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Su corazón saltó dentro de su pecho y su cuerpo se hizo pequeño en el momento en el que Minho se colocó sobre él, mirando sus ojos fijamente.

-¿Qué haces?-

El contrario se movió levemente, pero en ningún momento dejo de mirarlo desde arriba, lo sabía porque podía sentir su pesada mirada.

-Minho.-

El nombrado tomó la manta con fuerza, obligando a Han a soltarla, y solo así, una vez que su cuerpo estuvo descubierto se colocó a horcajadas sobre el cuerpo de Jisung.

-Yo tampoco estoy muy seguro de lo que estoy haciendo.-

Las manos del mayor se adentraron en su camisa, haciendo que el menor se retorciera levemente ante el frío tacto en su piel.

-Minho, yo...-

-No lo pienses demasiado.-

Sus ojos se cerraron con fuerza ante la desconocida sensación, era verdad que era algo que llevaba pensando durante años, que la sonrisa de Minho lo hacía sentir distinto, y que sus manos alrededor de una cintura ajena a la suya lo hacían pensar en mil y un cosas. Pero en ese preciso momento, cuando sus manos jugaban con los cabellos de la nuca de Minho, y sus labios dejaban salir pequeños suspiros sobre la piel de su cuello... En ese preciso momento no podía pensar en que pasaría después.

En ningún momento dejó que sus ojos se encontraran, tampoco se preocupó por esconder todas las pequeñas reacciones de su cuerpo ante su tacto, y mucho menos se obligó a callar cuando el cuerpo de su amigo se apegó al suyo.

-No quiero que te arrepientas.-

Lo dijo bajito sobre su piel, mientras el contrario lo tomaba con fuerza y sus labios recorrían su cuello.

-No lo haré.-

Fue ahí cuando pudo mirarlo por primera vez, con los labios hinchados y el cabello despeinado, Minho era etéreo, a pesar de las pequeñas manchas en sus mejillas y su reseca piel, con todo eso él seguía suspirando cada que se encontraban, y su corazón se aceleraba con tan solo mirarlo.

-Lo prometo.-

Dijo con dificultad, aferrándose al pequeño cuerpo debajo suyo, sin poder evitarlo las mejillas de Han se sonrojaron y su cuello quedó expuesto por completo mientras sus dientes apresaban su labio inferior.

Las manos de Minho comenzaron a dejar caricias en su cuerpo, y Han se retorció ante la húmeda sensación que comenzaba a invadirlo en la parte baja de su cuerpo, acompañada del tacto de los dedos contrarios, haciendo que su cabeza reposara sobre la almohada. El sentir sus manos sobre su piel era indescriptible, era la primera vez que hacía algo como eso, pero podía asegurar que nunca se había sentido tan bien a lo largo de su vida. Quería que Minho se sintiera de esa forma al tocarlo, quería poder hacerle sentir escalofríos.

Los ojos de su amigo se cerraron, y su cabeza se recargó sobre su hombro, en ningún momento dijo nada, pero cuando los dedos de Minho se encajaron en la piel de su espalda, fue cuando pudo notar que se sentía de la misma forma. Cuando el contrario suspiró con pesadez y sus brazos lo rodearon con cariño, haciendo que su cuerpo se pegara por completo al suyo.

No sabía cómo comportarse, tampoco estaba muy consciente de la forma en la que sus caderas se movían con naturalidad. Los labios de Minho recorrían su piel con total libertad, haciendo que un escalofrío recorriera la espalda baja de Jisung al pensar que el contrario se sentía tan cómodo con él.

-Hannie...-

Dijo en un susurro, alejándose levemente de su cuerpo para poder mirar el ceño fruncido de su menor. En el tiempo que llevaba conociéndolo se había encargado de cuidarlo, pero ¿Acaso lo estaba lastimando? Recorrió sus facciones con detenimiento, y sus manos aflojaron el agarre en su cintura.

-Tómalo con calma.-

Dijo subiendo una de sus manos hasta la frente contraria, repasando las arrugas que se habían formado en esta.

-No sé qué hacer.-

Sus ojos se abrieron levemente, y Minho sonrió enternecido ante su tono apenado.

-Solo intenta hacer lo que te gustaría sentir.-

Acercó su rostro nuevamente para poder besar sus mejillas, las manos de Han se elevaron hasta sus hombros, y sus piernas rodearon su torso. Sonrió de lado, y sin esperar demasiado sus brazos lo tomaron nuevamente.

Cerró los ojos con fuerza, dejando que los movimientos de Han le indicaran el ritmo que deseaba llevar.

-Por favor no olvides tu promesa.-

Dijo bajito, escondiendo su rostro en el hombro de Minho. No sabía si el contrario lo había escuchado, así como ni siquiera había pensado en decirlo; Había salido con naturalidad de sus labios, entre suspiros y algunos jadeos.

El contrario no respondió, se limitó a tomar sus labios con rapidez. Los movimientos aumentaron, y sin poder evitarlo se alejó del beso, sus labios viajaron hasta la piel de su cuello y sus dientes se encargaron de hacer con ella lo que su cabeza llevaba pensando por tantos años.

-No lo haré.-

Y eso fue lo último que salió de sus labios antes de que sus dedos se presionaran en la piel de Han con fuerza, tanto que el cuerpo debajo suyo dejo salir algunos quejidos.

Silencio. Era todo lo que llegaba a los oídos de Jisung. Un silencio tan pesado que fácilmente podría ser confundido con la humedad de la habitación.

-¿Te lastimé?-

La voz de Minho llegó hasta su cabeza, y su corazón, que hasta el momento había intentado calmarse, volvió a latir con fuerza. Negó en silencio, y el contrario se alejó para poder mirarlo desde arriba.

-¿Estás seguro?-

Una vez más su cabeza se encargó de contestar, Minho desvió la mirada y después de algunos segundos se dejó caer a su lado en la cama.

-Estoy sudado, debería ir a ducharme.-

Se removió levemente a su lado, pero Minho pasó su brazo por su cintura, apegándolo más a él.

-Estoy cansado, hay que dormir primero.-

-La cama tendrá un olor raro.-

-No me importa.-

Y una vez más hubo silencio entre ambos, que miraban el techo de la habitación como sí no hubiese sucedido nada entre ellos.

-¿De dónde salió el lubricante?-

Preguntó Han de la nada.

-Lo compré en la farmacia que está a dos cuadras. Leí que haría que te doliera menos.-

Lo miró sorprendido Así que por eso sabes tanto.

-No iba a dejar que tu primera vez fuera un asco.-

Minho quitó el cabello que se había adherido a su frente, mirándolo con ternura.

-Pensé que no besabas a las chicas con las que sales.-

Dijo mirando sus ojos, sintiendo su corazón aún acelerado.

-Tú no eres las chicas con las que salgo.-

Y se miraron por algunos segundos, tan solo dejando que el silencio de la habitación y la frialdad de la noche se hiciera presente entre ellos.

-Gracias.-

Dejó un beso en la mejilla de su amigo.

-No agradezcas, me alegra saber que fui tu primera vez, me siento como si fuera tu dueño.-

La sonrisa de Han se borró de inmediato, y sus ojos se limitaron a mirar un punto fijo en el techo.

-Espero que mis bebés no se sientan celosos de ahora en adelante.-

-Deja de compararme con tus gatos.-

Minho rio, pero él no lograba encontrar la gracia en sus palabras, por lo que dejó un golpe en su pecho.

-Han, la pata.-

-Basta.-

Hannie!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora