La vida sigue // Parte 2

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Dudas

Alba entró en su casa como si el mundo se le hubiera caído encima ¿Cómo había estado tan ciega? Ella necesitaba le contacto de Natalia constantemente y, como amiga, la tocaba, la abrazaba, incluso la besaba repetidas veces desde aquel día en que se iluminó su rostro al ver de nuevos los ojos de la pediatra. Pero nunca, nunca se había parado a pensar en lo que podría estar sintiendo Natalia ¿Por qué había sido tan egoísta?

La pediatra aparcó el coche en el garaje y subió a su piso completamente desmoralizada... Alba la adoraba, lo había notado, pero no como a ella le gustaría y ese contacto entre ellas la estaba destrozando.

Se tumbó en la cama mirando al techo y se relajó todo lo que pudo esperando encontrar un halo de esperanza a la mañana siguiente.

El hospital parecía un hervidero de gente. No tenían tiempo de nada. Dos tráficos y un incendio fueron los culpables del caos esa tarde.

Alba corría de un lado a otro sin descanso y sin haber podido preguntar por Natalia en todo el turno. Lo que la enfermera no sabía, es que Natalia no había ido a trabajar, si no que había pedido un par de días libres para irse a Pamplona con Elena y aclararse un poco las ideas.

Cuando la joven de 22 años vio entrar a su hermana por la puerta a la hora de comer se abalanzó sobre ella y la estrujó casi sin dejarla respirar mientras el resto de la familia reía la escena. Habían comido, charlado y ahora, que volvían a estar las dos hermanas solas, paseaban por el jardín de la casa mientras sus padres dormían la siesta.

E: ¿Y qué vas a hacer?

N: No lo sé Elena. Alba me necesita, pero... cuando está cariñosa yo me quiero morir.

E: vaya... debería ser al contrario, ¿no?

N: Deberían ser tantas cosas...

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Por fin, en un momento de relajación, Alba se acercó hasta Teresita esperando encontrar a la pediatra en algún sitio del hospital.

A: teresita, ¿Has visto a Natalia?

T: ¿Natalia? Pero si ha pedido dos días para ir a visitar a su familia en Pamplona ¿No te lo ha dicho?

A: ¿A Pamplona? ... pues no... no sabía nada

T: Ay hija, Cómo sois tan amigas pues yo pensaba que...

A: Da igual teresita... Gracias

T: Adiós, adiós... (¿Y a esta qué le pasa ahora?)

La enfermera entró a cambiarse algo desanimada. No tenía ni idea de lo que iba a hablar con la pediatra, pero lo que sí sabía es que tenía que hablar con ella. Saberla lejos le entristecía y deseaba llamarla por teléfono. Por un lado, se recriminó de nuevo llamándose egoísta... Si Natalia deseaba estar sola ella no debía molestarla... pero por otro lado pensó que una llamada no iba a hacerle ningún daño... ¡qué ingenua!

Al llegar a casa tomó el teléfono entre sus manos y marcó un número.

Natalia estaba tendida en el suelo con Elena apoyada sobre sus piernas mientras tomaban el sol en el césped del jardín. Sintió vibrar el móvil y leyendo la pantalla suspiró.

N: Es Alba...

E: ¿Lo vas a coger?

N: Sí... supongo...

N: ¿Alba?

A: Hola Nat... ¿Qué tal estás? ¿Me ha dicho Teresita que te has ido a Pamplona un par de días?

Alba estaba nerviosa y hacía preguntas sin parar. Natalia lo notó y sonrió al pensar en cómo debería estar moviendo sus brazos en ese momento...

EL BOSQUE // AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora