Karl corría de regreso con el fantasma que dejó atrás.
Como ya era de noche, un aura apenas perceptible rodeaba el contorno de la silueta de Poe. El de los demás fantasmas también, pero el mapache solo estaba centrado en uno.
“¡Karl!” gritó en el momento en que lo encontró con la mirada. Corrió hasta él con sus brazos extendidos, aunque no podía saltar a su pecho para que lo refugiara, así que solo se arrodilló frente a él. “¿Qué pasó? Tardaste mucho.” lo miró detenidamente, tenía algo entre los dientes. “¿Encontraste a Ranpo?”
El mapache chillaba en respuesta, era un sí definitivo.
Debían ir por él, entonces, Poe estaba por encaminarse a la casa de donde su mascota había regresado. Pero comenzaron por lados distintos.
Al parecer, Karl quería regresar al lado por el que dejaron a Dazai y Atsushi. Órdenes de Ranpo tal vez.
“Debemos ir por Ranpo-kun.” interpuso Poe. Karl seguía chillando y oponiéndose a su idea, para él, era muy arriesgado por un motivo que el fantasma no recordaba.
Solamente vio cómo Karl se dirigía cada vez más cerca del parque cercano. Poe no sabe qué hacer, ¿ayudar a Ranpo no sería lo mejor? De todas formas, nadie lo retenía de volverse y direccionar sus pasos al faro.
Lo decidió cuando ya no podía ver más a Karl. Lo único que era visible eran las almas de las personas a la redonda, solas y perdidas. Poe no se detuvo a pensar lo que estarían hacer por esos rumbos, supuso, algo rápido, que sólo estarían ahí porque no tenían otro lugar a dónde ir.
Ya no hacía falta que subiera escaleras, él flotaba pero no sabía si podría hacerlo hasta tantos metros. No importa cómo, lo logró simplemente pensando que no había por qué fallar en esto y que nada pasaría si "cae" desde esa distancia.
Al mismo tiempo que Poe atravesó la ventana, todas las miradas posibles se dirigen al anciano que usa su llavero lleno de unas mil contraseñas de metal para abrir la cerradura de la puerta para acceder a las escaleras del faro.
“¡Poe-kun!” llama Ranpo apenas ve el conjunto de su remanente entrar por las piedras y la ventana exterior pasando con dificultad por la madera que a esta altura difícilmente está mojada.
“Ranpo-kun, de verdad estás aquí.” no tarda mucho, ni quiere hacerlo, en llegar hasta él, observando la situación. “¿Qué debería hacer?” posa sus manos cerca de la soga que retiene al azabache, como bien se sabe, no puede deshacer ese nudo por propia fuerza de voluntad.
“No necesitas mover un dedo.” sonríe Ranpo con convicción de que su plan saldrá bien. Pero sus ojos esmeraldas intentan escapar en cuanto fija con más intensidad la apariencia de Poe. “¿Qué es... Qué es eso?”
“¿Eh?” atisba con su voz en cuanto se mira. Así mismo.
Lo que se supone que son las uñas de Poe son demasiado largas para ser declaradas de tal manera. Son garras, no hay mejores palabras para describirlas. Sus manos ya no son del color pálido del que lo conoció, y no sabe si es un efecto causado por el reflejo de los accesorios que tiene detrás, pero ahora son rojas. O en ello se están convirtiendo.
“Ranpo-kun, ¿qué es esto?” la voz de Poe tiembla. Es aterrador que eso esté unido a su cuerpo. Pero de alguna forma, sabe que ahí pertenece.
Ranpo cree saber lo que es. Pues evadió su poder por tanto tiempo que en estos momentos tiene el mismo conocimiento que Poe podría tener.
Ahora, la luz del faro está encendida; puede alcanzar a notar cómo la luz se cuela por la ventana, tal como lo hizo su amigo.
“Poe.” llama Ranpo, consiguiendo la atención que necesita. “Quítate el pelo del rostro.”
“¿Qué?” no entiende la extraña petición.
“Déjame ver tu cara, quiero que me dejes verla.” ojalá pudiera hacerlo él mismo, pero solo un fantasma puede tocar a otro. Ni aunque estuviera desatado podría intervenir en el hecho de que no quiera. “Por favor.”
Este no es el momento de sentir vergüenza por su aspecto físico de antaño. Poe lo sabe y no lo siente de hecho. Algo dentro de él dejó de sentir vergüenza de repente.
Poe así lo hace, tal y como se lo pidieron, pero Ranpo no quería corroborarlo, quería que Poe le negara verlo, que no fuera la cuestión que pasaba por su mente. Quería que Pie no hubiera sido otra víctima.
La respiración de Ranpo se agita, ¿por qué él?
Sus ojos divagan por los cilindros contenedores de los espectadores de su charla. Todos lo observan, están mirando a Ranpo con burka ahora. Le muestran que lo único que empezaba a querer después de tiempo, se irá.
Intenta recordar. ¿Cómo dijo el informe que era el aspecto físico de Edgar antes de ser asesinado?
Ah, sí. Los ha encontrado.
Después de todo, son los únicos ojos morados de todo el lugar, enfrascados en un cilindro aparte de todos. Ese par está solitario. Están solos.
“Ranpo-kun, ¿qué sucede?” se inquieta el fantasma.
No está siendo profesional, lo sabe muy bien. Aún así, no lo quiere decir. No lo va a decir. Debería solo guardar el secreto para que todo quede como está.
Una cosa es segura por el tintineo del otro lado de la puerta, nada bueno está por suceder.
Los movimientos son lentos, desde que se abre la puerta hasta que el anciano se sienta en el banco de madera más cercano. No era del todo necesario prender una lámpara, la luz del faro era suficiente para hacer vida en la habitación. Pero de todas formas, lleva una en mano.
Es él. Ranpo lo reconoce como el viejo que lo interceptó en el parque.
Se olvida de todo por ahora, no debe bajar la guardia.
“Lo siento.” da inicio a su conversación mientras, de su bolsillo trasero del pantalón saca una cajetilla de cigarrillos, del otro lado, saca un encendedor. Se toma su tiempo, no tiene prisas para encender su tabaco y abrir la ventana para que el olor no asfixie a nadie. “No ha gritado.” afirma. “Ya debiste entender que de todas formas es inútil y un gasto de energías.”
Ranpo no responde nada.
“Bien.” una calada más. “Quisiera empezar ya, ¿no te molesta?” Sigue sin responder nada. “Oh, no te habrás dormido, ¿o sí?”
Una ventaja que Ranpo tomó muy en cuenta son sus propios rasgos; sus ojos rasgados a veces simulaban que él estaba dormido, si se ponía la posición correcta, podría engañar hasta al más agudo de los ojos.
El anciano se acercó, tomándose su tiempo, estaba por tocar los párpados de Ranpo para abrir sus ojos y corroborar sus palabras cuando un rasguño se escuchó en su pared de madera.
Poe lo estaba haciendo.
Tal vez no puede rescatar a Ranpo de la manera en que le gustaría, pero como mínimo, quería evitar que ese ser repugnante le tocara un solo pelo a Ranpo.
Lo hizo con fuerza, siendo capaz de dejar una cicatriz en la superficie de piedra. Ranpo le dijo que objetos que alguna vez tuvieron, o tienen esencia eran posibles de ser tocados por él. Así que rasgó precisamente una parte que tenía sangre seca.
No quería que su primera advertencia quedara en la nada si no sonaba sobre la piedra sola. Pero cuando experimentó otra vez, con más calma, notó la reacción que lo secundó.
“Otra vez no.” gruñó por lo bajo.
Ranpo y Poe se sorprendieron al mismo tiempo.
¿Otra vez?
Eso fue su perdición. Ranpo fue delatado por sí mismo. Y el anciano no dejaría pasar una oportunidad así.
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| Deducciones Muertas | Ranpoe
FanficEdogawa Ranpo es un detective famoso, se podría decir que el mejor. Es un miembro de la Agencia de Detectives, la cual es famosa por resolver un sin fin de casos difíciles, y aunque muchas personas no sepan, dotados de habilidades sobrenaturales. R...