Capítulo 15: Nuestra Línea (Parte 2)

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¿Qué era todo ese ruido?

Eso se preguntaba, encerrado entre cuatro paredes, atascado entre piezas metálicas, una prisión en la que estaba cada vez más inquieto, más aturdido por las memorias que atacaban su mente, regresando como misiles, hundiéndolo en confusión y angustia. Era un huracán de pánico y recuerdos, y no había nadie ahí para ayudarlo. Estaba solo.

Vio correr a dos hombres a las afueras de donde él se encontraba atrapado, parecían tener prisa, tal vez aquello tenía relación con la gran tensión y el viento extraño en el ambiente, además de todo el ruido especialmente molesto para él, cosa que lo hacía sentir todavía peor. Unos momentos después, vio pasar nuevamente a aquellas personas, parecían ir de regreso, pero esta vez con unos trajes puestos, sin embargo, algo llamó su atención sobre el traje de uno de ellos, de aquel al que le había contado qué le había sucedido a su último objetivo a cambio de información sobre su pasado y sobre quién realmente era él, pero que al final de la confesión se apartó de él con una mirada de dolor, de desagrado, tal vez con cierta ira que luchaba por ocultar, sin darle lo que había prometido. Eso había traicionado la poca confianza que había ganado de su parte, confundiéndolo todavía más. Como fuese, aparte de reconocerlo por aquel dato anterior, pudo observar que este hombre llevaba un escudo, uno con la estrella en medio y con los colores de América. Aquel sencillo patrón que apreció por apenas segundos fue la gota que derramó el vaso, aquello que realmente lo hizo perder el escaso control que creyó poseer.

Todo fue pánico al ver en sus memorias aquel escudo, acompañado siempre de un rubio que lo portaba, peleando en cada batalla, entre los ensordecedores sonidos de la guerra y entre el bullicio de planificaciones en un cuartel. Siempre aquel rostro, una y otra vez, en círculos por su mente, en un bar, en un campo de batalla, hasta en un tren que se alejaba, o del que él caía, cosa que le provoco un hueco en el estómago consecuente del terror de aquella escena. Siempre él y su patriótico escudo. Un nombre único rondaba su mente de la misma forma en la que aquellas memorias lo hacían, abarcándola casi en su totalidad, sólo dejando espacio para la ira y la desesperación, mismas que se encargaron de liberarlo de aquella prisión metálica, de hacerlo tomar el nuevo brazo que le habían colocado y de darle la fuerza para caminar por el pasillo intimidantemente con rumbo hacia donde aquellos sujetos se habían ido. Llegó a este lugar en busca de una explicación, y ahora regresaría para asegurarse de obtenerla.

Las palabras de aquel que parecía ser él mismo y que había capturado hace algún tiempo seguían sonando claramente en su cabeza, casi con la misma intensidad que los comandos de control dictados por Hydra, como si fueran el único credo en el que se basaba su vida.

"¡Eres James Buchanan Barnes!"

"Recuerda Brooklyn, recuerda a Steve"

Esas eran las palabras que escuchó mientras tomaba del cuello a una persona que se había encontrado a unos metros de una figura luminosa y extraña, cosa que, bajo la clara amenaza, Foster le confesó se trataba de un portal, uno por donde se había ido su objetivo, aquel que le debía la explicación que se merecía, misma por la que iría ya mismo.

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Intentando tomar el que creyó su último aliento, Bucky se puso de pie con un poco de dificultad, quejándose silenciosamente al sentir un fuerte dolor en donde la bala le había dado conforme sus pulmones se llenaban de aire, causando que respirara aún más lentamente, haciéndole una tarea difícil el tomar un preciado y fresco aliento, pero que le resultó peculiarmente pesado y complicado, similar a las veces en las que despertaba agitado y con el corazón a tope por los recuerdos que cazaban sus sueños, sin embargo, recordó que no todo era dolor, que después de la oscuridad de sus pesadillas podía sentir la luz y la calidez de quien lo acompañó cada vez que sus demonios decidían torturarlo, de aquel que lo amó sin importar cuantas veces se desarmara, pues siempre estaría ahí para enseñarle el camino de vuelta cuando perdía su rumbo, estaría ahí para ser el destello entre las aterradoras penumbras de un cielo nocturno y nublado, siendo también las alas que le hacían ver que no caía, sino que volaba, que planeaba a su lado rodeado por las estrellas y cubierto por la fresca brisa, una completamente distinta al aire de miedo y de muerte que sentía en este momento. Pensar en esa sensación, en ese paraíso perfecto en el que se sintió flotar alguna vez, lo hizo sentir el aire en sus pulmones ligeramente más blando y lleno de vida, así, dándole la fuerza para dar un paso al frente en dirección a sus enemigos, mirándolos con sus ojos llenos de fuerza y retando a Pierce para que se dejara de juegos e hiciera lo que debía de una vez. Sin rodeos, aquí y ahora.

La Línea Perfecta (SamBucky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora