17. Hossler y Jones

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Bryce

El reino escondía grandes secretos, grandes verdades, mi historial. Ellos sabían la verdad, lo que ellos hicieron, pero decidieron esconderlo, sepultarlo hasta lo más profundo. Me amenazaron.

La justicia era lo que yo tenía, me gustaba, me encantaba ser una persona justa. Muchos dicen que son vengativo, una mierda de persona, pero en realidad es la justicia. La justicia provoca a mi ser, algo que mucho temen, algo que mucho lo malinterpretan.

Y hoy haré justicia.

Dicen que el amor hacia alguien es lo que más duele que un golpe. Entonces, lo comprobaré. La dulce Charlotte. El amor de todo el Reino Unido. Y de mi hermano.

Narrador Omnisciente

Los Hossler's tenía una habilidad, ser calculadores, ser bromistas. Aunque las bromas lo usan para hacer algo malo. Hacen todo un espectáculo y salen por la puerta de atrás, sin mirar atrás, corren riendo y creyendo que se lo merecen, pero en realidad no lo merecen.

Hacen los que se da la gana, no piden consejos porque no quieren. Crean problemas y no los solucionan porque no quieren. No les importa las consecuencias, solo siguen su instinto. Y el instinto nunca falla.

Y ocurrió dos problemas más, la problemática creó otro problema llena de tristeza y otro, creó una inseguridad al amor de su vida. Si amas a esa persona, entonces ¿por qué lo dejas ir?

Y la justicia se proclamó nuevamente. "Ojo por ojo, diente por diente" Hossler y Jones, Jaden y Charlotte, Anthony y Josh, Charli y Addison, Angelina y Vinnie.

Entonces, la vida quiso dar una jugada, más. La justicia quería manifestarte, otra vez. La tristeza quiso habitar en sus corazones, como siempre. Las lágrimas querían tomar protagonismo, por siempre.

Y de ahí, una trampa muy clásica, pero siempre se utiliza, el castaño lo hizo. Esparció jabón líquido por la escalera, sabiendo quien bajará por ahí en unos minutos.

Agarró sin que su mejor amigo se dé cuenta, agarró el cuaderno maltratado y sin más salió de la habitación, yéndose hacia la pelinegra. Escondió su perversa sonrisa que siempre tenía, caminó tranquilo por los fríos pasillos.

Tocó tres veces la puerta marrón de madera. Y escuchó un tranquilo "pase" por parte de la dueña de la habitación. Ella se estremeció al verlo con un semblante serio, y el cuaderno de su hermana. Sabía que era de ella, el color negro y con sangre en algunas hojas.

Trató de esconder sus lágrimas. Y se puso fuerte. Quiso dar esa impresión.

—Supongo que Griffin la dejó ir, ya que ella corrió sin su amada. Observé que tu hermana le entregó esto a tu hermano. —Contaba, mientras veía las lágrimas bajar de su contraria. Le gustaba ver como lloraba, el dolor de otros lo consumía y lo volvía más cínico.

—Dámelo. —Ella demandó, molesta y con una tristeza abundando en su interior. Él le entregó el viejo cuaderno. La sangre ya no estaba fresca, pero si lo tocabas igual te ibas a manchar. Su olor era a tierra muerta y a sangre, una fuerte combinación.

Charlotte abrió el cuaderno. Un viejo sonido entre las maltratadas hojas chocando.

La letra de Addison y Charli ahí, en ese cuaderno, en esas hojas. La letra cursiva de Addison, la hermosa y admirable letra que Addison escribía. Y la desordenada letra, a las justas se podía comprender, un desorden total, pero hermosas palabras acompañándolas.

Dejó atrás unas cuantas hojas, y encontró una hoja. Perdida de todas las hojas, una común, pero con palabras que solo ellas podían conocer. Solo ellas dos.

𝑳𝒂 𝑷𝒓𝒊𝒏𝒄𝒆𝒔𝒂 𝒅𝒆 𝑪𝒂𝒏𝒂𝒅á ―Jaden Hossler―Donde viven las historias. Descúbrelo ahora