CAPÍTULO 22

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HA LLEGADO EL DÍA GENTE...UUFFF...ESTOY NERVIOSO XD. ESPERO QUE SEA ACEPTADA, Y QUE LES GUSTE. DIGANME SI LES GUSTA, Y SI ERA O NO LO QUE ESPERABAN.

ESTOY SEGURO DE QUE SABEN DE QUE HABLO ;-)

Una nueva mañana comenzaba en la residencia del espartano. Eran aproximadamente las 7:00 de la mañana, y se lograban oír ruidos desde la cocina. Esto porque Mimir estaba preparando un desayuno para él y los demás integrantes de esta "peculiar familia" le diría yo.

Otro ruido provenía del baño del departamento, y tras las rendijas de la puerta de este, se podía ver que la luz estaba encendida. Tras la puerta de esa habitación, se hallaba un muy agitado Kratos.

Estaba solo usando un pantalón oscuro, con su torso expuesto, mientras respiraba de manera ahogada y sudando por todo su cuerpo. En el lado izquierdo de su pecho, estaba la runa maldita, palpitando y llevando su veneno a través de las venas negras que se remarcaban en sus pectorales y llegaban hasta su cuello.

Él apretó con fuerza la bacha de baño, y levantó un poco la vista para verse al espejo. Se retorció ligeramente, y comenzó a toser sangre que manchaba el mármol blanco en donde se apoyaba.

Poco a poco, la tos cesó, pero aún seguia muy agitado. Últimamente, se estaba sobre esforzando de más, y eso lo estaba perjudicando.

-No debí desvelarme con esos mangas anoche...- Atreus bostezó de manera somnolienta, y por el mismo hecho, entró al baño sin darse cuenta de que estaba ocupado. Una curiosidad, es que su cabello había crecido bastante, tanto como para haber perdido aquel corte vikingo que antes usaba.

Y como era de suponer, su sueño desapareció en instantes, y estuvo tan despierto como si le hubieran lanzado un baldazo de agua fría. Allí lo vio, a su padre, en un estado moribundo, con sangre chorreando de su boca y una horrible marca en el lado de su corazón.

-Atreus...tranquilo. Estoy bien...- Kratos trató de calmar la angustia que poco a poco estaba saliendo a flote en el interior de su hijo, pero sus esfuerzos eran en vano.

-Estas vomitando sangre, ¿Cómo se supone que me tranquilice? - El espartano no supo que contestar ante las acusaciones del castaño, que tenía un notable temblor de manos -En nuestra pelea, en el festival de deportes, logré ver esa runa...- El chico se mostraba un poco más calmado de lo que Kratos esperaba -La marca Maldita de los Esir, leí de ella en uno de los libros que madre me dejó...- Atreus tragó en seco, y apretando un poco sus puños, hizo la pregunta que tanto temía que fuera respuesta - ¿Estas...muriendo? -

Esa pregunta a la que tanto le temía, no quería que su padre lo abandonara tan pronto, aún había tanto que quería hacer con él. Más allá del entrenamiento, quería experimentar lo que un adolescente normal sentía al pasar tiempo de calidad con su progenitor.

-Si...- Sin caso a mentir, Kratos dijo con pesar la única respuesta que Atreus no quería oír, pero que sabía que era la acertada.

- ¿Por qué...? - Kratos parpadeó unos segundos confuso, por la pregunta que Atreus había hecho con su vista tapada por su cabello castaño - ¿Por qué siempre parece que estamos destinados a que nos sucedan cosas malas? ...Mi enfermedad de niño, la muerte de madre, Baldur, Thor, Odín...y ahora esto...-

Unas gotas cayeron sobre la cerámica de porcelanato que conformaba el suelo del baño. Las lágrimas del chico comenzaron a escapar de sus ojos, y deslizarse suavemente por sus mejillas. Todo esto, bajo la mirada sorprendida del espartano.

-No...no...no quiero que te vayas...no aún...Hay muchas cosas que no hicimos... y que quiero hacer...-

Las palabras entre lagrimas de Atreus solo hicieron que su padre lo viera con compasión y tristeza, tanto como él podría representarla en su rostro. Limpiando con las vendas de su antebrazo la sangre de su boca, hizo lo que todo padre debía hacer, y envolvió a su primogénito en un abrazo protector.

Un espartano en un mundo de heroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora