CAPITULO.13. ¿Quieres ser mi amigo?

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Piso el acelerador cuando Derek por fin sube al auto. Estuve varios minutos debatiendo si traerlo conmigo, una opción que descarté fue dejarlo solo en esa casa llena de personas con su misma condición, ebrios.

Lo miro por el retrovisor de enfrente y está acostado de lado con la mirada perdida. El pobre atleta perdió hasta las llaves del auto, siendo un completo irresponsable e inútil. Decidí llevarlo en mi auto a su casa porque no perdería el tiempo buscando llaves que nunca serán encontradas.

― Puede alguien recogerte en la entrada de tu casa ― digo echándole otro vistazo por el espejo.

Acorto el camino tomando un atajo que nos hará llegar más pronto a la casa del atleta ebrio que habita la parte trasera de mi auto.

― ¡A mi casa no! ― pronuncia nervioso.

― Estas borracho Derek, ― hablo sin despegar la vista de la carretera ― el mejor lugar para ti es en tú casa. ¿O prefieres que te lleve a donde Hayley?

Saca la cabeza en medio de los dos asientos delanteros y deja caer los brazos en ambos lados.

― No puedo llegar a casa y arriesgarme que mi padre me vea así.

‹‹No lo pienses››

― Y en la casa de Hayley no puedo llegar en este estado. ― baja la cabeza en derrota.

‹‹Ni lo digas››

― Podría quedarme en tu casa, solo por esta noche.

‹‹Ya lo dijo››

― No creo que sea buena idea.

― Venga, ándale, Alexito, eres mi única esperanza. ― me pellizca la mejilla ― no me dejarías en la calle.

‹‹No sería mala idea››

Apreté el volante con fuerza tensado los músculos, piso el acelerador y el carro marcha hacia delante haciendo que Derek cayera en medio del freno de manos.

Lo maté.

Detuve el auto para socorrer a Derek. Me giro y sostengo el antebrazo del pelinegro borrachón ayudándolo a salir de en medio de la palanca de freno y cambio. Una tira de sangre se le marca en la frente y al recostarse en el asiento lleva los dedos a su lastimada frente.

― Lo siento mucho ― me apresure a decir. Si no me mato el susto, me mata Derek por desfigurar su perfecto rostro.

― Ve más despacio para la próxima o terminaremos como Paul Walker.

Extiendo la mano y rebusco en la guantera alguna cosa con la que pueda detener el sangrado. No hay nada, solo un paquete de toallitas húmedas vacías y toallas femeninas. Como no uso este automóvil y solo me la paso usando el transporte público Lucia le saca el mejor provecho, eso explica lo de la toallas femeninas.

― Toma ― le paso una fueran del envoltorio ― detendrá el sangrado.

Derek la toma sin pensarlo dos veces, al tenerla en sus manos y sentir la textura y ver la forma que tiene me hace una mirada de pocos amigos.

― No me pondré toallas sanitarias en la frente. ― la devuelve.

Se cruza de brazos y le tiro nuevamente la toalla sanitaria ― Oye es lo único que tengo.

― No tienes algo más, lo que sea ― la toma rendido ― venga Alexito, esto es humillante.

Otra vez con mi nombre en miniatura, me está empezando a irritar que me diga así.

Mr. Hyden © +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora