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Exhalaste con fuerza cuando finalmente habías salido del hospital, los papeles que te dieron días antes fueron firmados por tu madre sin ningún problema.

Como si no le importara las consecuencias.

Apegaste los papeles a tu pecho y comenzaste a caminar con alguna melancolía en tu cuerpo, el saber que solo tenías que esperar a un corazón nuevo te daba miedo. En cualquier momento iban a llamarte y decirte que tenías que entrar al quirófano.

Pero otra parte de ti sabía que eso era una oportunidad más, una oportunidad que estaba frente a ti y que no podías desaprovechar.

Todo era cuestión que la vida se pusiera de tu lado.

Todo era cuestión que la vida se pusiera de tu lado

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— Así no...

— ¿Cómo?

— Toma el pincel así — removiste tu cabello de tus hombros y te acercaste hacia Baji para guiarlo por el lienzo — Así no se marcara tanto la pintura.

— Yo solo se golpear gente Kiyomi, no sé hacer estas cosas...

Comenzaste a reír ante su barbaridad y solo negaste la cabeza como respuesta. Baji te había dado el honor de elegir lo que harían ese día y decidiste que pintar sería una opción, solías entretenerte horas en colorear en el lienzo cualquier cosa que se te viniese a la mente.

— ¿Y porqué tu si puedes ver el mío?

— Porque el mío es una sorpresa — hablaste algo apenada y giraste tu lienzo cuando Baji intento mirar en él— Es una sorpresa.

— Entonces lo mío también es sorpresa — el joven hizo un puchero y volteó la tela para que tú no miraras en él — Me saldrá mejor que tú.

— ¿Si? — te inclinaste un poco para verlo y sonreíste ligeramente — No dudo en que te quede lindo...

Baji guardó en silencio al perderse algunos segundos en tu rostro, regresaste a tu antigua posición y el solo se digno en tragar saliva. Habían quedado frente a frente, pero el lienzo les tapaba la vista de sus cuerpos, haciendo que simplemente vieran sus piernas por debajo del caballete.

— Kiyomi...

— Keisuke...

— Me gustas — dejaste de mover el pincel cuando lo escuchaste, no podías ver su rostro, pero algo de ti te aseguraba que estaba serio — Me gustas mucho ¿lo sabes?

— ¿Tú también sabes que me gustas? — las palabras fluyeron con facilidad de tu boca, ya no se te era complicado en ese momento confesar tus sentimientos con Baji — Más que tu...

— ¿Hah? — lo observaste como se inclinó para verte con su ceño fruncido — No me dejas ver tu dibujo y más aparte dices que yo te gusto más...

Rodaste los ojos y solo negaste tu cabeza con una ligera sonrisa, Baji solía ser muy competitivo en todos los aspectos, y tu pecho se comprimía cuando también quería competir por quien quería más a quien.

Había demasiadas facetas de Baji que ni el mismo conocía, así que te alegraba que tu fueras la primera en conocer cada una de ellas.

No solo Baji era tus primeras veces, si no tu también eras las primeras veces de él.

Y querías seguir conociéndolas más, pero te dolía el alma en qué tal vez no habría posibilidades de hacerlo.

Solo debías confiar.

— ¿Viste a Aiko? — guardaste silencio cuando pregunto y solo hiciste un pequeño sonido en que si lo habías hecho.

— ¿Has visto a Chifuyu?

La habitación se tornó en silencio, te inclinaste un poco para preguntar el porqué no había contestado pero este se te adelantó a hablar sobre otra cosa.

— Termine — Baji soltó el pincel y sonrió cuando observo los garabatos del lienzo — ¿Terminaste?

— Estoy haciendo el fondo — te inclinaste cuando notaste como se paró del asiento, decidiste no preguntar más acerca de Chifuyu — ¿Ya vas a enseñármelo?

— Sip — tomó el caballete y lo arrastró a un costado de tu cuerpo, el pincel se cayó de tu mano y te quedaste callada cuando lo observaste — ¿Qué tal?

Tus ojos comenzaron a picar y no pudiste evitar reír ante la ternura. Baji carraspeó un poco y elevó su mano para explicarte cada cosa de ella.

— Está es nuestra casa — señaló una pequeña cabaña de colores neutros — Tu, yo y Kiyo...

— ¿Una familia? — hablaste y aquella pregunta hizo que Baji se sonrojara — ¿Por qué te sonrojas?

— Cállate — te quejaste cuando te pego con el pincel en la frente — Haces mas vergonzoso esto...

— Es lindo — alzaste tus manos para que Baji las tomara, este no dudo en hacerlo y te tomó de la cintura para enrollarte entre sus brazos — Podrías ser un buen pintor.

— Sería pobre si fuera un pintor...

El joven acomodó su mentón en tu cabeza y parpadeo algunas veces al percatarse de tu dibujo, un inexplicable sentimiento entró en su corazón al ver cada detalle en él.

Eran siluetas marcadas con negro, aquellas estaban mirándose frente a frente y un amanecer estaba detrás de ellos. Baji no dudo en recordar cuando fueron a la playa una semana antes, definitivamente ese recuerdo estaba guardado en el fondo de su corazón.

— ¿Somos tú y yo?

— Nah, es Mikey y tú — el joven te miro de mala manera y solo reíste ante tu broma — Tú y yo...

— Suena lindo eso — Baji te apretó más contra el y tu te quejaste ante el agarre con fuerza — Tú y yo.

— Keisuke y Kiyomi.

— Nuestros nombres empiezan con K — reíste ante la obviedad de sus palabras — Cállate, estoy tratando de decir cosas lindas.

— Lo sé — te alejaste un poco para verlo y Baji sonrió cuando se topó con tus ojos — Eres lindo.

— Tu eres linda — sonreíste cuando dejó un fugaz beso en tus labios — ¿Puedes prometerme algo?

— Lo que quieras.

— Promete que algún día tendremos una vida así... así como mi dibujo.

Parpadeaste algunas veces y sentiste como tu corazón se fue apachurrando al notar como los ojos de Baji comenzaban a mojarse. Asentiste con una pequeña sonrisa y volviste a ocultarte en su pecho para evitar que viera tus ojos llorosos.

— Lo prometo...

— Más te vale...

Aquella vez, fue la primera vez que desearon que su promesa se hiciera realidad.

sad beautiful tragic | baji keisukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora