Capítulo 0;15

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El sonar de los barcos inundó sus oídos, las gaviotas lejanas y el mar le indicaban que estaba en una zona costera de Massachusetts. Más específico, un farol.

Muchos hoteles podrían tener vista al puerto, sí, pero ninguno dejaría una impresión tan malograda de tablas de madera podrida. Sobre todo, ninguna persona cuerda dejaría que otra almacene ojos -de todos los colores- en cilindros con agua. Probablemente era una mezcla de agua con algún elemento químico para que no se deterioraran.

Parecían ser acomodados como trofeos de competencias en los que alguien trabajó arduo por ello. Pero claro, esas competencias solo se podían ganar en el sentido criminal.

Sería imposible gritar desde ahí y ser escuchado. No sabía qué tan alejado de casas y residencias estaba.

No había nadie adentro además de Ranpo, lo que quiere decir que la persona que lo trajo aquí ha salido. Tal vez necesitaba utensilios para sacar ojos, también ha de necesitar que la víctima a la que le sacará los ojos esté despierta o consciente. Él mismo ha visto cómo los ojos de una persona sin vida se alejan de la belleza que tiene el sujeto en sus contenedores.

Él mismo siente como lo miran aquéllas canicas, sintiendo lástima de que es el siguiente. O rogándole que vengue su muerte.

No hace falta que lo pidan dos veces, de igual forma, Ranpo ya estaba determinado a llevarse a este criminal tras la jurisdicción de la policía del país.

Ranpo inspecciona el lugar. A lo lejos puede ver una televisión antigua apagada. Un muro lleno de papel periódico pegado. Botellas de alcohol tiradas por doquier.

Falta poco antes de la puesta del sol, por lo que se alcanza a apreciar por la misma ventana por la que se cuela la brisa que viene directo del mar. Lo intenta analizar un poco.

¿Fue todo esto planeado? Si el criminal sabe que viene de Japón, eso lo hace algo peligroso, pensando que pudo haber estado siguiéndolos y no se dio cuenta por estar concentrado en Poe, le pone los pelos de punta. Porque no, ni él ni Dazai hubieran dejado que alguien los siguiera sin notarlo.

Si esto no fue planeado y este hombre no tuvo la más mínima planeación en el caso, todo sería más fácil.

Aún no sabe cómo se comunicará con sus compañeros, pero deduce que Poe no se quedará quieto y estará buscando por la zona.

Lo cual no está desacertado.

En el exterior, un mapache gruñía a su anterior dueño para que se alejara de allí. No quería verlo aproximarse a donde el faro se encontraba. Estaba muy ansioso y eso preocupaba a Poe. No lo había visto así.

Se ve muy consternado, como si algo malo fuera a sucederle. Como si, al pisar un solo centímetro de ese lugar, se fuera a desvanecer.

Pero eso no sucedió, porque pese a los deseos del mapache, tenía qué seguir buscando a Ranpo.

"Karl, ¿qué sucede?" le preguntó. El mapache le contestó, a su manera. Soltaba quejidos para que evitara ese lugar a toda costa. "¿Qué hay de malo?"

Pobre mapache, podría estar casi llorando, pero como Poe no puede hablar en su idioma, no era nada sencillo comunicarse. Edgar no entendía su comunicación, pero tampoco quería ignorar al mapache.

"¿Eh?" Poe miró a los lados, buscando algo que fuera lo que provocaba el actuar de su mascota. Lo que encontró fue solo un dato curioso. "Este lugar está muy cerca de donde encontré a Ranpo-kun por primera vez." volvió a ver a Karl. "Eso no tiene nada que ver, ¿o sí?"

Poe siguió mirando alrededor, guardando ese dato como un guía para regresar al hotel.

Miró ahora al lado del puerto, varios hombres trabajando ahí, preparándose para cuando se hiciera de noche. Uno de ellos tenía que ser el dueño del faro, ya que como no faltaba mucho para cumplir su labor, no debía alejarse mucho.

Observaba por todos lados algo que le dijera dónde podría estar Ranpo. No pasó mucho tiempo desde que Karl les avisó del peligro, podría ser que todavía se encontraran cerca de Boston, lugar donde está el hotel donde se hospedan y el lugar del asesinato.

Pero Karl se ponía más reacio a cada paso que daba cerca del faro. Había una casa ahí, construida específicamente para que el dueño pudiera moverse cómodamente.

El mapache sabía algo, y no era capaz de compartirlo.

"Karl, amigo, voy a estar bien. Déjame pasar." le habló con dulzura y suavidad. Lo último que quería era alarmar más al animal. "¿No quieres encontrar a Ranpo? ¿No sería bueno que lo encontráramos?"

Su mascota se vio desanimada. Pero él fue quien caminó hacia la casa que vieron. Poe intentó seguirlo, pero Karl gruñó para que no pasara de ahí. Prácticamente le estaba pidiendo que se quedara ahí mientras Karl iba a inspeccionar la zona.

¿Iba a obedecer las órdenes de un mapache? Claro que sí. Después de todo es su mapache.

Lo vio desde lejos hasta que no pudo seguirlo más. Karl parecía estar acostumbrado a pasearse por las casas ajenas, era de suponer. Después de que quedó sin dueño, ¿a quién debía recurrir?

Poe recorría la mirada nuevamente, en caso de que tuviera que sacar a su mapache de ahí. Pero, vaya ¡Había una gran cantidad de fantasmas! Antes no se dio cuenta, pensó que tal vez solo eran personas ordinarias, pero quizás esto era lo que prendió las alarmas de su mascota.

El mapache entró a las escaleras del faro, corriendo tanto como sus pequeños pies le dijeran que lo hiciera. Lo más difícil era atravesar por las puertas, pero había lugares donde la madera podrida había hecho un huevo para que él cupiera.

Ahí, en uno de los cuartos, encontró a Ranpo sentado acostado en una cama, con el claro detalle de que no podía huir.

"¿Karl?" se animó Ranpo. Ahora tenía la carta perfecta para salir de aquí. "¿Me seguiste? No." lo miró más a fondo, mientras el mapache se acercaba. "Vienes con Poe, ¿cierto?" se subió a su pecho, estaba en lo correcto. "No es necesario salir de aquí ahora, solo quiero pedirte un favor."

El animal ladeó la cabeza.

"¿Ves esos periódicos de ahí?" señaló con la barbilla, única cosa que tenía libre. "Necesito que los traigas y me dejes verlos."

Parecía un trabajo duro, ya que el mural donde estaba se encontraba más arriba que el escritorio, pero Karl podría con ello. El mapache los miraba y volvía a ver a Ranpo. Los periódicos y a Ranpo nuevamente.

Las sospechas del azabache incrementaron. La puesta de sol se acercaba cuando Karl jaló los papeles con un brinco y se los llevó al chico.

Así es, Ranpo había acertado.

El criminal sabía quién era, sabía que venía directo de Japón y que era un detective. Ya que había varios periódicos con fotos suyas circuladas en rojo. Más que nada, a sus ojos.

Ranpo rió con ironía. Ahora todas las piezas empezaban a juntarse poco a poco.

Se sintió derrotado, pues el momento de su llegada a este país había sido planeada sin que él lo deseara.

"Ahora, Karl. Necesito que hagas una última cosa." sonrió Ranpo. Fuera lo que fuera, tenía que dejar que las víctimas de este caso fueran mandadas a descansar en paz.

| Deducciones Muertas | RanpoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora