Capítulo XI: Sentimiento Agridulce

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Despertó cuando el sol comenzaba a brillar

—Rayos —murmuró y corrió al baño

Se apresuró y saltó por la ventana para ir al campo, ¿Cómo se había dormido? Ya debía estar en el campo

—Llegas tarde

—Disculpe no...

—Ahórrate eso... —interrumpió tomando una espada —quiero terminar antes del atardecer

Hizo lo mismo dispuesta a enfrentarlo.
Comezaron con calma hasta aumentar la intensidad, esta vez  ningún corte se hizo presente, estaban en total concentración pero no era suficiente. Él quería que lo atacara como se debía pero Emily internamente se contenía temiendo equivocarse.

—Vamos, el atardecer está cerca. Tengo cosas importantes que hacer

Al escuchar eso recordó lo que dijo Tamara y se molestó notablemente atacándolo de manera impredecible. El general tuvo que reaccionar rápido para bloquear sus ataques hasta que lo llevó contra un árbol y atravesó el tronco con la espada, él tuvo que alejarse para no recibir aquel ataque

—No fue tan difícil, ¿o sí?

—Es lo que quería —dejó la espada

—Bien, fue suficiente —hizo lo mismo para después alejarse

Emily quedo allí mirándolo pero no seguiría con la duda, lo quería saber.

—Señor... —detuvo su andar —¿porque ella? —preguntó con frustración

—¿De qué hablas?

—Tamara, ¿porque la eligió? —giró para mirarla y ella desvió la suya

—No es de tu incumbencia

—Lo es si aquello implica que seré entregada como mercancía —se molestó

—Eso... —se acercó hasta quedar delante de ella —debes ser consciente que si eso sucede, él no te dejará escapar. Pero no puede sin mi permiso

—Lo sé —murmuró

—¿Cuál es tu problema? —no respondió —espero que todo esto no te haya confundido

—¿Qué quiere decir?

—Sentimientos, no me interesa en lo más mínimo lo que sientas pero aquí, no hay lugar para eso... —no respondió —haberte enamorado de mi será lo peor que puedes hacer

—Se equivoca, yo no sé de eso y no pretendo hacerlo. Como podría enamorarme de alguien usted, dudo que pueda sentir algo... —respondió con enojo

—Es bueno saberlo porque lo que menos quiero es a otra mujer obsesionada para molestarme, y al ser una débil terrana los problemas se multiplican —le dió la espalda caminando —si no te das prisa no seré responsable de lo que te suceda

—¿Sabe qué? —levantó la voz

—Que —respondió del mismo modo

—Disfrute su noche —caminó en sentido contrario

Regresó al campamento, a su cabaña. No iría a aquel lugar para ser negociada como si fuese lo más normal. Sin darse cuenta las lágrimas ya se deslizaban por sus mejillas.
Estaba dolida, muy dolida. Lo que dijo el general fue tan cruel y lo peor era que lo dijo con sinceridad y verdad. Jamás se hubiese imaginado en esa situación, llorando, sola, sufriendo pero por una cosa en particular. Estaba enamorada pero no lo aceptaba. Lo que menos quería era más problemas de los que tenía internamente. Se calmó y subió arriba de la cabaña para apreciar lo que en su mundo amaba, las estrellas.
Recordó a sus padres y suspiró, jamás se había sentido tan sola y con aquel sentimiento tan doloroso y destructivo dentro de ella.
Aparentaba medianoche cuando se bajó y se recostó a dormir.

LO DESCONOCIDO - TRILOGÍA DEL UNIVERSO 1/3  [COMPLETA] ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora