CAPÍTULO IV

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Audio: Control, Halsey

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Audio: Control, Halsey

RAQUEL, ERA SU NOMBRE

Mi primer día de clases había llegado, estaba un poco nerviosa y preocupada por cómo sería esta vez.

Yo era una persona asociable.

—¡Eliz! —volteé en dirección a esa voz y vi que se trataba de Yina.

Ella muy amablemente se ofreció a acompañarme hasta mi salón de clases que por suerte resulto ser el mismo de ella.

—Seremos compañeras de clase a partir de hoy —me hizo un guiño antes de irse hasta el fondo a sentarse a lado de un chico con sudadera negra y con el gorro puesto.

Yo tomé asiento en una de las primeras filas y las clases pasaron normales, ningún profesor hizo que me presentara, lo cual agradezco. En el receso, tome mis cosas y antes de retirarme del salón, Yina me llamo.

—¡Eliz!, comerás con nosotros verdad —dijo refiriéndose a ella y a su amigo de la sudadera, quien parecía no importarle nada, él veía su celular mientras se colocaba audífonos y se perdía fuera del mundo.

—Quizás... digo sí —digo algo distraída.

—¡Perfecto! —se emociona y sale del salón.

Yo los acompaño hasta el comedor del instituto, en donde pasamos por nuestra comida y nos dirigimos a una de las mesas vacías del fondo.

—Y cuéntanos de ti, ¿cuántos años tienes?, ¿De dónde vienes? —dice interesada mi nueva compañera.

—Emm... Tengo 18 años, y hace unos días vivía en la ciudad del norte. Ahora estoy con mi padre y mi hermano —no sé qué más decir.

—Me han dicho que allá hace mucho calor, ¿es cierto?

Yina comienza a platicar conmigo, me hace preguntas mientras yo solo me limito a contestarle. Ella parece ser muy amigable, sociable e incluso extrovertida a diferencia de mí y de su amigo, quien come de su almuerzo sin prestarle atención a nada ni a nadie.

—No siempre es así —me dice ella al ver que observaba a su amigo—. Solo se pone así las 16 horas del día, porque las otras 8 duerme —concluye riendo—. No me creas, es solo que... no está de humor, ¿verdad Alex? —se dirige a él y el chico al escucharla se quita un audífono.

—¿Me decías? habla por primera vez, su voz es ligeramente ronca y algo ruda.

—Que dejes de actuar como un fantasma y únete a la conversación —lo anima su amiga.

—Bien... —responde quitándose completamente los audífonos. Después me observa.

Es un chico guapo, sus ojos son de color cafés y tiene una mirada agradablemente ruda. Además, parece ser alguien intimidante por ese aspecto que le da su sudadera negra con el gorro puesto.

—Así que eres la nueva —afirma él viéndome a los ojos, gesto que me pone nerviosa.

—Sí, y viene del norte —contesta Yina por mí.

—¿Por qué viniste a un lugar como este? —pregunta el chico aún viéndome a los ojos, y cuando estoy a punto de contestarle...

—Por el trabajo de su padre, se cambian continuamente, así que hay que disfrutarla —sonríe Yina respondiendo por mí, otra vez.

—Interesante... un gusto —dice el chico asintiendo y volviéndose a colocar sus audífonos.

—¿Ves?, es simpático —me dice Yina y yo sonrió hacia ella.

Cuando termina nuestro receso regresamos a clases y esta vez el profesor sí me hace presentar frente al grupo.

—Mi nombre es Eliz y recién me mudé a Profitt por el trabajo de mi padre... —un chico de cabello castaño me interrumpe en medio de mi presentación.

—¿En qué trabaja? —pregunta.

—Es un doctor veterinario, está trabajando en el estudio de las aves migratorias.

—¿Entonces vives cerca del bosque?, porque ahí es fácil encontrarlas —me vuelve a preguntar y yo asiento ante su duda.

—Sí, nos estamos quedando en una casa cerca. Bueno... tengo 18 años y me... —el mismo chico me vuelve a interrumpir.

—¿Estas en la casa de cabaña? —me pregunta con las cejas fruncidas.

Yo asiento y todos mis compañeros de clase me observan como si estuviera cometiendo un error al admitir eso. Incluso el amigo de Yina deja de escribir en su cuaderno y me pone atención.

—Bien puede sentarse —me informa el profesor y vuelvo a mi lugar.

Después de ese incomodo momento, las clases siguen hasta terminar el horario.

...

Cuando la clase termina, Yina se acerca a mí y me pregunta:

—¿En serio vives en la gran cabaña?

—Sí, ¿por qué? —digo mientras guardo mis cosas y me cuelgo mi mochila en el hombro.

Yina ve a su amigo quien la espera en la puerta del salón, luego regresa su vista hacia mí.

—Dicen que ahí pasan cosas... extrañas —murmura.

Pero no me perturbo ante eso, he visto muchas cosas que la palabra extraño es algo normal para mí.

—Cosas extrañas —digo sin importancia.

—Sí, ¿recuerdas a la chica que se suicidó?, ¿la chica cuyo casillero ahora te pertenece?

—Sí —digo al recordar la nota de la chica.

—Esa era su casa Eliz. Ahí se suicidó Raquel.

Y Raquel era su nombre...

LA VENGANZA DE RAQUEL [Sin editar] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora