CAPÍTULO 26

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SI, YA SE QUE ME TARDÉ. PERO BUENO GENTE, OJALÁ DISPUSIERA DE TODO EL TIEMPO DEL MUNDO Y TUVIERA OCHO BRAZOS PARA HACÉR TODO AL MISMO TIEMPO, COMO CIERTA PERSONA QUE ME APURA A SUBIR ESTE CAP Y LUEGO BORRA EL COMENTARIO. ACLARO, NO ESTOY ENOJADO CON QUIEN SEA QUE ME HAYA PUBLICADO ESO Y LUEGO BORRADO. PERO, ODIO QUE ME APUREN. 

SI YO PROMETO ALGO, LO VOY A CUMPLIR. NO SOY UN VENDE HUMO (FALSO).

"Luego de la tormenta, viene la calma"

Usualmente se suele decir esa metáfora, para tratar de calmar la mente y relajar el cuerpo. Si la mente se relaja, el cuerpo, por ende, descansa de la guardia alta. Pero no muchas veces esa frase es acertada, por lo menos no para todos.

Quizá, quien la diga, si logre ver un arcoíris a la vuelta de la esquina. Pero eso no quiere decir, que el que esté al lado suyo, pueda ver ese pacífico arco de multicolores. Quizás, para él, después de la tormenta, lo espera otro día nublado; amenazando con desatar un nuevo diluvio de agua y rayos en forma de desgracia sobre él.

Debido a eso, la frase: "Siempre espera lo peor", aún tiene y tendrá cabida a lo largo de la existencia. Hombres que solo conocieron la desgracia a lo largo de su vida, dejaron de sonreír y abandonaron la idea de ver el paraíso, el edén, luego del caos.

Se aferraron a aquella frase que les aseguraba que podrían morir en el próximo segundo. Y es que solo eso bastaba. Un simple segundo y un hecho insignificante era suficiente para desatar la tragedia en la vida, no solo de una, sino de toda la vida existente.

Desde el aleteo de una simple mariposa, hasta el derrocamiento de los Dioses, eran situaciones capaces de cambiar en un sentido de 180 grados la vida.

Kratos era el ejemplo perfecto. El ejemplo de víctima y causa se aplicaba en él de forma igualitaria. Algo tan estúpido, como la inseguridad de los Dioses, fue la que lo condenó a una vida que pocos y nadie desearían tener. Empezó su vida como todo humano, y hasta cierto punto, se aferró a la idea de ver la calma luego de la tormenta.

Pero, el entrenamiento en Esparta le arrebató la capacidad de sonreír por otra cosa que no sea la muerte de sus enemigos. E igualmente le sacó la capacidad de llorar, por lo que fuere. Fue entonces, cuando Ares le hizo aquella cicatriz en el ojo y en su alma; al llevarse a su hermano, que se dio cuenta que no podía esperar a que cosas buenas le sucediesen. Por lo menos, no esperaría a ver calma luego de la guerra.

Su deseo egoísta de extender el Imperio Espartano por cada rincón del continente, era una sub-proyección de su verdadero objetivo. Que Esparta fuera la potencia numero uno en el mundo, solo era una excusa para que pudiera tener algo de calma. El miedo, consumiría a sus enemigos, y eso le dejaría a él, poder disfrutar sin tantas preocupaciones de la familia que al principio formó.

Y todo esto, desencadenaría en lo que había dicho antes. Kratos, fue una víctima. Cuando los Dioses lo traicionaron y lo abandonaron, como a una herramienta que se había oxidado, causaron que la víctima se convirtiera en la causa. La causa de que la frase: "Siempre espera lo peor", obtuviera un valor que nadie, pero nadie, a lo largo de la historia podría olvidar.

Las personas inocentes alrededor del mundo, que murieron de forma injusta luego del Holocausto de los Dioses, ¿debieron esperar lo peor? Ya lo había dicho antes, fue un detalle tan insignificante y no conocido para ellos.

Nadie esperó que la furia de un único hombre, lo convirtiera en un Dios y asesino de los mismos.

Desde entonces, Kratos ha vivido con la idea, de que en el próximo segundo que parpadee; algo o alguien puede desatar el caos. Quizá había recuperado su humanidad, quizá había podido volver a sonreír, aunque sea un poco. Pero nunca, jamás, había dejado de pensar que, en el próximo respiro, podría morir.

Un espartano en un mundo de heroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora