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— ¿Le vas a poner Kiyo?

— Si ¿por qué?— Baji tomó al gatito que recién había rescatado — Es lindo.

Chifuyu negó su cabeza con una sonrisa en su rostro, decidió no seguir insistiendo en el nombre del pequeño gato negro, ya que sabía perfectamente porque había puesto ese nombre.

— Solo espero que Kiyomi no piense que soy extraño o algo así — Baji frunció el ceño y dejó al gato en la cama mientras lo observaba — ¿Y si le pongo otro nombre?

— ¿Cómo?

— Pancho.

— Es mejor Kiyo — el rubio negó su cabeza, era un pésimo nombre para el gato — Apuesto a que el le gustara más Kiyo que Pancho.

Baji chasqueó la lengua y se dejó caer en el suelo para perderse en sus pensamientos, aún no comprendía exactamente lo que le hacías sentir.

Pero de lo que estaba seguro, es que su corazón latía como loco cuando te miraba.

— No puedo — Baji se cruzó de brazos cuando la skate salió volando — Solo se me da bien la moto

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— No puedo — Baji se cruzó de brazos cuando la skate salió volando — Solo se me da bien la moto.

— Es fácil — tomaste la skate del suelo con una sonrisa y la pusiste frente a ti — Es cuestión de mantener el equilibro, mucho más fácil que la moto.

Baji achinó sus ojos y tomó la skate para dejarla caer en el piso y subirse en ella. Había aprendido a mantener el equilibrio en ella, pero al momento de querer empezar a patinar perdía aquel equilibrio y terminaba yéndose de lado.

— Mira... — te acercaste hacia a él cuando ya estaba encima de la skate — Baja este pie.

— Ajá — Baji hizo caso y se quedó quieto cuando tomaste su cintura para poder sostenerlo — P-pero y luego...

— Avienta el pie — tragaste saliva al percatarte de su cercanía — Y así empezarás...

Baji bajo el pie y avanzó, pero de inmediato se fue de lado ocasionando que casi te cayeras para atrás debido a que intentaste atraparlo. Su mano tomó de tu brazo y te jalo antes de que pudieras pegarte en la cabeza.

Tocaste tu pecho disimuladamente cuando sentiste como te faltaba el aire debido al susto, cerraste tus ojos e inhalaste para tratar de tranquilizarte.

— ¿Estás bien? — te miro preocupado, noto como tu rostro se torno pálido — Kiyo...

— Si... si — parpadeaste unas cuantas veces y sonreíste para que Baji no se preocupara, pero la expresión en su rostro era la misma — Pensé que iba a caerme.

Te alejaste de él y te dejaste caer en el césped para descansar un poco, cada vez que crecías tenías menos condición física.

— Kiyo — alzaste tu mirada cuando Baji te hablo desde su altura — ¿Te sientes mal?

Te quedaste callada mientras lo observabas, tú mente comenzó a divagar si era lo correcto contarle acerca de tu enfermedad, pero a la vez no querías decirle nada, ya que tenías miedo de que el se alejara como lo hacía la gente cuando se enteró.

Solo Aiko era la persona que estaba a tu lado, ni tu madre te apoyaba tanto.

— No es nada grave — lo notaste sentarte frente a ti y espero a que siguieras hablando — Simplemente batallo un poco para respirar.

— ¿Tienes asma? — reíste ligeramente y negaste tu cabeza — Sabes que puedes contarme lo que quieras.

Relamiste tus labios y tus manos empezaron a temblar, era algo complicado hablar sobre el tema. Pero Baji te hacía sentir en confianza.

— ¿Prometes no alejarte? — tu voz salió más quebrada de lo que pensabas, el inclinó un poco su cabeza para poder verte ya que habías bajado la mirada — Aunque tampoco voy a obligarte...

— Kiyo — te pusiste rígida cuando tomó tus manos entre las suyas y empezó a sobar tus nudillos para poder tranquilizarte — Todos tenemos nuestros defectos... solo es cuestión que aprendamos a vivir con ellos.

'Yo no voy a poder seguir viviendo con mi defecto'

Hablas como si fueras un señor — alzaste tu mirada para poder verlo, sentiste como un nudo se formo en tu garganta cuando te topaste con su mirada inquietante — Es una larga historia...

— Para ti tengo todo el tiempo — las palabras fluyeron con facilidad de la boca de Baji, para ese momento no le preocupaba si decía algo fuera de lugar o no.

Suspiraste pesadamente y mordiste tu mejilla pensando de que forma explicarlo. No querías sonar tan cruda ni que tampoco te importaba tanto lo que te sucedía.

— Cuando era pequeña me diagnosticaron EAC.

— ¿EAC?

— La enfermedad de la arteria coronaria, básicamente hay un bloqueo en los vasos sanguíneos de mi corazón... no llega el oxígeno correctamente.

Baji se quedó callado, pero decidiste en continuar hablando a pesar de su silencio.

— A medida que voy creciendo, mi miocardio se debilita. Hace unos cuantos años me pusieron un marcapasos — tocaste la zona en donde aquella vez tuviste ese dispositivo — Pero tampoco funcionó, ninguno de los tratamientos funcionó correctamente en mi cuerpo y al final llegue a esto, insuficiencia cardíaca... solo estoy esperando a morir Baji.

Un sentimiento de dolor se incrustó en Baji, podía sentir tus manos temblorosas y como tu voz salía quebrada a medida que contabas tu enfermedad. Iba a hablar pero lo interrumpiste.

— Mi madre no me apoya — respiraste hondo para evitar llorar — Dice que no debería de tener amigos ni nada de eso, dice que si los tengo son porque me tienen lastima de que voy a morir joven.

— Kiyomi, no digas eso — Baji apretó el agarre en tus manos — Si alguien quiere ser tu amigo es por lo que eres, eres una gran persona.

— Es la primera vez que alguien me dice algo así ¿sabes? — bajaste tu mirada algo apenada, pero esa era la realidad.

— Entonces déjame ser todas las demás primeras veces.

Te tensaste cuando escuchaste las palabras de Baji. Un ligero 'hah' salió de tu boca para verificar que habías escuchado claramente. Baji chasqueó la lengua y se puso de pie aún tomándote de las manos para que tu también lo hicieras.

— Kiyomi, quiero que todas las primeras veces que te quedan sean conmigo.

'¿Qué?'

Abriste tu boca para intentar hablar, pero nada salía de esta. Sus ojos se veían tan sinceros que no podías decir que estaba mintiendo, sus palabras estaban diciendo la verdad.

Baji relamió sus labios y te tomó de los hombros algo nervioso, quería besarte y decirte que todo estaría bien pero prefiero reprimir esas ganas. Te jalo hacia a él y te sorprendiste cuando sus brazos envolvieron tu cuerpo con demasiada fuerza, para aquel momento no pudiste controlar las lágrimas que salían de tus ojos.

Aquella vez, fue la primera vez que Baji experimentó el sentimiento de miedo, miedo de que algún día ya no respiraras más.

sad beautiful tragic | baji keisukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora