CAPITULO 4

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Algunos mese transcurrieron después de que Kratos accedió a que su hijo entrara a una escuela de héroes. El entrenamiento de Atreus se intensificó considerablemente, siempre terminaba con varios moretones en su cuerpo y en los peores casos con algún que otro hueso roto. Cuando la noche caía cenaba y se acostaba a dormir, ya que el entrenamiento del espartano era muy exigente y gastaba más energía de la que tenía.

Hoy era su cumpleaños, su padre le dijo que podía tomarse el día, solo faltaba 1 mes para el examen de ingreso y necesitaba relajarse un poco. Decidió que por la tarde saldría con sus amigos y por la noche estaría con su padre y Mimir. Cabe aclarar que su cuerpo se había desarrollado bastante en estos últimos meses, tenía una musculatura similar a la de su padre, en su cuerpo de adolescente claro. Mimir había desaparecido el último mes, según Kratos había salido en un viaje de investigación. Ahora mismo estaba frente a la puerta de su hogar, después de pasar una tarde con sus amigos, al entrar se encontró con Mimir leyendo un libro en la mesa y sobre esta había un maletín

-Ya llegué- anunció su llegada mientras se quitaba sus zapatillas  

-Hola muchacho, feliz cumpleaños- saludó Mimir

-Gracias Mimir, ¿donde esta padre?-

-No lo sé, cuando llegué no estaba aquí, como sea, ya tienes 16 ¿no?- indagó el sabio

-Así es, ¿en donde estuviste este último mes?- preguntó el ojiazul sentándose en una de las sillas al rededor de la mesa 

-Recolectando información-

-¿Para que?-

-Para tu regalo-dijo mientras abría su maletín y sacaba un pincel y un pequeño tarro de pintura azul

-¿Espera, para que es eso?-

-Es tu regalo, quítate la camiseta y recuéstate boca abajo- el chico levanto una ceja en señal de confusión-vamos, esto te ayudará a ser más fuerte

No muy seguro asintió e hizo lo que le indicaron, Mimir comenzó a pintar marcas rúnicas en la espalda y parte de los brazos del chico

-Tu padre fue muy duro con el entrenamiento ¿no?- comento al ver la cicatrices que tenía el castaño

-Si, siempre me rompía algún hueso, pero no me quejé jamás, es parte del entrenamiento soportar el dolor-

-Mph, yo he visto como Thor entrenaba a sus hijos, y al terminar siempre lloraban del dolor, eran unas niñas a mi parecer- ambos rieron por ese dato- bien ya está, no te muevas, falta el toque final-

De su maletín sacó el diente de dragón y una bolsa. Sacó un extraño polvo dorado de la bolsa y lo dejó caer sobre el diente mientras recitaba un hechizo, luego el interior del diente brillaba y expulsaba rayos amarillos. Luego comenzó a pasar el diente por las marcas que había pintado en el chico, mientras recitaba una y otra vez un hechizo, al terminar las marcas brillaron en dorado y luego se apagaron.

-¿Que me hiciste?-

-Salgamos afuera a probarlo- 

Una vez afuera Mimir le explicó a Atreus que en su viaje, había recolectado suficiente información para crear un hechizo que le permitiera controlar y generar rayos, no serian tan fuertes como los del dios del trueno, pero se acercaba a la idea 

-Trata de expulsar los relámpagos de tu cuerpo-

-Lo intentaré-

Cerró sus ojos y busco en su interior la manera de despertar el poder que Mimir le había dado. Pasados unos minutos el cuerpo de Atreus se cubrió de rayos amarillos y las marcas en su cuerpo brillaron levemente.Abrió sus ojos para verse a sí mismo y se sorprendió bastante

Un espartano en un mundo de heroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora