La Línea Perfecta (SamBucky)

Epílogo

El tiempo no es más que una línea, una línea que parece no tener un carril, que parece correr desbocada sin esperar a nada ni a nadie, irrompible y muchas veces cruel, sin embargo, si de algo estaban seguros hoy, es que aquella línea seguía siendo así para ellos, seguía siendo una historia cuyo final ya estaba escrito mucho antes de que la primera palabra del inicio fuese redactada, así como la muerte llega con el simple hecho de que la vida existe. Pero conocían que, con cada acción, con cada paso, con cada decisión, tal vez hasta con cada aliento que tomaban, aquella línea podría dar un giro completo, las cosas podrían ser totalmente diferentes para bien o para mal, así, la línea seguía siendo irrompible, pues nada cambiaría en otra realidad aparte de la afectada.

El momento en el que S.H.I.E.L.D y Hydra cayeron después de que Hank Pym entregara aquella grabación sobre Alexander Pierce y la retorcida organización que dirigía en las sombras, no cambiaría nada en la línea de los que llegaron a causar lo anterior, la creación de Los Vengadores en esta realidad alterada no pondría de cabeza el mundo del que los héroes de esta historia venían, y el nuevo rumbo de aquel Bucky que fue liberado extrañamente por sí mismo de otro mundo, no cambiaría lo que Barnes hacía en esta realidad, no cambiaría el hecho de que estaba parado en el desolado departamento, con una maleta en el piso que esperaba ser cargada por su única mano, ya que decidió retirar el brazo plateado que había recuperado en aquel aterrador y loco viaje por otros mundos. Su mano de carne y hueso sostenía una pequeña nota con algunas palabras escritas en el centro, misma que, después de releerla por décima vez, dejó delicadamente sobre la mesa de la habitación. La libertad que se otorgó no cambiaría el segundo en el que suspiró en la salida de aquel lugar que llamó hogar, en el que soltó un suspiró de tristeza al saber que las cosas aún estaban dando vueltas, cerrando la puerta y dejando sólo el ruidoso silencio. Cualquier cosa que sucediera en un mundo roto como al que estos héroes habían ido, en un mundo perfecto en donde Riley no había muerto o en donde Bucky no había caído del vagón de carga, o en un mundo monstruoso donde Sam y James ni siquiera se habían visto las caras; no cambiaría nada en esta línea. Jamás lo haría.

Esta realidad parecía haber encontrado la estabilidad parcialmente después de un montón de acontecimientos que, Wilson sospechaba, eran producto del hechicero que nunca se dignó a aparecer y darles una explicación, pero que lógicamente iría a buscar en algún momento. Aunque la misión desastrosa que habían realizado hace un par de semanas atrás parecía haber sido totalmente en vano, en este momento, supo que aquello era erróneo, lo supo al recibir una alentadora noticia por parte de Scott, pero también un llamado peculiar.

Hope, quien había estado unos meses varada en aquel mundo suplantando a la Van Dyne de aquella línea hasta que Hydra buscó a su padre por la partícula que Bucky llevaba consigo al ser capturado, así, llevándosela con el fin de sacarle información cosa que la llevó a encontrarse con Barnes; por fin había logrado traer a sus padres devuelta con un portal que, afortunadamente, si fue capaz de cerrarse desde este mundo, esta vez, trayendo esperanza y respuestas con aquellos científicos que volvían a casa. Sam había ido a aquel laboratorio que juró jamás volver a pisar después de la odisea que había vivido gracias a la infernal máquina, pero lo hacía porque Lang le había mencionado que era de suma importancia que se dirigiera hasta ahí junto con Bucky, quien obviamente no iba a dar un paso en ese lugar. Wilson había tomado un vuelo de emergencia esa mañana, solo, llegando al laboratorio para conversar sobre lo que había sucedido.

—Cap —saludó Lang al ver a Sam salir de la camioneta que conducía, viendo que este asentía en respuesta —. ¿Dónde está Barnes?

—Bueno, no está aquí —dijo con un suspiro, pues Bucky estaba tomándose un descanso después de unos días en el hospital, y Sam no quería molestarlo con esta reciente misión que los había quebrado, que les había dejado una herida que tardaría en sanar, pero, aunque sabía que hablar era la mejor manera de curarse, no iba a presionarlo, y tampoco iba a traerlo aquí para que ambos se derramaran ácido en sus heridas. Al haber trabajado con veteranos como él, tenía cierto conocimiento sobre qué hacer, o algo parecido —. ¿Qué le pasó a Pym y a Van Dyne? —interrogó.