te duermas.

-Gracias.

Tomé su mano con delicadeza y comencé a trazar pequeños círculos por el dorso de ésta. Tenía una mano pequeña y delicada. Tokito cerró sus ojos y sentí que su respiración poco a poco se fue relajando hasta que el agarre de su mano se aflojó. Dibujé una sonrisa cansada y me puse de pie para mirarle una última vez y salir de su habitación para ir a la mía.

Dibujé una sonrisa cansada y me puse de pie para mirarle una última vez y salir de su habitación para ir a la mía
Hoy había amanecido nublado, y una espesa neblina decoraba el jardín trasero de la finca de Tokito. Bebí el té verde con lentitud y saludé a Rui quien se acercaba a mí a pasos lentos.

-Buenos días.

-Hola, ¿dormiste bien?

-Sí, súper bien. Hace mucho tiempo que no dormía tan cómoda.

-Me alegro.

-Hoy me iré, de verdad estoy muy agradecida contigo y con Tokito-kun por permitirme quedarme.

-De nada, puedes venir cuando gustes, de verdad. Espero que encuentres el camino que andes buscando.

Rui me sonrió.

-Gracias, espero lo mismo de ti. -tomó una de mis manos-. Y espero que seas muy feliz con Tokito-kun.

-¿Eh? -sentí que mis mejillas se calentaron-. Él y yo somos amigos, algo así como mejores amigos, casi hermanos, familia. -aclaré.

Rui me lanzó una mirada pícara.

-¿Solo amigos? De lo único que pude darme cuenta las pocas horas que llevo aquí es que Tokito-kun de verdad tiene un trato especial contigo. Además, solo te sonríe a ti. A mí jamás me dirigió la mirada.

Suspiré.

-Tokito-kun es una persona distraída, no capta mucho lo que sucede a su alrededor. Sin embargo, lo admiro por lo fuerte que es.

-Ya veo, es admiración. -soltó pero había rastro de diversión en aquella dulce y suave voz-. Me iré ahora.

-Oh, ¿no comerás nada?

-No, gracias.

-Entonces al menos déjame darte algunos onigiris para que comas en el camino.

-Está bien.

Le hice una pequeña bolsa llena de onigiris rellenos de salmón, legumbres y otras cosas para que no se aburriera de un mismo sabor, y caminé hasta la entrada de la finca. Rui me dio un abrazo y comenzó a caminar.

-¡Lánzate hacia Tokito-kun, Katsumi-chan!

La ignoré y simplemente moví mi mano en forma de despedida.

Entré a la finca justo cuando Tokito estaba caminando a la cocina con sus pies siendo arrastrados.

-Buenos días. -le dije algo nerviosa. La imagen de su torso desnudo no se ha borrado de mi mente desde anoche.

-Hola. -su voz ronca produjo un escalofrío por todo mi cuerpo-. ¿Qué hora es?

-De acuerdo a la neblina, deben ser más de las ocho.

-Ya veo.

-Siéntate, te traeré el desayuno.

Él me obedeció y yo me acerqué a la mesita para sacar algunos pasteles que compré ayer. Le serví té y dejé todo encima de la mesa. Agradecimos por la comida y en silencio, cada uno comió su porción.

-Se acerca la selección final, ¿nerviosa?

-Algo. -roce mis manos-. Estoy ansiosa, me siento preparada.

Él asintió.

-Tengo fe en ti. Hace unos meses eras tan cobarde en tomar una espada, pero ahora no te da pena o miedo andar con una.

-Sí, lo sé. Es todo gracias a ti. Eres un gran maestro y me esforzaré para que te sientas orgulloso de tu Tsuguko.

Tokito me miró fijamente y esbozó una sonrisa cálida.

-Ya estoy orgulloso.

Sentí una sensación cálida en mi corazón.

-¿Tienes alguna misión? -cuestioné intentando cambiar el ambiente.

-No lo sé, mi cuervo no me ha avisado nada.

-Ya veo. Estaba pensando ir a ver a Shinobu-san y a las niñas.

-Vamos, te acompaño.

-No es necesario, puedo ir sola.

-No, ya dije que te acompañaba. Puede que se nos haga de tarde y no tienes una espada para protegerte.

-La tengo, y la llevaré conmigo.

-Da igual. Iremos y punto.

-Está bien. -me rendí. Discutir con Tokito no tenía sentido-. Deja ponerme ropa y salimos enseguida.

-Bien, te espero.

Entré a la habitación y me puse un vestido gris con bordados negros y un cinturón blanco en mi cintura para colgar la espada. Podía defenderme sola, eso es lo quería creer, había entrenado por muchos meses, y aunque todavía no alcanzaba el nivel de Tokito, era suficiente para sobrevivir esos siete días en la selección final.

-Estoy lista, vamos. -le comenté y salí de la finca para ponerme en marcha.

Podía esperar por Tokito, pero muchas veces se distraía con la más mínima cosa que encontraba en el camino. Me di la vuelta a no sentirlo a mi lado y lo vi observando una flor.

-Tokito, vamos, si nos demoramos provocará que lleguemos a casa más tarde.

-¿Cómo se llamaba esta flor?

-Sumire, significa un pequeño amor, sinceridad y pequeña alegría.

Tokito me miró y sus ojos comenzaron a brillar. Arrancó una flor y la puso a un lado de mi cabello.

-Tú... eres mi pequeña alegría.

"NIEBLA" muichirou tokito x Lectora [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora