1.0

1.7K 336 93
                                    

Dejaste caer tu cuerpo en el césped mientras observabas lo linda que era la noche, el cielo estaba demasiado estrellado aquel lunes.

Giraste tu cabeza cuando observaste a Baji sentarse a tu lado, te regalo una pequeña sonrisa y miro sus pies algo nervioso. El joven no te había besado desde aquel día en tu casa, las cosas se tornaron cada vez más tensas y simplemente ignoraban el tema de que alguna vez sus labios se conectaron.

Como si nunca hubiera sucedido nada.

— Me alegra que tu madre te dejara salir — Baji recargo sus codos en el césped y observo el cielo mientras se perdía en él — También que tú ya estés mejor.

— Pensé que nunca me dejaría salir — hablaste algo nerviosa, llegaste a pensar que tú madre te dejaría encerrada de por vida — Pero aquí estamos ¿no?

Baji giró a verte cuando dijiste aquellas palabras, parpadeo un par de veces perdiéndose en tu rostro. A veces se ponía a pensar que no dudaría en perderse en ti, ni mucho menos no dudaría en ser algo más que amigos.

Pero tampoco sabía que opinabas tú.

— Me inscribí en una lista para transplantes.

— ¿Hah? — Baji casi se ahoga cuando soltaste la bomba de repente — ¿En serio Kiyo?

Soltaste un pequeño suspiro y tu mirada se conectó con la suya, creías que era algo demasiado importante y que tenías que contárselo.

Baji era importante para ti.

— Tengo que ir al doctor para que me diga que sigue después de eso... supongo que tengo que esperar a que llegue un corazón sano.

— ¿Y eso no es peligroso? — el estómago del joven comenzó a doler al hacerse muchas ideas de cómo podía terminar esa operación — ¿Estás segura?

Asentiste mientras sentías un nudo en tu garganta, todo los procesos del corazón eran peligrosos y podían ocasionarte la muerte. Sentías miedo, pero querías hacer algo para poder seguir viendo a Baji en vida.

— Si muero... ¿me seguirás pensando?

Baji se quedó sin palabras cuando te escucho hablar, el frunció su ceño para evitar que sus lágrimas empezaran a salir. Debía de admitir que el había pensado en todos los múltiples escenarios por estar a tu lado, entre ellos, la muerte.

— No hay que hablar de eso — su mano fue hasta los mechones rebeldes de tu frente y los retiró con delicadeza — Vas a vivir mucho tiempo más Kiyo.

Todo lo que se decían mutuamente era una mentira, realmente no sabían si habría un futuro por tu enfermedad, pero soñaban y anhelaban con aquel día en que pudieran estar juntos sin preocuparse de todo lo demás.

Juntos.

— Entonces ¿te quedarías conmigo? — las palabras fluyeron con facilidad de tu boca, realmente no te importaba lo que pasaría contigo en unos meses.

Querías confesarte, y si no lo hacías, ibas a arrepentirte.

— Aquí estoy contigo ¿no? — Baji soltó una ligera sonrisa ante tus palabras — Prometo siempre estar contigo.

— ¿Toda la vida?

— Las que quieras.

Reíste ante su respuesta y te sentaste en el césped con una emoción en tu estómago, sentías que no podías no evitar sonreír cuando estabas a su lado.

Baji te hacía feliz.

— ¿Recuerdas la primera vez que nos conocimos? — Baji comenzó a reír al recordar — Casi te tumbó por perseguir a Kiyo.

— ¿Kiyo? — frunciste el ceño y abriste tu boca sorprendida cuando el rostro de Baji comenzó a sonrojarse — ¿Así que el gatito se llama Kiyo?

— Es un lindo nombre — Baji hablo entre dientes algo apenado — Pero eso no tiene nada que ver con mi pregunta.

— Si lo recuerdo... lo recuerdo perfectamente.

— ¿También recuerdas la primera vez que te escapaste de tu casa?

— Pensé que me descubrirían ese día...

— ¿La primera vez que te lleve a una feria abandonada?

— Casi morimos ese día por tu culpa — sonreíste al recordar ese día, te obligo a subirte a la rueda de la fortuna y a escaparte de tu casa — Lo recuerdo.

— ¿La primera vez que fuiste en canoa?

— También.

— ¿Y la primera vez que te dije "me gustas"?

— Tam... — te quedaste callada cuando analizaste su pregunta, el rostro de Baji se suavizó de repente y reprimió una sonrisa al ver la reacción que habías tenido — ¿Qué?

— Me gustas Kiyomi, me gustas mucho.

Tu estómago se revolvió al escuchar las tres palabras que salieron de la boca de Baji, sentiste como tu cuerpo levitaba por esos segundos y tratabas de que tu respiración no sonara tan agitada.

Tu corazón se había emocionado.

— Ah... — abriste tu boca para hablar y te percataste que estabas temblaba del nerviosismo, pero querías confesarte y corresponderle — Me gustas Keisuke, más de lo que te imaginas.

Los dos guardaron silencio ante su confesión, lo único que se podía escuchar eran sus respiraciones agitadas y los grillos escondidos entre los arbustos.

Finalmente se habían confesado.

— Puedo... ¿puedo?

— Si...

Antes de que Baji pudiera acercarse a ti, te abalanzaste hacia a él y sus labios se conectaron delicadamente, uniéndolos en un tierno beso. El joven tomó tus mejillas entre sus manos y se acercó más a ti para profundizar el beso.

El toque era inocente, podía sentirse en el aire que realmente deseaban aquello los dos. Deseaban ser queridos mutuamente y que aquel momento durara para siempre.

Querían que el tiempo se detuviera.

Que hubiera un poco más para poder gozar lo que estaban sintiendo los dos.

Un amor correspondido.

Exhalaste ligeramente cuando el se alejó de tus labios, el relamió los suyos algo nervioso y no dudo en abrazarte. Sus brazos eran cálidos y recargaste tu cabeza en su hombro, estabas feliz.

Aquella vez, fue la primera vez que se confesaron sus sentimientos, siendo la luna cómplice de ello.

sad beautiful tragic | baji keisukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora