Capítulo 0;10

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“¡Bien!” habló Ranpo golpeando con estruendo el portafolio sobre el escritorio de ese pequeño cuarto del hotel donde se estaban hospedando. “Es momento de dejar de holgazanear y empezar a trabajar.”

Porque sí, a pesar de que Ranpo amaba su trabajo con todo su ser, era un procrastinador empedernido que dejaba todo para último minuto. Y el hecho de haber peleado con la mujer elegante por los papeles que les pidió con anticipación no ayudaba mucho. Iba muy atrasado en su trabajo.

Era cuatro de enero, su fecha límite era el dieciocho del mismo mes.

Para su sorpresa y la de sus compañeros, el principal a cargo de la investigación, quien se enteró que simplemente había comprado la supervisión del mismo, los sorprendió el día treinta avisándoles que podían tomarse los días festivos hasta el dos de enero para regresar ese día.

Le puso triste el hecho de que no pudo llevar a Poe a conocer su lugar de trabajo y a todos sus amigos, ni brindar con él por un mejor año, ni para que probara toda esa comida deliciosa que habían preparado el Tanizaki mayor y Kunikida.

Cuando regresaron, los tres chicos se quedaron con el jet lag de estar viajando de un país a otro, y con tanta diferencia horaria sólo empeoraba el asunto.

Los siguientes dos días los usó para conversar con Poe y jugar con Karl, ponerse al corriente y platicarle todo acerca de su viaje fue su prioridad apenas tocó tierra americana.

Más le emocionó ver que Poe aún seguía ahí, que no se había olvidado de él ni del caso que tenían pendiente resolver.

“¿Ranpo-kun ya tiene alguna pista?” habló levemente desesperado. Este se había quedado sentado en una silla aun cuando Ranpo corrió a todo el equipo para concentrarse, desde que había entendido que no atravesaba todos los objetos empezó a sentirse más cómodo con su entorno.

“Ni una sola.” habló con certeza pero sin perder la motivación y la sonrisa que se cargaba desde hacía un rato. “Estos documentos se ven importantes...” tocó la superficie del portafolio que le había sido entregado por otra mujer, más tímida y de cabello más claro que la anterior, sin duda más amable. Era como las personalidad de Edgar, pero en mujer.

“Eso..., ¿es importante?” preguntó algo confundido.

“No en realidad pero nos deja muchas pistas.” comenzó a hojear los papeles de adentro. “Como que es probable que trabajaras para todas esas personas, y si es así quiere decir que eras rico.”

“Eso en realidad no sirve de mucho que digamos.” susurró algo desanimado por la situación.

“Bien, cosas principales: naciste el diescinueve de enero” leyó Ranpo desde un papel en sus manos. “, aquí en Massachusetts, tu relación con tus padres era mala, siendo que tu madre biológica te dio en adopción, tu padre adoptivo era un abusivo contigo y tu madre adoptiva, él fue arrestado poco tiempo después ya que fue acusado de delitos mayores como trafico de órganos y extremidades humanas. Fue tu madre adoptiva la que te crió y mantuvo hasta tus dieciséis pues ella se suicidó...”

La expresión de ambos se tornó seria, el aire se tornó incómodo y nadie supo qué decir. Ranpo pensó que pudo ser más suave, decirlo todo junto no siempre era una buena idea.

Poe, él sólo lo procesaba todo, intentando entender pero sin sentirse lamentable, sintiendo claro desprecio y odio hacia todos aquellos adultos que le dieron la espalda en su momento. Le gustaría maldecirlos, no recordaba todo el posible sufrimiento que le hicieron pasar, pero lo sentía, sufría y su cabeza no entendía por qué, no recordaba nada de su vida como ser humano y aún así dolía.

| Deducciones Muertas | RanpoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora