Todo lugar siempre tiene sus rincones. Rincones en los que se alberga algo que la gente suele pasar por desapercibido, o simplemente decide no darle importancia, o al menos la que se merece.
Todo tiene su lado "bueno" y su lado "malo", ya sea que esté albergado en esos rincones con tal de reprimirlos, o ya sea que simplemente predominan sobre aquel rincón.
Da igual que tan buena sea una persona o ser vivo con mínima capacidad de razonamiento, siempre hay, aunque sea, una pequeña bruma de maldad en ese rincón de su ser; capaz de contaminar en un simple momento el resto de su organismo.
Nada puede ser bueno o malo en su totalidad, nunca al cien por ciento. En esta ciudad, poblada de gente buena y honesta, repleta de hermosos y llamativos lugares de comercio, y llena de escuelas y lugares de trabajo que brindan una alta oportunidad a las personas; hay una parte... una pequeña pero retorcida parte llena de maldad.
El ser humano es la viva y más grande prueba que corroboran mis palabras. Grandes variedades de gente esparcidas por todo el mundo, más buena que mala, más mala que buena, o simplemente neutra.
Toda esta gente tiene su lado "brillante", que agrada a casi todo lo que lo rodea. Y, a su vez, también tienen su lado "oscuro", que siembra el pánico, el desagrado, y el temor en la gran parte de lo que lo rodea.
En un muelle de carga ubicado en la ciudad antes mencionada, había un almacén con grandes puertas de acero, que tenían un cartel que indicaba que la entrada estaba bloqueada.
Dentro de ella, todo era iluminado por unos pocos focos, que colgaban desde el techo. Y, sin embargo, su tenue luz apenas si iluminaba los interiores. Estaba sucio, y repleto de cajas de madera que quien sabe que contenían.
Lo resaltante, era el putrefacto olor a sangre que abundaba allí. Algunos cadáveres yacían con signos de graves quemaduras y golpes que les dejaron graves heridas. Y, sin embargo, el único sobreviviente, estaba recostado contra una de las cajas; desangrándose y esperando a que su muerte llegue.
El pelinegro que se estaba desangrando, mantenía su vista en los cinco hombres de traje al frente suyo, buscando con sus miradas alguna respuesta a todo esto en su alrededor. Sin embargo, les resultaba difícil hacerlo.
Mas allá de que no tenían ninguna pista clave a la mano, ninguno de los cinco podía apartar la vista de los ojos del desangrado. Sus dos orbes habían perdido el color que los caracterizaba, y se habían vuelto pálidos, tan pálidos como su piel. Pero eso no era lo más impactante, sino el hecho de que parecía que la vida, el alma y la esperanza en su cuerpo, antes reflejada en sus ojos, había sido robada de una forma cruel.
El pobre diablo tosió sangre, producto del agujero en vertical que había en el centro de su pecho, era un milagro que aún viviera.
Tanto los vivos como los muertos presentes, no eran más que los restos de una peligrosa banda mafiosa; que ahora estaban tan indefensos como un bebe recién nacido en medio del bosque.
—Tex, ¿Qué pasó aquí? — Quien parecía ser el líder de la banda mafiosa, se agachó frente a su hombre para preguntar.
Quien había hablado, era un hombre viejo con cabello y barba canosa, peinados de forma elegante. Sus ojos carmesíes desprendían una notable rabia y ansias de encontrar al bastardo que les había hecho esto.
—E... el que arreba... bata la es... esperanza, esta d... de vuelta. N... nos atacó — Ahogándose en su propia sangre, habló con tartamudeo y temor en sus palabras.
—¡¿Quién es?! ¡¿Quién es el bastardo que se metió a mi fabrica, mató a todo mi personal y lo destruyó todo?! ¡Mis empleados escaparon y ahora están en servicios sociales! ¡¿Tienes una mínima idea de lo que eso significa?! ¡Toda la ley esta sobre nosotros!
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Un espartano en un mundo de heroes
Science Fiction¿Que creen que causara un espartano en un mundo de héroes? Después de ciertos sucesos con los Dioses Esir son transportados a otro mundo, donde quizá encuentren paz y amor, algo que por tanto tiempo el espartano buscó