El lápiz cayó de tus manos cuando observaste al joven esconderse entre las repisas de los libros. Un sentimiento de terror entro en tu cuerpo y no dudaste en pararte para acercarte a él.
— ¿Chifuyu?
El nombrado se asustó cuando lo nombraste, este giro lentamente a verte y un pequeño grito salió de tu boca al verlo todo golpeado de su rostro.
— ¿Que te sucedió? — llevaste tu mano hacia tu estómago y observabas cada raspada que había en su piel — Chifuyu ¿te metiste en una pelea?
— No... — el negó su cabeza y decidió retirar su mirada de la tuya para ver los libros — Solo... no pasó nada Kiyomi, no te preocupes.
— Chifuyu... puedo ayudarte, Baji y yo podemos.
Chifuyu alzó su mano en forma de despedida y terminó alejándose por los largos pasillos de la biblioteca dejándote con las palabras en la boca, realmente se veía en un pésimo estado y al parecer no pretendía contar lo que sentía en ese momento.
Algo había sucedido, y lo más seguro es que también Baji estuviera de por medio.
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— ¿Te ha ido bien hoy? — Baji tomó tu mochila y la puso en tu hombro mientras te miraba — Solo quería salir ya...
— Algo así — tomaste su mano y comenzaron a caminar para dirigirse hacia tu casa, ya era costumbre que siempre te acompañara después de que las clases terminaran — Keisuke...
— ¿Si? — el nombrado te miro y frunció ligeramente cuando noto la expresión de tu rostro — ¿Te sientes mal?
— ¿Hm? — lo miraste confundida, este paro de caminar y se puso frente a ti para ver si no había nada negativo en ti — Yo estoy bien...
— ¿Entonces qué pasa?
— Chifuyu...
Un sentimiento de preocupación entró en ti al notar como su rostro había cambiado drásticamente, sólo se digno en negar la cabeza y siguió caminando mientras tomaba tu mano.
— Hey... — volviste a hablar y el no volvió a hablar — Baji.
Tu voz salió más fuerte que antes, te parecía extraño las actitudes que estaba llevando ese día. Al no notar ningún reacción, soltaste su mano haciendo que este detuviera su paso.
— Se que hoy no fuiste a la escuela Baji — el joven te observo con algo de sorpresa — ¿Por qué me estás mintiendo?
Baji se quedó sin palabras al escucharte hablar, a pesar de que fueran en diferentes salones nunca pensó que te darías cuenta que no había asistido a la escuela ese día. Soltó un ligero suspiro y acomodó mejor la mochila en su hombro para hablar.
— Tuve que ver unas cosas con Mikey — intento volver a tomar tu mano, pero te alejaste ligeramente para que siguiera hablando — No tienen importancia Kiyomi.
— ¿Sabes porqué Chifuyu estaba así de golpeado?
La mente de Baji solo pensaba en que sabía más de lo que creía, y que realmente se arrepentía tanto de ser así. Pero tampoco tenia la fuerza para contarte todo lo que era él, todo lo que solía ser cuando estabas lejos y más que nada por miedo a que te decepcionaras de él.
— Se peleó con otros chicos — miró al suelo con remordimiento — Nadie supo hasta que Mikey lo encontró cerca de su casa.
Mintió.
— Pero... ¿por qué lo golpearon? — realmente te sentías muy preocupada, los golpes en su rostro parecían de odio o furia — Chifuyu no se mete con nadie.
— Supongo que no siempre es así Kiyomi — volvió a tomar tu mano y continuó caminando — Vamos a tu casa, qué tal vez tu mamá te regañe o así...
Soltaste un suspiro de cansancio y decidiste no decir nada más, a pesar de que Baji te había contado todo sobre el, aún sentías que había algo extraño, pero siempre evitabas preguntar cosas fuera de lugar.
El joven te observo de reojo y noto como tu expresión había cambiado totalmente, cerro sus ojos y nuevamente detuvo su paso, pero en cambio esta vez jalo de tu mano para poder abrazarte.
— ¿Qué pasa? — alzaste tu cabeza y el elevó una de sus manos para acariciar tu cabello — Hay que llegar antes del anochecer.
— Sabes que te cuento todo Kiyomi — su mano descanso en tu mejilla y comenzó a acariciar esa zona con su pulgar — Realmente sabes todo de mi.
— Lo sé — alzaste su mano hasta la suya y acariciaste con ternura su dorso — No estoy quejándome de eso...
— ¿Entonces qué pasa?
— Solo me quede pensando en Chifuyu y porque lo golpearon así... solo eso — te paraste de puntitas y dejaste un fugaz beso en sus labios — Anda, vamos por unos helados antes de ir a casa.
Baji solo te miro unos cuantos segundos y soltó el agarre de tu cintura para que volvieran a caminar. El ambiente dejó de ser tan tenso a cómo estaba y realmente agradecían aquello.
Casi nunca solían discutir ni mucho menos pelearse hasta llegar al punto en que se dejasen de hablar, nunca hubo algún error de parte de los dos ni nada por el estilo. Pero esa plática casi lo llevaba eso.
Baji se sentía culpable, algo de él se sentía tan culpable y quería expresarlo, pero a la vez su mente no se lo dejaba.
Aquella vez, fue la primera vez que Baji te mintió para protegerte.
