LA VENGANZA DE RAQUEL [Sin editar] ✔️

CAPÍTULO III

Audio: Hurts Like Hell, Fleurie 

RECUERDOS

Siento escalofrío al leer las primeras palabras.

"Me quiere matar... ayúdame"

—¿Estás bien? —me pregunta Yina preocupada.

—¿De quién es el casillero? —pregunto sin mostrarle la hoja.

—Era de una chica... ¿Por qué?

—¿Qué le paso a la chica?

Enseguida Yina baja la mirada y me responde:

-Se suicidó hace un año. Yo nunca la conocí, pero... todos en el instituto sí.

—¿Se suicidó? —pregunto sorprendida.

¿O la mataron?, pienso de inmediato.

—Eso es lo que me han contado. Yo llegué al instituto un mes después de que eso sucediera. ¿Por qué preguntas por ella?

—Por nada —digo y guardo la nota en la bolsa de mi pantalón.

Observo el casillero y veo que todo está limpio, no hay cuadernos ni libros, solo estaba esa nota.

...

Vuelvo con papá después de hablar con Yina y juntos regresamos a casa. Durante el día hacemos limpieza y amueblamos el lugar, pero no dejo de pensar en la nota que encontré en el casillero.

"Me quiere matar... ayúdame"

Esa chica de la que Yina me hablo ¿se suicidó o alguien la mato?, ¿por qué pondría esa nota en el casillero?

Mientras limpio las escaleras escucho un ruido bajo ellas, como si alguien las golpeara desde abajo.

Confundida bajo las escaleras y veo la puerta que dirige hacia el sótano, pero esta se encuentra bajo candado.

Por alguna razón la dueña de la casa no nos la quiso alquilar con el sótano a nuestra disposición.

...

Cuando la cena llega, papá comienza la conversación.

—Ya no me dijiste que tal te pareció la escuela.

—¿Cómo decirte? En todo el camino te la pasaste hablando por teléfono —le contesto y Lalito baja la cabeza.

A él no le gusta vernos pelear y aunque no es siempre así, la mayoría de las veces mi papá y yo discutimos por una u otra razón.

—Sabes que el trabajo...

—Esa ya me la sé. Tu trabajo siendo más importante —murmuro.

—Eliz todo lo que hago es para... —Lo vuelvo a interrumpir.

—Lo sé. Todo lo haces por nosotros —digo y él suspira.

—Solo quiero que estemos bien, quiero que te despejes y estés mejor.

—¿Mejor?, ¿Crees que decirnos que cambiaremos de rutina horas antes de hacerlo, es mejor?

—Eliz... —susurra mi hermanito tratando de detenerme.

—Todo fue imprevisto —continúa mi padre.

—Eso no es cierto. Ya tenías la escuela para inscribirme desde antes de que me dijeras que nos mudaríamos aquí.

—Eliz... —se detiene a pensar en las palabras que usara—. Necesitabas un cambio, estar encerrada en tu habitación todo el día no era normal.

—Nada ha sido normal desde ese día —digo recordando ese fatal accidente.

—Eso es justo a lo que me refiero, necesitas olvidarlo, eso no te hace...

—¿Olvidarlo? —contesto molesta—. Olvidar es fácil para ti, porque tú no estabas ahí, porque tú no mataste a nadie.

—Eliz, para por favor —dice Lalito viéndome a los ojos.

—No puedo, simplemente no puedo —siento como una lágrima resbala por mi mejilla—. Todo fue por mi culpa, si yo no...

—¡No fue culpa de nadie Eliz! Así que deja de culparte —reacciona mi padre molesto.

—¡Pero lo es! Yo insistí en llevar a Lalito a esa feria, yo distraje a mamá mientras ella conducía, ¡Yo la mate!

—¡PARA! —Lalito golpea fuertemente la mesa y justo en ese instante, el candelabro cae frente a nosotros— ¡AHHH! —Lalito grita de miedo.

—¿Estás bien? —le pregunto preocupada, estamos en plena oscuridad.

—Sí, pero me da miedo la oscuridad —me contesta tomándome la mano.

—¿Tú estás bien Eliz? —me pregunta mi padre.

—Sí... —digo y me alejo de la mesa con mi hermano—. Es mejor que nos vayamos a dormir.

No espero su respuesta y me voy con Lalito hasta llegar a su habitación, ahí lo arropo y abro las cortinas de la ventana para que la luz de la luna entre y él no tenga miedo.

—Eliz —me llama antes de que lo deje solo.

—¿Si?

—Ese accidente no fue tu culpa, fue un accidente.

Me acerco a él y me inclino para estar a su lado.

—Perdóname... —murmuro con las lágrimas cayendo otra vez.

Lalito limpia mis lágrimas con sus pequeñas manos y yo cierro mis ojos.

—No vuelvas a discutir con papá, ¿prometido? —yo le sonrió tratando de tranquilizarlo.

¿Cómo hacer una promesa que no prometo cumplir?