Dieciocho.

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Harry fue el primero en despertar con la imagen de un Louis durmiendo tranquilamente bajo su cuerpo. Ambos desnudos. Hace bastante que no despertaba así.

No sabía cómo sentirse.

Se levantó con cuidado de no despertarlo y buscó su ropa para cubrirse. Le pasó una manta encima a Louis y se apresuró a salir hacia la habitación de Amelia.

"Amelia..." Habló bajito y le acarició el cabello ruloso que se esparcía por su almohada. "Es hora de despertar."

La niña se removió bajo las sábanas y suspiró fuertemente. Al cabo de unos segundos y un bostezo, Amelia abrió sus ojos color mar y brillaron al ver a su padre.

"Buenos días, papi."

"Buenos días, amor. ¿Quieres desayunar?"

La niña asintió y se irguió lentamente en la cama, mirando a todos lados para espabilarse.

"Iré a hacerte el desayuno, tú encárgate de bañarte."

Harry salió por el pasillo hasta la primera planta y puso marcha el desayuno de todos. Unas manos cálidas le rodearon la cintura y dio un respingo en su lugar.

"¡Louis!" Lo apartó inmediatamente.

El castaño frunció el ceño.

"¿Qué pasa?"

"Amelia no tarda en bajar."

"¿Y?"

"No quiero que nos vea." Se encogió de hombros y evitaba su mirada.

Louis resopló y colocó sus manos en sus caderas.

"¿Crees que le molestaría? Amelia es la que más quiere que tú y yo volvamos a estar juntos."

"Pero..."

El castaño rodó los ojos.

"Pero, no hay peros, Harry. Me has dado vía libre estos días para lo que quiero, y creo que quieres también. No te eches para atrás ahora." Louis pareció frustrado.

El rizado iba a responder pero Amelia llegó muy sonriente a la cocina, al ver a Louis su expresión cambió a sorpresa y se apresuró a correr hasta él.

"¡Papi!"

"Hola, mi pequeña." Saludó Louis con una gran sonrisa y levantándola para cargarla.

"¿Dormiste aquí?" Preguntó viendo a Louis sin camisa y con unos pantalones cortos de algodón.

Harry miró a ambos, Louis le dio un vistazo rápido.

"Sí, hija."

La emoción de Amelia se hizo presente y le dio un abrazo a su papá.

Harry suspiró y volvió a su labor de hacer el desayuno. Minutos más tarde sirvió pancakes con un trozo de queso para cada uno. Se sentó en silencio y con la vista fija en su comida. Louis y Amelia hablaban animadamente y bromeaban de vez en cuando.

"¿Quieres que lleve a Amelia a su escuela?" Preguntó Louis en voz baja.

No se había percatado que ambos se habían levantado de la mesa y lo habían dejado solo, su desayuno estaba a medio comer y ni siquiera tenía hambre para empezar.

"Eh... yo." Balbuceó, sacudió su cabeza. "No, no te preocupes."

"No es una preocupación." Aclaró el castaño. "Pareces distraído, mejor me encargo yo."

Harry asintió y se levantó para dejar los platos en la cocina. Suspiró en cuanto se deshizo de su comida. Ni siquiera se ocupó de limpiar el desorden. Al volverse para salir de la cocina, Louis entró ya vestido con la ropa del día anterior.

"¿Estás bien?"

"Sí."

En realidad no lo sabía.

"Aún debemos hablar."

"Sí."


















Louis volvió una hora más tarde, Harry y estaba vestido con el cabello goteandole en los hombros. Suspiró al sentir el acolchado del sofá hundirse a su lado.

"Así que..."

"Louis, ¿crees que estamos haciendo las cosas bien?" Harry preguntó con preocupación en su voz.

Louis lo miró a los ojos y apretó los labios.

"Yo creo que estamos intentándolo y que lo merecemos." Respondió.

"¿A qué te refieres?"

"Harry, sé que fui un idiota. Pero han pasado cinco años, y sigo amándote. Y sigues amándome, lo sé porque lo siento y lo veo en tu mirada." Louis suspiró y jugó con sus dedos. "De verdad quiero que funcione, y haré lo que me pidas para hacerlo funcionar."

El rizado lo vio por unos instantes sin saber qué responder. Él también quería que funcionara pero había algo...

"¿Cómo sabré que no volverás a hacer lo mismo? No soportaría otra situación parecida."

"No sucederá. Te lo digo porque ahora sé muy bien que te quiero a ti, y nadie más que a ti. Las cosas serán distintas ahora." Prometió el castaño.

Louis acortó la distancia entre ambos y se arriesgó a tomar sus manos.

"Los medios hablarán."

Louis asintió. Llevó las manos blancas de Harry a su boca y las besó.

"¿Nos importa?"

"No." Harry sonrió de lado dejando ver uno de sus hoyuelos.

Louis estiró una mano y metió el dedo índice en él, haciendo reír al rizado.

"Vamos a hacer que funcione"

"Sí."

"Por ti y por mí."

"Por ti y por mí." Repitió el rizado.

Harry acortó más la distancia, sus caras una frente a la otra y ambos sonriendo.

"Y por Amelia." Dijo y rio bajito.

"Nos va a amar."

"Lo sé." Louis asintió.

Se besaron con suavidad, sonriendo y sintiendo que el pecho se le hinchaba de felicidad.























Amelia acababa de llegar de la escuela y se encontraba sentada en la sala junto a Louis mientras hacían una tarea de matemáticas.

"¡Papá! Así no es." Replicó la niña.

Louis se echó hacia atrás y rio.

"¿Qué sucede aquí?" Preguntó Harry llegando con una bandeja de tres tazas humeantes de chocolate.

Louis y Amelia se lanzaron a ellas para tomarlas.

"Papá Louis quiere que cuente con los dedos de mis pies."

Harry vio a Louis con una expresión divertida.

"¡Es una grandiosa idea! Así aprendí yo." Se defendió el castaño.

"¡Pero no puedo quitarme los zapatos frente a toda la clase!"

"No vas a contar con los dedos de los pies, Amelia." Resolvió el rizado sentándose frente a ellos.

"Qué par tan aburridos." Se quejó Louis rodando los ojos.

Harry negó con la cabeza.

"Había olvidado decirles..." Louis se acomodó en su puesto, irguiendose un poco. "Las fechas de la gira ya están listas. Salimos en un mes."

La expresión de Harry cayó. Sabía lo que eso significaba.

"¿Te vas?" Preguntó Amelia.

"Sí, hija. Por eso hay que aprovechar este mes que nos queda."

"¿Cuánto tiempo te vas, papi?"

"Seis meses."

Harry apretó su taza sintiendo el calor en su piel. El corazón le dolía.

Amelia & Jaden | Larry Stylinson. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora