CAPÍTULO XXXI

54 21 10
                                    

ELIZ

Audio: Deep End, Ruelle

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Audio: Deep End, Ruelle

FUEGO

Actualidad...

No podía creer lo que veía... Regina y Yina ¿La misma persona?

—¿Por qué...? —no termine mi pregunta. ¿Cuál de todas mis dudas podía preguntarle?

Yina... Regina solo me sonrió, feliz de mi confusión.

—Te lo explicaré... —ella procede a contarme su versión de los hechos. Yo la veo con los ojos más abiertos de lo normal, escuchando y entendiendo como pasaron las cosas, al menos para ella.

Cuando Regina termina de explicarme yo la veo con las cejas fruncidas, lista para darle mis preguntas.

—¿Tú encerraste a tu padre en prisión? —le digo viéndola a los ojos.

—No lo hice yo... —lo piensa—. Pero quizás el hecho de haberle robado las tarjetas que le pertenecían a su empresa, hizo que lo metieran a prisión. Aun así, no es mi culpa.

—¿Y tú madre...? —Regina no me deja terminar.

—Ese monstruo está en donde pertenece —la veo confundida.

—Ella no era el monstruo, el verdadero mons... —me vuelve a interrumpir.

—Ella lo era para Raquel. Mamá Yomaldi, era ese monstruo... se creía superior a todos, creía que por el simple hecho de ser la madre de Raquel tenía el derecho de lastimarla, golpearla e incluso moldearla a su manera —dice con la voz llena de furia, con esa voz de maldad que tantas veces escuche—. Por eso su castigo no fue el peor, aunque se lo merecía.

—¿Tú la encerraste en ese psiquiátrico?

—Yo solo testifiqué la verdadera persona que era, les dije sus errores y el abogado decidió meterla en el psiquiátrico. Raquel no quería hacerla sufrir, porque a pesar de todo la quería... por eso le di un final sin dolor.

—Tú...

—La mate —murmura con la vista hacia el suelo—. Pero no me siento mal por ello. Ella lo merecía... entre a ese lugar y la ahogué mientras dormía, no sin antes recordarle lo mala que fue educando a sus hijas, le recordé el monstruo que fue para mi hermana.

—Era tu madre... —murmuro sin aliento.

—¡Pero se comportó como si no lo fuera! ¡Siempre humillando a Raquel! ¡Siempre lastimándola!... y a mí, siempre comprándome con ella...

Ahora entendía que todo ese rencor que Regina poseía hacia su madre, no se debía a que siempre lastimaba a Raquel, sino a que siempre la comparaba con ella.

—¿Por eso lastimabas a Raquel? Por las comparaciones que tu madre te hacía con ella —pregunto.

—Yo nunca lastime a mi hermana —dice segura.

—¿Y las burlas y humillaciones que la hacías pasar?

—¡Yo no la lastime! ¡Ellos sí! Y por eso ahora hice su venganza.

—¿Quién te dijo que Raquel quería venganza?

—Lo decía en su diario, y yo solo lo cumplí.

—La venganza no te lleva a ningún lado.

—A mí me llevo a la victoria, Eliz.

—Disfrutar del sufrimiento de los demás no es una victoria, Yina —trato de hacerla entrar en razón, pero ella sonríe.

—Y eso que aún no término —la veo confundida y ella continúa—. No he terminado con Edwin, que él haya dejado de ir al instituto no significa que sea su final. Terminaré con él y buscaré a Mariana para terminar con ella.

—Todo por una venganza que tú misma creaste.

—Ellos lo merecen, Eliz.

—Tú también lastimaste a tu hermana y aunque lo niegues. Una hermana que en verdad ama a la otra, no se mete con la persona que ama, y tú lo hiciste con Alex.

—¿Qué? —dice sin entender.

—Raquel antes de suicidarse vio un video en donde Alex y tú, estaban juntos.

Yina me ve con las cejas fruncidas y después de unos segundos parece entender.

—El video... Edwin nos grabó...

Yo doy un asentimiento de cabeza y después de unos minutos, ella ve hacia el suelo.

—Ella... se suicidó porque nos vio...

—¡Tú le hiciste eso a Alex! ¡Lo drogaste! Tú eres la menos indicada para tomar una venganza que no te corresponde, además Raquel lo único que quiere es justicia...

Yina me ve a los ojos y parece arrepentida, se queda unos minutos en silencio y cuando creo que se acercara a mí para quitarme las cuerdas, no lo hace.

Ella se acerca a la chimenea.

—Perdóname —murmura hacia el fuego y sorpresivamente saca de un rincón un galón de gasolina.

Yina lo abre y lo empieza a regar por toda la sala, mientras parece estar llorando.

—¿Qué haces? —digo, pero en el fondo sé lo que piensa hacer...

—Regina... No hagas esto. ¡Déjame ir!

Ella me hace caso omiso y en su lugar se acerca a la chimenea y toma un pedazo de leña ardiendo.

—Esta es mi venganza, para nosotras, Eliz... —susurra viendo el fuego.

—¡NO!

...

LA VENGANZA DE RAQUEL [Sin editar] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora