CAPÍTULO XIV

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Audio: Until We Go Down, Ruelle

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Audio: Until We Go Down, Ruelle

EL PSIQUIÁTRICO

Los cinco días han pasado, he visto a Raquel en tres ocasiones. La primera vez fue en mis sueños, ella lucia diferente, no tenía esa mirada amenazante, ella solo negó con la cabeza sin decir nada.

La segunda vez, la vi en el bosque a través de mi ventana, ella sonreía y su mirada esta vez sí era amenazante.

Por último la vi ayer, estaba viéndome en el espejo cuando de pronto la vi tras de mí.

—Cuídate del monstruo —susurro y desapareció, esta vez era Raquel, la buena.

Ahora compartía la misma teoría que Alex, pensaba que Raquel sufría de trastorno de personalidad, y cuando tenía esa mirada dulce y voz amigable era una, pero cuando me miraba amenazante y hablaba con esa voz fría, era la otra. La buena y la mala.

Ahora nos dirigíamos en dirección a la Clínica de Psiquiatría, dicha clínica se encontraba en la ciudad vecina, mi padre me permitió ir creyendo que iba con mis amigos a una comida, sin embargo, no era así. ¿Cómo decirle que rompí mi promesa y ahora estoy ayudando a una alma que ni siquiera sé si me lastimara?

—Llegamos —informo Alex al llegar a la entrada de la clínica.

Ahora solo estábamos nosotros dos, Yina se sintió mal del estómago por las frituras que comió esta mañana y lamento mucho no podernos acompañar.

Entramos a la institución y realizamos los trámites faltantes para poder ver a Yomaldi, después de que pasaron algunos minutos nos permitieron la entrada a una gran sala en donde Alex y yo nos sentamos a esperar a la señora.

¿Por qué ella estaba aquí? Según las investigaciones de Yina, Yomaldí había tratado de asesinar a su esposo y por eso estaba aquí, porque más allá de ser un delito, ella presentaba problemas psicológicos.

Pasaron algunos minutos cuando una enfermera se acercó a nosotros en compañía de una señora joven y muy parecida a Raquel.

—Por cualquier cosa, te estaré vigilando Yomaldi —dijo la enfermera mientras sentaba a la señora frente a nosotros.

Yomaldi tenía un gran parecido a su hija, cabello rubio, ojos verdes... no me extrañaba que el monstruo a quien se refería Raquel en su dibujo se tratara de su propia madre.

Alex y yo nos dimos una mirada pensando lo mismo y esperamos a que la enfermera se alejara a un metro de distancia para comenzar con nuestro plan.

Cuando la enfermera se retiró, empecé por presentarme ante la madre de Raquel:

—Hola, soy Eliz y él es... —la señora me interrumpió.

—Alex, los estaba esperando.

Alex y yo nos dimos otra mirada, esta vez confundidos.

—Eh... encontramos esto de su hija, Raquel —Alex saco su diario, pero no completamente, ya que teníamos prohibido sacar cosas de nuestras mochilas, eso podía alterar a los pacientes.

—¿Sabe si su hija tenía doble personalidad? —pregunte con curiosidad.

La señora perdió la mirada hacia un punto en específico y se mantuvo callada, Alex y yo nos volvimos a ver. Sabíamos que esto podía pasar, pero teníamos la esperanza de que Yomaldi nos diera alguna pista.

—¿Sabe quién es el monstruo al que Raquel le temía? —vuelvo a preguntar y la señora me vuelve a ignorar.

—Estamos investigando, creemos que no fue un suicidio lo que le paso a Raquel y necesitamos justicia señora —trata de convencer Alex, pero no obtenemos respuesta de su parte.

—¿Quiere ayudarnos a que su hija descanse en paz? —intento convencerla esta vez yo. Yomaldi me ve a los ojos por un instante y cuando creo que por fin cooperara, vuelve a perder la mirada en el mismo punto.

Suspiro cansada y veo a Alex para negar con la cabeza, esto no funcionará. Ambos nos ponemos de pie y nos dirigimos a la salida de la sala, pero entonces...

—Eliz...

Me detengo y me doy media vuelta, la señora me ve a los ojos y siento que quiere decirme algo, así que me acerco nuevamente a ella.

—¿Quiere decirme algo? —indago.

—Acércate —dice en voz baja.

Con la esperanza de obtener respuestas, me acerco a ella.

—Más... —vuelve a decir y le hago caso, doy un paso más de manera que estoy frente a ella.

Ella toma una gran bocanada de aire antes de decirme lo siguiente:

—Vuelve otro día, tú sola. Y no le digas a nadie —susurra mientras me ve intensamente a los ojos y me recuerda mucho a Raquel, la mala.

—Lo haré —asiento con la cabeza y me alejo de ella.

Regreso con Alex, pero escucho que la señora Yomaldi vuelve a hablar.

—¡Cuídate del monstruo! —dice en voz alta. Me doy vuelta para ver cómo se va en compañía de la misma enfermera que la trajo a nosotros.

—¿Qué te dijo? —me pregunta Alex acercándose a mí.

—Que no volvamos —le contesto y me dirijo a la salida.

¿Por qué Yomaldi no quiso hablar con Alex?

¿Qué sabe ella del monstruo?

¿Ella lo es?

...

LA VENGANZA DE RAQUEL [Sin editar] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora