Alison
—¡Apriétalo más! — ordeno la chica.
—Gillian, te hará daño. — intente hacerla entrar en razón.
—No me importa. Debo verme perfecta.
—¿No era más fácil comprar un vestido con cierre? Sabes perfectamente que el corsé es innecesario.
—Tú dedícate a apretar los cordones bien y ya.
La modista de la madre de Gillian nos acompañaba en la habitación. Había traído con ella un ejército de mujeres expertas en peinar, maquillar, vestir y dejar al cliente tal y como este hubiese pedido.
Dos mujeres me pidieron hacerme a un lado y ellas tomaron mi lugar. Jalaron los cordones con tanto ahínco, que el cuerpo de Gillian tambaleo un poco. Después de que su cintura se viera asentada, y su delgado, pero escultural cuerpo se viera ceñido, las mujeres trajeron una crinolina algo exagerada, después pusieron sobre ella, varias faldas de amplias y esponjosas telas. 7 en total. Por último, un hermoso, delicado y muy amplio vestido color azul rey fue puesto sobre la chica.
Era un vestido realmente precioso. Con tela brillante, figuras doradas adornando la falda desde el ras del piso hasta casi llegar al talle. La parte superior hecha con tela negra. Las mangas tres cuartos, terminando con una parte de tela abullonada, siendo delineada en los extremos por más detalles dorados. Los hombros descubiertos le daban la característica sensualidad en ella. Su delgada y definida cintura hacía resaltar la silueta del vestido.
El vuelo y amplitud de la falda eran demasiado para mi gusto. Tanta tela debía pesar.
Mientras yo admiraba lo fabulosa e impresionante que la chica se veía. Ella se miraba en el espejo de cuerpo completo frente a ella. Orgullosa, feliz, encantada y con una sonrisa de victoria en el rostro. Sin duda alguna sabía que su elección robaría miradas en el evento.
Las mujeres le pusieron los delicados y cortos guantes color negro. Le entregaron un abanico dorado adornado con tela negra en los extremos. Una fina gargantilla dorada resplandeció en su cuello y unos largos, magníficos y elegantes aretes, adornaron su rostro.
Su rubia cabellera había sido peinada con una media coleta con volumen a los costados, y bucles en la parte suelta del cabello y del flequillo. Ahora una chica le entregaba a la modista una magna corona. La colocaron en su cabeza, resaltando la altivez de la chica. Su maquillaje era sencillo, discreto y natural. Perfecto para resaltar sus tentadores ojos azul claro. Sin duda la chica sería el centro de atención esta noche.
—Me siento como una reina. — declaro, mirándose asombrada.
—Eres una reina, querida. — idolatro la modista.
—Tienes tanta razón, Selene. — afirmo Gillian, dándole crédito a la mujer.
—Ahora es tu turno, cariño. — todas las mujeres me miraron y yo solo quería salir huyendo de la habitación.
Después de algunos jaloneos, brochazos, tela y tenazas para peinar, ahora yo estaba frente al espejo. Un vestido color hueso se cernía sobre mí. Era lindo y sencillo, con pequeñas flores estampadas en la falda y el corsé. Una especie de encaje cubría mis hombros y pecho, solo dejando descubierta mi clavícula. Unos guantes largos cubriendo mis brazos, con un abanico del mismo color sostenido por mis manos. Un collar un poco extravagante de perlas adornando mi cuello. El cabello castaño recogido en un chongo trenzado de la parte de atrás, con algunos rizos enfrente. Una sencilla y elegante tiara plateada adornando la parte delantera del peinado. Haciéndolo aún más hermoso. Unas pequeñas perlas como pendientes. Un maquillaje natural en el que resaltaban unos labios rosados. Sonreí ante mi imagen. Había superado mis expectativas, se sentía como estar en un sueño.
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Caught
Mister / ThrillerDicen que los pequeños pueblos esconden misterios. Que los amigos guardan secretos. Que en los bosques la gente desaparece. Y qué un crimen no siempre se resuelve. No necesitas mucho para investigar la muerte de tu mejor amigo. Tal vez solo necesita...