7. Trato Hecho

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"Desearía acabar esta mierda y gritarle al mundo sus respuestas que tanto han de esperar. También desearía matarte, hermano."

Charli Hossler-

-¿Qué desean, caballeros? -Les pregunté con sarcasmos a los dos malditos secuestradores, Griffin y Bryce me miraban como si yo fuera su presa.

A decir verdad, Bryce se ve muy candente con esa camisa blanca, abierta hasta su marcada clavícula, dejando verla, admirarla. Sus músculos se pueden observar a través de la camisa, su pantalón beige pegado a las piernas, y unos botines negros brillosos. Parecía sacado de los libros.

Griffin se vestía con una camisa blanca de seda, dejando ver un poco más de la clavícula, sus mangas recogidas hasta un dedo debajo de sus codos, su pantalón negro pegado, y sus botines negros brillosos.

Los dos tenían belleza pura, cada lugar que van siempre dejan su perfume permanece en las antiguas y rocosas paredes, su imagen en los museos, su cuerpo y cara griega en las estatuas. Sus miradas intimidantes, sonrisas perversas y atractivas, sus ojos penetrantes... ellos son así, muy atractivamente peligrosos.

-Algo que nosotros y tú queremos, princesa de Canadá. -Contestó Bryce, pasando su navaja por mi cachete izquierdo, me zafé de su navaja, miré a Griffin para que haga algo (aunque lo dudo), él solo mira.

-¿Qué quieren? -Pregunté moviendo mis manos que la soga me apretaba. Necesitaba esa navaja para quitarme esta maldita soga.

-Queremos a Addison y Charli, hermana. -Respondió Griffin, acercándose a mí.

No me causaba miedo, ninguno de los dos, sé que son capaces de matarme en esta pocilga, pero no, ellos son muy inteligentes para hacerlo acá.

-¿Y yo qué? -Pregunté, con mi entrecejo fruncido.

Después que Addison y Charli hayan desaparecido, mi vida dio un giro (y lo saben). Ellas crearon un problema que todavía no se resuelve, dejaron preguntas sin respuestas, dejaron una enorme herida en nuestros corazones.

No deseo verlas, la decepción sigue húmeda, desearía no verlas nunca más, a la vez desearía abrazar a Addison y preguntarle si se encuentra bien, desearía poder estar con ella, no me importa Jaden y su problema de "desconfianza" si se trata de mi hermanita, haría todo.

Hasta mataría.

-Ayúdanos a encontrarla. -Anunció mirándome.

-No. -Contesté, prefiero dejarlas ir, que llevarlas con este par de asesinos.

-Te lo estamos ordenando, Charlotte. -Me transmitió una brisa de terror, al ver tan enojado a Bryce.

-Conozco su maña, son unos malditos asesinos y no quiero que hagan nada malo a las dos. -Divulgué ya enojada por ellos, Bryce levantó su mano e inmediatamente giré mi cabeza a la derecha, ya preparada para su cachetada.

No hubo.

-No le hagas nada, enfermo. -Espetó Griffin, lo miré y él me ayudó a quitarme las sogas. -Si no nos ayudas, mataré a todos nuestros hermanos y si hay oportunidad tú también, y serás enterrada con ellos, uno encima del otro, escondidos debajo de la tierra muerta, suplicando compasión mientras que la tierra se los come vivo, con arañas, gusanos caminando a su alrededor.

-Lo esperaré, Griff, pero sabes que no soy capaz de hacerlo. -Repliqué.

-Por último, igual la vamos a encontrar. Hemos mandado a muchos escoltas por todos los países, no se van a poder esconder.

-Entonces, ¿por qué mierda quieren mi ayuda? -Pregunté.

-Ventajas.

Sabía que lo iban hacer, las iban a encontrar, y antes que mueran porque sí, lo harán, quería abrazarlas.

𝑳𝒂 𝑷𝒓𝒊𝒏𝒄𝒆𝒔𝒂 𝒅𝒆 𝑪𝒂𝒏𝒂𝒅á ―Jaden Hossler―Donde viven las historias. Descúbrelo ahora