0.4

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Baji soltó un bufido y dejó caer su espalda en el respaldo de la silla mientras se perdía en sus pensamientos. Aún no podía analizar qué tenías poco tiempo, que en el momento en que menos lo esperarán tu ya no estarías ahí.

Bajo su mirada cuando el pequeño gato se subió a sus piernas, soltó una ligera sonrisa y acarició con ternura la cabeza del felino.

— ¿Tú que harías en mi lugar Kiyo?

El gato maulló y Baji rio en respuesta, realmente su animal no iba a solucionarle sus pensamientos, pero al menos le calmaba un poco la ansiedad que entraba en él.

— Mikan Kiyomi — reincorporó su postura y recargó su palma en su mentón — ¿Cuál debe ser mi siguiente movimiento?

Baji estaba seguro que el haría sentirte especial, que él quería ser las primeras veces en muchas cosas que te faltan por vivir.

Y haría todo lo posible por cumplir cada una de ellas.

Y haría todo lo posible por cumplir cada una de ellas

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— Keisuke... ¿sabes que hora es?

Las 2:10 — lo escuchaste reír — Esta será tu primera vez escapándote de tu casa.

— ¿Hah? — tapaste tu boca cuando notaste que habías gritado aquella frase — ¿Estás loco?

— Será divertido, confía en mi.

Cerraste tus ojos y soltaste un suspiro, la idea te parecía maravillosa. Así que no dudaste en acceder enseguida.

— ¿Dónde te veo? — quitaste las sábanas de tu cuerpo y escuchaste un si de Baji, dando a entender que había obtenido la victoria.

— Voy en camino a tu casa, te veo en 5.

Sin más que decir, el pelinegro colgó la llamada.

Te paraste de la cama con emoción y te cambiaste con velocidad para no hacer esperar a Baji. La idea de escaparte de tu casa hacia que tu estómago se revolviera de la emoción, nunca habías desafiado a tu madre en ese aspecto, siempre trataste de no darle problemas.

Pero siempre tiene que existir una primera vez.

Te quedaste quieta cuando escuchaste como una piedra choco contra tu ventana, pusiste tus tenis dando pequeños saltos hasta acercarte a ella y pudiste visualizar a Baji en medio de la calle.

— Maldita sea, dijiste en 5...

Colocaste la sudadera y abriste la puerta de tu habitación haciendo el mínimo ruido posible, inclinaste un poco tu cuerpo para revisar que la habitación de tu madre estuviera cerrada.

'Lo esta'

Bajaste las escaleras y saliste de tu hogar casi ahogándote, habías aguantado la respiración aunque el sonido de esta fuera tan mínimo. Baji al verte salir comenzó a reír.

— Llegaste tarde un microsegundo — golpeaste el hombro de Baji y este aún no borraba la sonrisa en su rostro — ¿Estás bien?

Asentiste y exhalaste con fuerza para al final comenzar a reír en bajo, nunca creíste que a Baji se le ocurrieran cosas cómo esas.

— ¿A donde vamos a ir hoy? — el pelinegro empezó a caminar y tu te colocaste a un lado para seguir su paso.

— Si te lo digo ya no será sorpresa — alzó su brazo para abrazarte por los hombros mientras caminaban.

— Tengo que estar en mi casa antes que mi madre despierte.

— Lo estarás, lo prometo.

— Eres un hombre de demasiadas promesas — miraste su rostro, perdiéndote un poco en los detalles de este.

— También soy uno de palabra, siempre cumplo lo que digo — guiño su ojo y te acercó más a su cuerpo haciendo que sus brazos se rozaran — Solo confía en mi.

Lo hacías, y demasiado.

Lo hacías, y demasiado

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— No.

— Ven, no voy a soltarte.

— Baji ¿recuerdas que sufro problemas del corazón verdad? — este empezó a reír ante tu pregunta y volvió a extender su mano — No puede ser.

— Voy a tomarte de la mano, no te preocupes...

Miraste a Baji y soltaste un bufido, los dos habían llegado a un parque de diversiones, el cual se encontraba cerrado. Solo habían estado caminando y bromeando entre ustedes cuando a Baji se le ocurrió que sería una gran idea meterse a una de las cabinas de la rueda de la fortuna.

— Toma mi mano — zangoloteo su mano con desesperación — Solo vamos a subirnos a la cabina Kiyo.

Maldeciste en bajo y te sostuviste de un fierro para agarrar impulso, Baji tomó tu mano con rapidez y te levanto con fuerza para que pudieras meterte a la cabina con él.

— Opa — te tambaleaste un poco al subir y Baji te sostuvo con fuerza de tu cintura para que no cayeras de lado — Eres un tonto.

— ¿Ves? Ya estas arriba — Baji hizo su cabeza hacia atrás para poder verte mejor y en cuestión de segundos, observaste con atención los edificios que iluminaban la ciudad.

— Pero casi me voy hasta más arriba — te soltaste de su agarre y dejaste caer tu trasero en el asiento.

Baji solo negó su cabeza y se sentó a un lado de ti mientras observaban a su alrededor, la luna estaba oculta por las nubes y un ligero aire rozaba en sus rostros. El nivel de comodidad que sentías en ese momento era impresionante.

— ¿Alguna vez habías subido a una rueda de la fortuna?

Miraste a Baji y asentiste, era gracioso que tuviera la idea que no habías hecho nada de pequeña debido a tu enfermedad.

— Aunque nunca de madrugada — levantaste uno de tus dedos señalándolo — Es la primera vez.

Baji observó tu mano y sin dudarlo acercó su palma a la tuya para juntarlas. Te sorprendiste al sentir su toque tan repentino.

— Tienes una mano grande — los dos alzaron sus manos mientras sus palmas estaban pegadas, observaste que la mano de Baji era un poquito más grande que la tuya.

— Lo es...

Guardaste silencio cuando los dedos de Baji se bajaron para que sus manos finalmente quedaran entrelazadas.

Un sentimiento de melancolía y amor se incrustó en tu corazón, dándote a entender miles de cosas en ese momento. Había un sentimiento más allá de la amistad.

Aquella vez, fue la primera vez te diste cuenta que estabas empezando a tener sentimientos por Baji.

sad beautiful tragic | baji keisukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora