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En el primer recreo fue a los cambiadores que utilizaban los del equipo de fútbol después de un partido, sabía que a aquella hora no había nadie allí; o no tendría que haberlo.

Poco después de que se sentara en una de las bancas de aquel lugar tres personas entraron llamando su atención. Como era de esperarse eran los que solían agredirlo a menudo.

Lo único que alcanzó a hacer antes de recibir un puñetazo en el rostro fue soltar un suspiro, como dando a entender que ya estaba acostumbrado a ello y que esperaba los golpes para que minutos después se cansaran y se fueran.

Puso sus manos frente a su cara en forma de escudo, sabía que si seguían golpeándole en el rostro se le iba a hacer más difícil cubrir las heridas y demás moratones. Doyoung estaba hecho bolita en el suelo de aquel lugar, mientras se encontraba siendo golpeado por aquellos tres idiotas.

Mentiría si dijera que nunca pensó en morir de una vez por todas mientras era golpeado por sus agresores, por eso era que muchas veces se intentaba relajar mientras le golpeaban.

Esperaba el momento en el que su corazón dejara de latir para sonreír con las últimas fuerzas que le quedaran.

Pero aquella vez tampoco ocurrió aquello, alguien entró corriendo a los cambiadores y comenzó a gritar cosas que Doyoung no escuchó al estar perdido en sus pensamientos. Regresó a la realidad cuando aquella persona puso uno de sus brazos alrededor de su cintura mientras que con el otro pasaba el brazo de Doyoung por encima de sus hombros, para de ese modo ayudarle a levantarse y después sentarle en una de las bancas.

-¿Te encuentras bien?- preguntó consiguiendo que Doyoung fijara la vista en la suya -A quién engaño, es obvio que no te encuentras bien- dijo acercando su mano al rostro de Doyoung, quien rió por volver a ver a Taeyong intentando ayudarle.

-Estoy bien- dijo poniendo una expresión seria a la vez que le sujetaba de la muñeca para evitar que la mano de Taeyong tocara su rostro.

-No lo creo- dijo logrando soltarse del agarre de Doyoung para después poner sus manos sobre las mejillas del contrario mientras miraba detenidamente las heridas que tenía, ya fueran recientes o de hacía algunos días -¿Desde cuando te hacen esto?- preguntó Taeyong apartando sus manos del rostro de Doyoung para hacer contacto visual con él.

-No te importa, de todos modos ya estoy acostumbrado- dijo sonriendole falsamente sin intenciones de ocultarlo y se levantaba, acción que Taeyong impidió poniendo sus manos en los hombros del contrario para obligarle a seguir sentado en aquella banca.

Doyoung le miró esperando a que el otro hiciera algo que le diera a pensar que merecía la pena quedarse en aquel lugar con él aunque fueran unos minutos.

Taeyong comenzó a acercar su rostro al de Doyoung, como la última vez, pero más despacio, hasta que sus narices casi rozaban.

-¿Por qué no me apartas?- le preguntó Taeyong casi en un susurro mientras fijaba su vista en los labios del contrario.

Doyoung por su parte se encontraba mirando a Taeyong pero a la vez a la nada, era algo complicado de explicar.

-Porque he llegado a un punto en el que me da igual lo que me hagan- dijo y segundos después se sorprendió de que se sincerara con aquel sujeto con el que había hablado relativamente poco desde que supo de su existencia.

Taeyong fijó la vista en la suya viendo como Doyoung seguía con su expresión seria.

-Adelante, haz lo que quieras y después déjame tranquilo- dijo viendo atentamente a Taeyong, quien parecía tener mucha confianza con él, a pesar de que no era así, y le abrazó.

𝘈𝘭𝘪𝘷𝘦 𝘢𝘯𝘥 𝘥𝘦𝘢𝘥 𝘢𝘵 𝘵𝘩𝘦 𝘴𝘢𝘮𝘦 𝘵𝘪𝘮𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora