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Observabas con atención como las manecillas del reloj se movían al pasar los segundos, los últimos días no habían sido los mejores.

Casi no te habías visto con Baji.

Abandonó la escuela diciendo que su madre le había dado el permiso de hacerlo para que trabajara en otro lugar, por lo cual casi no se veían por el día, siempre solía ser por la noche.

Rascaste ligeramente tu mandíbula y soltaste un suspiro, tu mente pensaba en que no estabas en una postura para reclamarle acerca de eso ni mucho menos regañarlo, ya que si su madre lo había permitido, no podías hacer nada.

Dejaste caer tu cuerpo en la cama y cerraste tus ojos para poder conciliar el sueño, te preocupaba mucho el hecho de que estuviera haciendo tu amado, siempre solía hacer sus destrozos y por eso mismo tenías miedo.

Solo había que confiar.

Abriste tus ojos con rapidez cuando escuchaste ruidos provenientes de la ventana, te sentaste en la cama con velocidad y encendiste la lámpara de tu mesa de noche.

— ¿Keisuke?

— ¿Te desperté? — Baji se recargó en la bisagra de la ventana con una ligera sonrisa — Perdón...

Negaste tu cabeza y sobaste tus ojos mientras escuchabas como el joven entraba por la ventana intentando hacer el mínimo ruido posible. Baji soltó un suspiro cuando finalmente entró y retiró sus zapatos mientras te observaba.

— ¿Puedo?

Lo miraste con algo de vergüenza y asentiste mientras le hacías un lado en la cama, Baji reprimió una sonrisa y se dejó caer a un lado de ti, en ese momento no dudo en tomarte de la cintura y acercarte a su cuerpo, exigiendo calidez.

— ¿Dónde estabas? — susurraste por el miedo a que tu madre escuchara — Hueles a aceite quemado.

— Quemando autos — no pudiste evitar reír ante su confesión — Solo no le digas a nadie.

— Prometo no decirle a nadie — acomodaste tu cabeza en su pecho y cerraste tus ojos disfrutando de sus latidos pausados — Aunque tal vez le diga a tu madre.

— No... — Baji apretó tu cuerpo haciendo que te quejaras — Ella sería la primera en regañarme.

El ambiente era tan cómodo, que simplemente no querías salir de él. Baji comenzó a jugar con tu cabello mientras observaba el techo, gozando de los pequeños pero tan especiales momentos que le regalabas.

Querías que todo fuera para siempre.

— Hey...

— ¿Si? — contestaste a su llamado con tranquilidad, pero en cuestión de segundos frunciste levemente tu entrecejo al sentir como su corazón latía más deprisa que antes — ¿Que sucede?

Baji guardó silencio, analizando lo próximo que saldría de su boca, pero no dudo y finalmente hablo con seguridad.

— Creo... creo que me estoy enamorando de ti.

En ese momento, todo tu alrededor se tambaleó por completo.

De inmediato te sentaste en la cama algo confundida, el brazo de Baji aún cruzaba por tu estómago y soltaste un pequeño grito cuando volvió a tumbarte a la cama, justo topándote con su mirada.

— No tienes que corresponderme Kiyo — llevo su mano a tu rostro y comenzó a acariciar tu mejilla con ternura — Era algo que quería decirte.

Ibas a abrir tu boca para hablar, pero Baji acercó su cuerpo más al tuyo ocultando tu rostro en su pecho, elevó una de sus piernas para apoyarla en las tuyas y soltó un suspiro de alivio, su corazón se sentía satisfecho al saber que por fin había logrado confesarse de esa manera.

sad beautiful tragic | baji keisukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora