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— Se te está haciendo costumbre salir con ese chico a pesar que te dije que no lo hicieras ¿verdad?

Tu madre te observaba fijamente de pie desde la cocina, cerraste la puerta de la entrada y te quedaste callada mientras la mirabas. Realmente no tenías ganas de pelear con ella.

— El me hace feliz — hablaste con seguridad, dejaste tus zapatos en la entrada y caminaste hacia el sofá de la sala — No sería justo que me quitaras lo que me hace feliz.

— Tu me quitaste a tu padre, eso me hacía feliz y por tu culpa nos abandonó.

Tu cuerpo se quedó quieto cuando la escuchaste hablar, un nudo en tu garganta se formó y parpadeaste algunas veces para evitar que las lágrimas salieran de tus ojos.

'Tengo que ser fuerte'

Carraspeaste un poco y decidiste no decir nada, dejaste caer tu cuerpo en el sofá y buscaste el control de la televisión para ver algo en ella. Solo no querías seguir hablando con tu madre acerca del tema.

— Kiyomi, no me ignores — tu madre se puso a un lado de ti y tú alzaste tu mirada sin algún interés sobre ella — ¿Por qué no te importa estar bien?

— ¿Estar bien? — hablaste sarcásticamente — ¿Te has dado cuenta como me hablas?

Tu madre se quedó en silencio, te paraste del sofá y apagaste la televisión. Sus hombros chocaron cuando pasaste a un lado de ella para poder subir a tu recámara.

— Y otra cosa, tengo cita con la doctora para un posible transplante, pero claro... nunca pones atención en lo que te digo y solo te interesa un hombre que te abandonó por como eres.

La mujer mayor giró a verte cuando dijiste aquellas palabras, tenia todas las intenciones de gritarte pero tu silueta desapareció por el pasillo antes de que ella pudiera regañarte.

Probablemente había sonado mal, pero querías sacarlo. Era algo que necesitabas sacar.

— ¿Transplante? — la doctora quito sus lentes al escucharte hablar — ¿Hablaste con tu madre sobre esto?

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— ¿Transplante? — la doctora quito sus lentes al escucharte hablar — ¿Hablaste con tu madre sobre esto?

— Sip — mentiste y a la vez dijiste la verdad, ya que ella en ningún momento acepto pero si le habías comentado acerca del tema — Le pareció bien que continuara con el proceso.

La doctora guardó silencio mientras movía una de sus plumas, terminó por asentir y movió un poco su silla para comenzar a sacar los papeles de uno de los cajones de su escritorio.

— Solamente tienes que decirle a tu madre que debe firmar aquí — los puso en la mesa y los giro para que los observaras — ¿Estás segura Kiyomi?

Asentiste y tomaste los papeles para observar cada letra de ella, tu estómago comenzó a doler en el camino pero decidiste ignorarlo por completo. Todo lo que estabas haciendo era por vivir un poco más.

Y no simplemente por ti, por el.

— Tienes que leerlos bien, te voy a dar un tiempo para que pienses bien las cosas mi niña — te sorprendiste cuando la doctora tomó tu mano, era cierto que siempre te daba ese tipo de apoyo debido a los años que se conocían — No es cualquier cosa un transplante de corazón, sabes que puede existir un rechazo o un fallo.

Decidiste guardar silencio mientras observabas los papeles, era cierto que los transplantes de corazón no eran fácil, pero en tu mente era lo más cercano a tener más vida, ya que en algún coraje o preocupación, ibas a dejar de respirar.

— Gracias...

— Kiyo ¿un transplante? — Aiko se sentó en la cama cuando hablaste, asentiste mientras dejabas caer tu cuerpo a un lado de ella — ¿Tú madre sabe?

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— Kiyo ¿un transplante? — Aiko se sentó en la cama cuando hablaste, asentiste mientras dejabas caer tu cuerpo a un lado de ella — ¿Tú madre sabe?

— Sabes que opina mi madre de eso.

Acomodaste tu cuerpo en la cama y observaste las pequeñas estrellas que decoraban el techo de la habitación de Aiko, después de la pelea con tu madre la noche anterior, no tenías ganas de regresar tan pronto después de tu cita semanal.

Ni ver a Baji, simplemente porque no sabrías que decirle después de todos los fallos que puede existir en el transplante.

— No lo hagas Kiyomi — los ojos de Aiko comenzaron a picar — Tienes más probabilidades de seguir si no te lo haces ¿verdad?

Observaste a tu amiga. Aiko y tu llevaban juntas desde el kínder, siempre solían hacer todo juntas y nunca se soltaban en ningún momento. Cuando tu amiga se entero de tu enfermedad, de inmediato intento ayudar en todo lo que estuviera en sus manos, al igual que te daba palabras de alientos para continuar cuando veías todo perdido.

Aiko era tu alma gemela. Y no exactamente en el amor, porque también existía en el sentimiento de la amistad.

— No me mires así — aventó uno de sus cojines a tu rostro y sonreíste — Parece que te estás despidiendo de mi.

— A veces eres muy dramática Aiko — abrazaste el cojín que recién te había aventado y volviste a mirar hacia a el techo — Todo saldrá bien.

Mentías, tenías miedo de cómo salieran las cosas en un futuro, no sabias como resultarían. Pero tratabas de ser positiva en todo momento.

Era lo único que quedaba, confiar.

— Kiyomi — volteaste de inmediato cuando escuchaste la voz entrecortada de tu amiga — ¿Qué haré yo sin ti? ¿Que haré si estás tan lejos?

Tu boca empezó a temblar al escuchar su pregunta, te sentaste en la cama y Aiko no tardo en abalanzarse sobre ti para comenzar a llorar, era cierto que tu amiga siempre se guardaba sus sentimientos para no estar mal frente a ti, pero en ese momento no pudo contener la tristeza que sentía.

Cerraste los ojos haciendo que una pequeña lagrima se deslizara a un costado de ellos, Aiko se aferró mas a tu cuerpo y sus sollozos comenzaron a inundar toda la habitación.

— Nunca voy a estar lejos, quizás en la distancia, pero nunca en el corazón Aiko.

Aquella vez, fue la primera vez que su visita a su hogar, se sintió como una despedida.

sad beautiful tragic | baji keisukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora