Descubriéndote // Parte 3

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¿Y ahora qué? (A)

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Sus ojos, crispados por la ira y conteniendo la rabia, parecían cada vez más apagados. Sus manitas temblorosas parecían tener parkinson al intentar agarrar la jarra de agua para beber y sus piernas, aún bonitas, cada vez tenían más heridas por culpa de todas las veces que se había arrastrado por el suelo huyendo de él o intentando escaparse de sus enormes manazas.

Ya no tenía ni lágrimas que derramar y las vagas esperanzas que hasta hace poco seguía manteniendo se estaban esfumando a pasos agigantados. Hasta había pensado en suicidarse. Ella, a sus 15 años, había querido morir. Pero ni siquiera podía hacer eso... ¿Con qué? ¿Dejando de respirar cual niña pequeña?

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Natalia miró el reloj. Las cinco de la mañana. Al final había estado hablando con su hermana hasta las tres, es decir, que en dos horas le había dado tiempo a dormirse, soñar con aquella chica y despertarse, como hacía tiempo no pasaba, envuelta en sudor y lágrimas.

Se acercó al cuarto de su hermana.... Elena era mayor que la joven del sueño, pero pensaba que en que eso le podría pasar a ella y se ponía mala, más aún de lo que ya estaba.

La verdad es que hablar sobre todos aquellos años silenciosos con su hermana le había venido muy bien. Le pudo contar todas sus historias y lo que había vivido. Elena, a última hora, preguntaba hasta detalles morbosos que Natalia, por supuesto, no contestaba y acababan de nuevo en una lucha encarnizada de cosquillas.

Salió a la terraza y miró al cielo pidiendo un deseo: que esté bien. Esa chica, sea quien sea... que esté bien.

A las 12 del medio día el teléfono empezaba a sonar. Natalia, entre trompicones y unos cuantos "Ya va" que no sabía ni por qué decía (teniendo en cuenta que el que estuviese llamando no se iba a enterar de nada) consiguió llegar hasta el aparato.

N: No estoy...

A: ¿Qué?

N: Es broma... ¿quién es?

A: ¿Nat?

N: Sí, sí...

A: Soy Alba, te llamo del hospital

N: (¿Alba?) Di... dime

A: Salinas, no viene, estamos en cuadro. Necesitamos que le hagas el turno Nat. Ávila me ha dicho literalmente que te lo pagará con lo que quieras, jejejeje.

N: Joder Alba... Estoy con mi hermana que ha venido...

A: Ya, ya lo sé Estaba allí ¿recuerdas?

N: Es verdad...

A: Se lo he dicho a Ávila, te juro que he intentado quitarte el marrón, pero no ha colado. Lo siento.

N: (Qué mona... -sonriendo) Bueno, gracias Alba ¿A qué hora tengo que estar allí?

A: Pues... supongo que ya -contestó tímidamente y con voz de pena...

N: Ufff... darme media hora y estoy allí.

A: Lo siento.

N: No te preocupes, Elena se va a quedar una semana...

A: Salúdala de mi parte.

N: Claro, hasta ahora.

A: Ciao.

Cuando colgó el teléfono Elena estaba mirándola desde el umbral de la puerta.

E: ¿Qué hora es? -preguntaba con cara de sueño

N: Las 12 enana. No es pronto...

E: Pero ayer nos acostamos tarde...

EL BOSQUE // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora