Capitulo 0;06

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Cuando Ranpo pudo llegar a la habitación del hotel, lo primero que hizo fue abrir la ventana donde el mapache ya lo esperaba.

Lo dejó entrar y después se puso a jugar con él en la que proclamó su cama. El mapache Karl era una de las cosas más lindas que había visto en toda su vida, y desde luego se encargó de felicitar a Poe por el excelente entrenamiento que parecía haber recibido.

"De alguna forma él siempre fue así." dijo el más alto. "Karl siempre me cuidó más de lo que yo lo cuidé a él."

"Eso sí es una verdadera conección." se limitó a responder, con la vista vagando en la habitación de hotel.

Poe sonrió.

"Ranpo-san" llamó el albino, nuevamente, como llevaba haciendo todo el día transcurrido. "Me acaban de dar la clave del internet."

Mientras escuchaba eso, a Ranpo casi le da un paro cardíaco por haberse acordado –hasta ahora– que él era el encargado de informar de su llegada sanos y salvos al otro lado del mundo.

En su defensa, se lo 'encargaron' a él.

"Atsushi-kun..." dijo serio dirigiéndose a su pequeño pero fiel camarada. "No avisé a Fukuzawa que habíamos llegado."

En eso, la mirada sonriente y feliz que el chico siempre cargaba, se fue degradando a una de horror y angustia por no saber lo que les vendría. Probablemente debería ir preparando unos ataúdes para él y Dazai. O tal vez solo para él, porque Dazai estaría feliz de morir a menos que fueran por las mismas manos de Kunikida.

Y su solución llegó sola.

"Ranpo-san" llamó dándole a entender que se le ocurrió un plan. "Dígale a Kunikida-san que si lo puede cubrir con el presidente."

Ranpo lo miró como si le hubieran devuelto la luz a su mundo.

Ya que, por alguna razón, Kunikida siempre le hacía caso a Ranpo, sin importar si fuese una estupidez de lo que estuviese hablando, se comportaba igual que con Dazai, no obstante sin violencia de por medio.

"¡Atsushi-kun te has vuelto listo!" Mencionó como agradecimiento por su buena idea.

«¿Me acaba de elogiar?» pensó Atsushi antes de salir de la habitación dejando el papel con la contraseña del internet en un buró.

"¿Quién es Kunikida?" preguntó Poe desde al lado de Ranpo.

“Un compañero del trabajo” dijo seguro Ranpo mientras ponía la contraseña del internet para poder mandar el mensaje a su compañero. "Lo conozco desde que vivo con mi tío Fukuzawa."

“¿Dónde trabaja Ranpo-kun?” preguntó realmente curioso, ya que Ranpo no se veía más joven de veinte años, y por esa edad era más normal que alguien siguiera estudiando a que empezara a trabajar.

No obstante, Poe nunca pensó nada malo en el hecho de que Ranpo a su edad trabajara, siendo aún un crío, como algunos le llamaban. Muy por el contrario, admiraba esa parte de él, pues trabajar y estudiar al mismo tiempo requería de mucho esfuerzo.

“En la agencia de mi tío” contó aún sin quitar la vista de su celular. Una vez que terminó y recibió un mensaje de Kunikida afirmando que lo cubriría, dejó el celular a un lado y se dedicó a mirar a Poe. “Atsushi-kun y yo sólo ayudamos un poco a Fukuzawa durante nuestras vacaciones. Y como vienen fechas festivas era claro que tendríamos.”

Ranpo examinába cada una de las expresiones –hasta donde podía ver– que hacía el contrario, puesto que era un chico tan expresivo, entusiasta y amable. Todo eso lo reflejaba al momento de hablar. Y Ranpo nunca había visto expresiones tan hermosas como así las catalogaba. Está claro, tenía a Atsushi, quien era lo más cercano a un niño para él, pero claro que jamás hubo algo que resaltara de él como lo hacía Edgar.

Y era curioso, porque apesar de ser un adulto de veinte años, podía hacer gestos como un niño de diez.

“Entonces, ¿te irás cuando tus vacaciones terminen?” preguntó sujetando sus dedos de las manos entre sí mismos.

“Me iré apenas termine con el caso” dijo volviendo a jugar con Karl quien yacía sobre la cama del cuarto. “Lo cual, con mi ayuda será en uno o dos días más.”

Por alguna razón, esas palabras hacían eco en la cabeza de Edgar. «Terminar el caso, ¿qué sucederá conmigo después de eso?» pensó, no era un miedo particular a la muerte, mas de solo pensar en dejar de existir, todo se volvía nebuloso en su mente, se desorientába y perdía la razón.

¿Los fantasmas también conocen el miedo?

“Ranpo-kun...” llamó, causando que el azabache lo mirase aún con sus ojos entrecerrados, él ladeó la cabeza en busca de que siguiera con su conversación. “No es nada en” terminó por decir al pensar en que podría ser molesta su pregunta.

“Esa cara no es de un simple 'nada'. Te sucede algo, ¿no es así?” cuestionó al momento de leer su mirada, no era fácil ocultarle cosas cuando se catalogaba como El mejor detective del mundo.

“Es sólo que estaba pensando acerca del caso...” calló unos momentos por su palpable vergüenza. “Ranpo-kun, ¿qué significado tiene morir?”

Una pregunta con palabras simples y un trasfondo complejo hicieron que Ranpo abriera lentamente sus ojos, dejando ver sus orbes esmeralda. Tan brillantes como la vista de un campo natural, tan verde y tan llenos de vida. Si, porque Ranpo aún seguía vivo.

“No lo sé. Decir que la respuesta es simple sería ser hipócrita.” dijo. “Toda mi vida me he preguntado lo mismo, ¿por qué las personas deben morir? Jamás encontré la respuesta, y creo que cuando sea consciente de ella ya no se lo podré contar a nadie.”

“Pero entonces, ¿por qué tenemos que arriesgarnos a vivir cada día más si de cualquier forma vamos a morir? ¿Es que realmente existe un propósito para esto?” Edgar suspiró con pesadez, la conversión de alguna manera le formaba un vacío en su pecho, tan diminuto pero tan pesado. “¿Qué hicimos para merecer morir?”

“No lo sé Edgar, pero no hables de la muerte como si fuera un castigo.” Ranpo tenía la cabeza abajo, su mirada se perdía en sus recuerdos del pasado, sus días junto a sus padres, antes de que todo en su vida tomara una forma diferente. “La muerte y la vida son tan relativas que cambian el significado entre el bien y el mal en un santiamén. Hay gente buena y hay gente mala, sin embargo, ambas partes terminan muriendo al final.”

Edgar lo miraba con detenimiento, a pesar de que sus ojos eran apenas visibles por su cabello, los sentía vacíos, como si la imagen de un Ranpo delicado le doliera, aunque no estaba tan alejado de la verdad.

“Pasó algo, con la muerte de alguien cercano, ¿No es verdad?” habló Poe acercándose un poco a Ranpo, intentando que lo volteara a ver con esos brillantes ojos, los aceptaría incluso si brillaban en llanto o alegría.

“Más personas de las que me gustaría contar.” Ranpo acercó su cabeza a sus rodillas, haciendo un hueco justo para esconder su rostro de la realidad que le atormentaba a diario.

Poe no dijo, sintió el tormento alrededor del muchacho, y por ello mismo lo rodeó con sus brazos. Porque, aunque no pudiera tocarlo y se rumoreé que los fantasmas son fríos, Ranpo pudo sentir cierta pizca de calidez.

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Después de tanto tiempo he regresado.
No me he olvidado de esta historia, simplemente estuve ocupada pues estoy trabajando en un Flufftober Soukoku, algo que no tenía previsto y surgió de último momento.

⊙⊙←Gracias por su paciencia con mis actualizaciones, espero poder traerlas más seguido.

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