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Ellos tuvieron otra fiesta para celebrar el año nuevo. 

Israel regresó de su furtiva escapatoria a lo desconocido el día antes de su cumpleaños. Lo hizo como si el sol se hubiera concentrado en su piel trigueña durante ese tiempo. Su cabello ya no estaba tan grisáceo y el traje le apretaba más la barriga y las piernas. Además, cuando se ponía de perfil, se podía apreciar la marca que le dejaron las gafas de sol. 

Louis se burló durante una semana. 

Sin embargo y a pesar de todo, Erick tuvo un cumpleaños especial. 

Se sorprendió cuando los empleados llegaron a él y le dijeron que juntos habían recolectado dinero para pagar algunos recursos de medicina y algunos libros para que Erick pudiera leer si le apetecía. Él se emocionó y los abrazó a todos, dejando escapar algunas lagrimillas y risas agudas cuando todos comenzaron a agradecerle lo que había hecho por esa casa. Niall y Louis por el contrario llegaron con montones de ropa nueva embalada, que le dejaron en las manos y chillaron cuando Erick descubrió. 

Todo fue especial, pues ellos habían pagado por esos regalos porque habían querido. Nadie los había obligado, ni les había dicho que debían hacerlo. 

Por otro lado, Erick encontró un ramo entero de margaritas en su habitación, con una pequeña nota escondida entre los pétalos gélidos y aromáticos. 

“Felices 21, ratita. He tenido que ir a una reunión y no volveré hasta que sea de madrugada, pero espero que todo te vaya bien.
Mañana desayunamos juntos para celebrarlo. No puedes decir que no, ¡Ya he avisado a Canela para que prepare tarta de limón! 
J”

A la mañana siguiente, Joel estaba en el salón con un café a mitad y unos archivos sobre la mesa cuando Erick apareció por el umbral. Él giró los ojos cuando el omega le reclamó que guardara— textualmente— esa mierda o se iría a desayunar a la cocina. 

De ahí se fueron a tomarle medidas para los trajes que Joel se había empeñado en hacer. Había venido un beta italiano, se llamaba Donato y hablaba muy rápido. Pero era gracioso, sobre todo cuando se llevó las manos a la boca al verlo aparecer con un pedazo de tarta en la mano y la mejilla manchada de limón. 

—Erick— le pidió Joel en un susurro cuando el omega soltó una carcajada y casi se atraganta con la tarta, subido en una pequeña tabla mientras Donato le media el muslo. 

Erick señaló al modista y encogió los hombros, algo escandalizado. Venga, que si Joel era un estúpido que no le reía las gracias al pobre hombre, entonces Erick lo haría. 

Hai una taglia fantastica, tesoro. (tienes una talla fantástica, tesoro) 

Erick sonrió y miró a Joel. 

—¿Qué ha dicho?— murmuró sin voz. 

Joel arqueó una ceja y cruzó los brazos en su pecho. Vestía un traje que parecía acentuar su figura imponente y firme. Un reloj azabache brillaba en su muñeca derecha, jugando con el color en su mirada. 

Demasiado alfa. 

Erick giró los ojos cuando Joel no le contestó. Alzó los brazos y sonrió amistoso cuando el beta se acercó para pasar un pequeño metro por su cintura. Dejó los brazos en alto, incluso cuando Donato abrió sus ojos y lo miró con un par de parpadeos por medio. 

Non credo di aver trovato qualcuno così perfetto da nessuna parte… (no creo haber encontrado a alguien tan perfecto en ninguna parte) 

Erick estuvo a punto de pronunciar que no había entendido ni un demonio de lo que había dicho, pero Joel se adelantó al carraspear la garganta. 

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