Capítulo 23✨

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Roberta: Que no soportas? Mis insultos? Creí que estabas acostumbrado.- dijo ella de forma fría

Diego: NO! No soporto que me trates con tanta frialdad, que me mires únicamente con desprecio, no soporto tener que insultarte todo el tiempo cuando quisiera decirte lo increíble que eres en todo lo que haces, no soporto las tardes sin ti, no soporto no poder reírme, platicar y bromear contigo y no soporto verte con Mario - le dijo el chico con toda la sinceridad que fue posible y ella abrió los ojos como platos- perdóname, por todo, por ser un estúpido...

Roberta: Diego yo...- dijo ella bajando la mirada, no quería cometer de nuevo el mismo error de volver a ser amiga de Diego para después volver a pelear.

Diego: Te extraño, te necesito... ya no quiero seguir así...-dijo apoyando su frente contra la de la chica y ella cerro sus ojos fuertemente

Roberta: Bien.- dijo únicamente y el suspiro y la miro profundamente, ella seguía con los ojos cerrados y se veía demasiado hermosa según los pensamientos de Diego, miro los suaves labios de la chica

Diego: Dime que no lo besaste- pidió el chico

Roberta: Que no besé a quién?- dijo ella abriendo los ojos muy confundida

Diego: A Mario... dime que no lo besaste...- dijo él una vez más y ella frunció el ceño

Roberta: Obvio que no... le dije que solo podíamos ser amigos- aclaro ella y Diego suspiro sintiéndose tranquilo- eso a que viene al caso?

El chico no respondió, únicamente tomo la barbilla de la chica y la levantó para cercarse a ella y rozar sus labios, ella ladeo la cabeza un poco, demasiado nerviosa y con el corazón latiendo como loco

Diego: Déjame besarte...- pidió el chico y ella lo miro un momento y el tenía los ojos cerrados y respiraba de forma agitada

Roberta: No...- dijo ella y Diego abrió los ojos, tomo las manos de la chica, entrelazando sus dedos con los de ella y levantó sus manos, haciendo que quedaran a los lados de la cabeza de Roberta y pegadas a la puerta

Diego: Te necesito- dijo él una vez más y la besó dulcemente pero ella volvió a ladear su cabeza

Roberta: No Diego... déjame, por favor- pidió ella y el la miro profundamente, pero se sentía un estúpido, un estúpido que moría por besarla.

Diego: Dime que no me extrañaste en todos estos días, dime que no te importo ni siquiera un poco, tanto como tú me importas a mí, dime que no me necesitas tanto como yo a ti, dime... dime que no deseas besarme de la misma forma que yo lo deseo...- dijo el chico demasiado perdido en la cercanía de Roberta

Ella se quedó callada unos momentos, mirando al chico, que parecía al borde de la locura

Roberta: Te extrañe, me importas mucho, te necesito demasiado y... muero de ganas por besarte- dijo ella al fin y con toda la sinceridad del mundo, Diego sonrió y luego ambos unieron sus labios en un necesitado beso, a ambos los derretía el simple contacto de sus labios, Diego soltó lentamente las manos de Roberta únicamente para tomarla por la cintura y luego subir hasta su rostro y acariciarlo tiernamente, ella puso sus manos en el cuello del chico y luego las bajo por su espalda, Diego mordió levemente el labio inferior de la chica haciendo que ella suspirara, le encantaba la forma en que el chico la besaba y él amaba la forma en que los labios de ella se unían a los suyos... la llevo hasta la cama y la recostó ahí, él se puso sobre ella pero sin dejar caer ni un poco de su peso en el delicado cuerpo de la chica, ambos se sentían demasiado completos estando así, aunque no era algo que podrían admitir fácilmente, la chica puso una de sus manos en el rostro del blanquiñoso y el sentía su corazón latir rápidamente ante ese gesto tan delicado por parte de ella. Ambos separaron sus rostros un poco, se miraron y sonrieron, él la beso delicadamente una vez más y luego giró, haciendo que Roberta quedara sobre él, ella recostó su cabeza en el pecho de la chico y él se dedicó a jugar con su cabello con una mano y con su otro brazo la tenía abrazada tiernamente, cualquiera que los viera diría que era la pareja más enamorada que habían visto en su vida, para ellos, era un simple momento al cual no querían ponerle nombre.

El amor todo lo puedeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora