Capítulo 0;03

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"No deberías involucrarte con alguien como yo" dijo Ranpo al fantasma a su lado, después sólo siguió los pasos del menor para llegar con todos.

Todos se saludaron entre sí (a través del traductor, Dazai) de forma instintiva.

"Qué bueno que está usted aquí señor Ranpo. Con su ayuda todo será más fácil" dijo una chica pelirroja, siendo inmediatamente traducida por Dazai.

"No se preocupen. Con mi Ultradeduccion resolveremos esto en dos días." alardeo de forma llamativa. "Entonces revisemos ese cadáver. "

Ranpo se dirigía a donde se supone se hallaba el cuerpo cubierto con una manta blanca para dar "descanso eterno" a la pobre víctima. Claro que nunca creía eso.

Él mejor que nadie sabía que esas cosas eran puras patrañas. La gente sólo se hacía la santa al desearle el descanso eterno y puro a alguien que apenas llegaron a conocer.

Ranpo rodó los ojos mientras sacaba sus lentes de marco negro, y por el rabillo del ojo miró curioseando si de casualidad el chico fantasma seguía ahí. No se sorprendió al verlo todavía a la lejanía.

Bufó y procedió con la investigación quitando la tela blanca. Un escalofrío lo pudo recorrer, su garganta se secó y sus manos de alguna u otra forma empezaron a temblar. La primera preocupación que tuvo fue ver el cadáver del mismo fantasma que lo había seguido hasta la escena del crimen.

Preocupación que pasó a segundo plano tras notar el pequeño gran detalle que lo abatió completamente.

"Yo..." dijo, su voz se entrecortaba al grado de ser incapaz de seguir hablando. Tras esto decidió tomar una pausa y voltear detrás de él. Todos lo miraban expectantes, esperando algo de él, una genialidad, una idea, una pista o algo. Pero todo lo que recibieron fue "Yo no... sé nada."

Ante eso, pudo notar como todos se alarmaron, Dazai se paralizó, Atsushi dejó caer su quijada abriendo enormemente su boca. Los espectadores sólo parecieron indiferentes.

En un momento así agradeció el no saber el idioma natal, ya que podía escuchar cómo empezaban a murmurar cosas de él tan lejos pero tan cerca.

¿Eran sobre él los murmullos?

Tanta fue su impresión que no notó que el fantasma yacía junto a él. Mirando, observando. No supo diferenciar si se sorprendió, ya que el chico tenía un flequillo que le cubría la mitad del rostro.

"Hey." llamó al fantasma suavemente para no ser descubierto. Él sin salir de su estado de shock sólo se dedicó a posar sus ojos en Ranpo. –cosa que él no notó– "¿Cuál es tu nombre?"

"No lo sé" susurró igual, sin saber realmente porqué.

Ranpo se golpeó mentalmente, en toda su vida nunca se dio el tiempo de interactuar de esa manera con algún fantasma. O más bien, nunca se vio en la necesidad de hacerlo, ya que, él no necesitaba saber el nombre para resolver un caso.

La edad, la podía saber simplemente mirando las manos de la víctima, a menos que fueran deformadas, pero eso casi nunca sucedía. Lo mismo sucedía con otros factores como su oficio. La vida de una persona podría ser relatada ante ti, sin ninguna palabra, sólo debes mirar sus manos.

"¡Oye tú!" habló en un japonés básico una mujer más refinada que la perlirroja, con el porte que sólo una mujer altamente educada podía poseer. "No te hemos pagado para que vengas a hacer el idiota en este caso."

Comportamiento para nada común en un cuerpo de investigación, ellos siempre trataban de involucrarse lo menos posible con sus casos.

«Seguramente alguien cercano a la víctima.» pensó.

"¿Un caso importante?" respondió tratando de no verse afectado por el comentario.

"Qué poco profesionalismo. Justo lo que se espera de un niño de dieciocho años." burló la mujer mirando a Ranpo por encima del hombro.

Por alguna razón, al chico fantasma que había estado mirando a la nada desde hace un rato le molestó ese comentario. No realmente por las palabras o por el tono que la fina mujer utilizó. Sino por el chico pelinegro a quien fueron dirigidas.

Ranpo tenía la cabeza baja y sus manos hechas puños. Los apretaba tan fuerte que era notorio el temblor de ellas. Su cabello desordenado cubría la visibilidad de sus ojos, sólo se podía ver el leve brillo que sus lentes producían.

"¡Ranpo-san!" llamó Atsushi, el chico albino se dirigía a él con un sobre en mano, mientras con la otra llamaba la atención por el leve movimiento que hacía. "Ranpo-san, aquí hay más datos sobre el caso, podría dar una mirada y-" explicó apenas se acercó lo suficiente. Pero fue interrumpido por el arrebato de los papeles en su mano por parte de su superior, para que luego éste saliera corriendo a quién sabe donde.

Atsushi y Dazai se alarmaron, si en su propia ciudad lograba perderse. ¿Qué sería de Ranpo en una ciudad desconocida y dos veces más grande?

El único que pudo reaccionar ante ello –que por cierto, nadie notó– fue el fantasma.

Realmente tenía una razón para ello.

Quien sea que fuera ese chico, podía hablar con él, algo que notó, no todos podían. Y más importante, tenía información acerca de su vida.

Información que él, por azares del destino no recordaba. Y tal vez es otra pregunta que el chico podía contestar.

O no. Pero nada perdía intentando.

Cuando lo pudo visualizar entre la multitud, gracias a su maravillosa altura, el chico estaba dando vuelta en una esquina. Así que él decidió hacer lo mismo.

Después lo encontró en posición fetal sentado en el piso. Al parecer era un callejón sin salida, lo cuál les facilitaría hablar.

"Hola" decidió iniciar primero la conversación logrando su objetivo de hacer que el chico, quien antes cubría su cara en sus rodillas, le prestara atención. "¿Qué fue... lo de hace un momento?"

"A saber." respondió de inmediato y a secas. "Chico fantasma, no tengo ánimos de hablar con nadie, así que déjame sólo." le dijo mientras volvía a su posición inicial.

"Pero yo..." contradijo, ganándose una reacción irritada de parte del menor.

"Pero nada, y una mierda." contestó alterado, tal parecían que Ranpo estaba descargando su frustración con él.

Ambos guardaron silencio al escuchar que al final del callejón, donde la oscuridad estaba más presente, sonó un ruido de latas cayendo al piso.

Ambos chicos brincaron por inercia.

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