9. Rastro

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Lo que pasó hace unos minutos atrás, fue una de mis mejores días, pero a la vez la peor. Me hizo sentir tan mal y a la vez tan bien, ¿qué soy de él? Un juguete sexual, un puto juguete.

No me iba a quedar satisfecha, sí fingiendo como siempre, pero no podía aguantar esta confusión que lentamente me mata, me asesina, y lo peor es que lo dejo, dejo que haga lo que sea, soy su títere y lo disfruto.

—Charlotte, ¿qué sucede? —Preguntó Anthony, tocando mi hombro. Lo miré y no resistí más, me lancé hacia sus brazos y dejé descansar mi cabeza en su hombro, lloré, empecé a llorar en los brazos de mi cuñado.

No entendía esto, no entendí por qué, quería preguntar, pero tenía miedo y me río, porque ¡Dios! Soy tan estúpida que un chico me haga sentir de esta manera, que me afecte. Que débil soy.

—Lo siento, príncipe Anthony, no debí... —Mencioné, aún con mis lágrimas presenciándose.

—No se preocupe, para eso está la familia, ¿no? —Esbozó una enorme sonrisa, a lo que yo inmediatamente le copié. Su sonrisa era contagiosa y muy bonita. No entiendo porque Josh esconde su relación con él.

—Me disculpé varias veces con su hermano y sigue comportándose raro, un día me abraza, me besa y el otro día solo me echa la culpa o me ignora. —Contesté mirando mis pies.

Nos encontrábamos en un lugar escondido, Anthony no despegó sus manos de mi hombro y seguía acariciándolo. Toda la multitud se encontraban detrás de nosotros, conversando, bailando, tomando, lo que hace un pueblo.

—No conozco a Jaden, es mi hermano, pero casi nunca hemos tenido interacción, pero lo que sí sé de él es que es un manipulador al igual que nuestro padre.

Su respuesta no me había causado extrañez, así que asentí y un empleado nos interrumpió. Debíamos que irnos.

Narrador Omnisciente

El hermano mayor Jones, analizaba a todo el pueblo. Entre sus dedos había un cigarrillo. Jugueteaba con el collar plateado que una de sus personas favoritas le regaló hace años.

—Han encontrado algo, Griffin. —Su colega avisó. Él dejó el cigarrillo y se fue con su colega y algunos guardaespaldas. Caminaban dejando un asombro a los pueblerinos, cada pisada era fuerte y sonante, intimidante para algunos.

Miró de reojo a su hermana Charlotte y le dio una seña para que los acompañe. Ella asintió, no feliz, pero deseaba salir de ahí.

—¿Qué quieren? —Preguntó Charlotte, sus brazos cruzados y su semblante serio. Griffin miró a la pequeña hermana, y le sonrió.

—Bueno, dicen que encontraron algo por el bosque. ¿De quién es esto? —Preguntó el castaño Bryce. Le mostró un abrigo blanco, la cual ella fingió su sorpresa, sus lágrimas iban a bajar.

Charlotte practicó demasiado en esconder sus emociones, sus padres le instruían que llorar era para débiles, y ella no era una débil, pero todo ese muro que construyó se desvaneció al ver al pelinegro con una sonrisa engreída, en su mano un libro antiguo.

—No, no sé de quién es. —Contestó mirándolo a los ojos al castaño, él frunció su entrecejo y asintió alejándose. Mintió y engañó. Charlotte era una persona que no se podía confiar, siempre podía girar el problema.

Te engañaba de una manera extraordinaria, podía notar como ella estaba en tu equipo, pero en realidad no tenía un equipo y de esa manera Griffin amaba a su hermanita, como ella podía ser tan maldita como él.

Un sociópata era Griffin, su hermana también lo era, pero lo fingía, o porque no sabía de su trastorno que en los tiempos pareció desaparecer, pero la llegada de los príncipes, ella también vino, vino su verdadera yo.

—¿Eso es todo? Tengo una multitud que atender. —Se excusó. Bryce sonrió falsamente y se acercó nuevamente a la princesa.

—¿En serio? ¿No sabes de quien es esto? —Preguntó, dando lentos pasos frente a ella. Charlotte lo miró penetrantemente y contestó.

—No dudo de mi respuesta, príncipe Bryce.

—Si me entero que me estás engañando, yo mismo voy a matarte y si tengo una oportunidad a tu hermano Vinnie, al parecer son muy amigos. —Amenazó. Si no fuera el autocontrol que se cargaba, ya tendría al príncipe acuchillado con una navaja que siempre guarda la pelinegra.

Charlotte ante la gran amenaza solo se dedicó a sonreír hipócritamente y lo miró de arriba abajo. —Me alegro por su invitación a yo ser asesinada, pero le sugiero que, si pasa eso, evite hacerlo acá, hay una pobre familia que se podrá traumatizar con mi muerte.

Miró a su hermano y después abandonó la oscura habitación que no se sabe cómo mierda encontraron la habitación.

Si muchos no se acuerdan el ¿por qué se cansaron? Pues, según las realezas de Canadá y Reino Unido, decidieron juntar a sus hijos para que Reino Unido reciba un sueldo mensual hasta que se vuelva a ser unos de los mejores países con abundantes recursos, y cuando logré eso los hijos se verán obligados a separarse, también si ellos quieren.

Pero solo la princesa Charlotte y algunos de la realeza saben la realidad. Jaden es un pobre ingenuo, Charlotte es una pobre princesa obligada a demasiadas cosas. Y los dos. Los dos se ven hermosos juntos, pero en realidad, ¿ellos quieren eso?

—Princesa Charlotte. —Un esclavo la llamó, ella volteó. —El príncipe Jaden la busca. —dijo un desordenado joven, que a leguas se ve lo inocente.

Ella alzó su mirada y asintió con la cabeza. Fue hacia donde el pelinegro se encontraba, antes de chocar sus miradas ella soltó una grande bocanada de aire.

—Solo quería avisarte que no iba a dormir contigo, sino que me voy a ir a un bar. —El corazón de los dos se rompieron al escucharlo. Jaden sabía que era una mierda con ella, y Charlotte sabía que todo esto era por algo.

—Okey.

Ella dejó un beso en la mejilla de Jaden, y fingiendo una sonrisa, al momento él no entendió y se emocionó que fuera voluntad propia, pero después miró a la reina y supo que era una orden dar afectos cariñosos. 

































Helou :D

¿Les gustó?

Sí me demoré en publicar y es que esta historia dio un cambio radical que no estaba planeado como pensé. En fin, espero que les haya gustado, estaré más atenta a la historia...

Y si la cancelo no se sorprendan 😭

Nos vemos <3

Valeria-

𝑳𝒂 𝑷𝒓𝒊𝒏𝒄𝒆𝒔𝒂 𝒅𝒆 𝑪𝒂𝒏𝒂𝒅á ―Jaden Hossler―Donde viven las historias. Descúbrelo ahora