Capítulo 16: Nuestra Línea (Parte 3)

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El tiempo no se iba a congelar, y la presión alrededor de su cuello eventualmente lo mataría, pues, conociéndose, el Bucky que tenía frente a él se quedaría estancado en sus pensamientos por un largo rato, balanceándose en una cuerda floja entre asesinarlo a él o retirarse, ambas eran igual de posibles, además, estaba seguro de que aquello que él había dicho iba a ayudar a su él del pasado a reclamar aquella libertad que merecía, a recuperarse a sí mismo, pero conocía mejor que cualquier otra persona que esa recuperación tomaba tiempo, un largo tiempo, y por desgracia no podía dejar que este Bucky lo tomara mientras lo ahorcaba, así que, aunque fue algo indescriptible y preciado mirar su alma a través de sus propios ojos, era mejor quitárselo de encima. Una pequeña recalibración cognitiva no haría daño a aquel Bucky de esta realidad, así que, cuando la lámina cayó gracias a que Sam ya la había derribado, aprovechó el estruendo que desconcentró al soldado para desequilibrarlo y cambiar los lugares, provocando que este golpeara su cabeza contra uno de los escombros al no tener soporte, quedándose quieto un rato. Bucky intentó ponerse de pie, mirándose a sí mismo con una expresión ilegible, internamente en paz, al menos con respecto a esto, al menos por un pequeño instante.

Apenas tenían oportunidad de respirar, de procesar todo lo que estaba sucediendo, pues, cada que intentaban dirigirse una palabra algo malo interrumpía la necesaria y tan deseada charla, y este momento no fue la excepción. Mientras Sam confirmaba que la entrada estuviese sellada —o que al menos esta pudiese aguantar lo suficiente para que pudieran escapar—, un cambio en el ambiente fue notorio. La fuerza del portal se tornó diferente, más pesada, más magnética, era como experimentar la fuerza de atracción de un imán, pero en este caso, su cuerpo era el metal, y eso lo volvía terriblemente aterrador. Se dio la vuelta rápidamente, apreciando el brillo intenso del portal aumentar y los rayos luminosos contraerse salvajemente hacia el mismo portal, pareciendo alterar el entorno de una forma que probablemente rompería todas las leyes de la física. Dedujo con terror que aquella cosa estaba a punto de venirse abajo, y con ellos ahí. Debían salir ahora y no esperar a que aquella fuerza los aplastara al pasar por aquel portal, o los quemara, o cualquier cosa mortal. Decidió mejor no imaginarse lo que podría ocurrirles y enfocarse en encontrar al castaño. Buscó a Bucky primeramente con la mirada, para después correr hacia el lugar donde lo había dejado, pues, conociéndolo, aún no habría dejado el lugar. Estaba un poco más tranquilo, pues, fuera del Soldado del Invierno que aún vagaba por el lugar, creyó que ya no había nada más que los retuviera en esta rota realidad, pero estaba muy equivocado.

De camino al destrozado pabellón se encontró con aquel que buscaba, el cual intentaba desesperadamente caminar, a tal grado que estaba moviéndose casi a gatas por el dolor y soltando quejidos audibles desde una distancia considerable, cosa que de cierta forma también ayudó a Wilson a localizarlo, mismo que se apresuró para ayudarlo a incorporarse, tomándolo cuidadosamente del pecho con un brazo y rodeando su espalda con el otro al percatarse de sus nuevas heridas.

—¿Qué sucedió? —preguntó Wilson, al mismo tiempo mirando a su alrededor para buscar al Soldado del Invierno.

Bucky guardó silencio hasta que notó que Sam estaba preocupado por el asesino que creía suelto.

—Me encargué de él —aclaró el castaño en un tono de voz que se esforzaba por no cortar, pues tenían tantas cosas en la cabeza que lo atormentaban más que el dolor de la bala en su abdomen —, no...no vendrá por un rato.

Sam se preocupó por un instante, sintiéndose culpable de haber dejado a Bucky solo, y no sólo esta vez, sino todas aquellas veces durante esta trágica misión e incluso mucho antes. Como fuese, no podía cambiar todas las desgracias que ya habían sucedido, pero sí podía decidir cómo sería lo que venía después. Con seguridad, quiso mirar a Barnes a los ojos y preguntarle tantas cosas que no sabía por dónde iniciar, sin embargo, tenía la ilusión de que habría tiempo para todo eso, para arreglar cada pieza que se había desprendido de su mundo y su relación, sin embargo, al conectar sus marrones ojos con los azulados del castaño mientras lo ayudaba a llegar a la escalinata de la máquina que ejecutaba el portal, no pudo ver nada más que terror, y ese era un adjetivo que le quedaba muy corto a la expresión que Bucky le dirigió, haciendo incluso que su sangre se helara por completo. Algo andaba mal o, corrección, algo se puso peor, porque las cosas ya estaban terriblemente mal. La duda lo invadió, junto con el terror que era tan malditamente contagioso. También se apoderó de él la idea de que aquella tensión era por todo lo que había sucedido, por todas las palabras que aún quedaban por decir y por la horrible culpa con la que cargaba, y esto era más que lógico, por eso no se atrevería a preguntar, pues además tenía la certeza de que iba a hacerle saber a Barnes que podían enfrentarlo juntos, que nada volvería a ser igual pero que él haría hasta lo imposible con tal de que todo se resolviera de la mejor manera posible, con tal de que él estuviera bien, porque se encargaría de arreglar este desastre, sin embargo, desconocía que aquello que enfrentaban no tenía un arreglo fácil, y tampoco tenía un final feliz. Salió del mundo de sus pensamientos al sentir que Bucky cambiaba su rumbo. Él no planeaba ir hacia el portal.

La Línea Perfecta (SamBucky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora