Catorce.

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Los labios de Fionn dejaban rastros de saliva por su cuello y pecho. Ya ni siquiera era necesario que lo sostuviera por las manos.






















"Quédate quieto."

"Fionn, por favor. No hagas esto." Suplicó.

"¡Que te calles!"

El golpe en su cien le dejó sordo por unos segundos, todo giraba y sólo veía a Fionn sobre suyo intentando quitarse la ropa sin soltarlo.

"Nadie se burla de mí y sale ileso, Harry Styles."




















Estaba seguro que Fionn lo había drogado, en algún momento del forcejeo, no sabía cómo lo había hecho pero el que no tuviera ni una pisca de fuerza en sus brazos no era normal. El golpe ya no le dolía, esa no era la razón.

Estaba desnudo por completo, tirado en el suelo de su sala. Fionn se encontraba de pie, también desnudo y buscando algo entre sus pantalones.

'Espero que esté buscando un condón.' Pensó con ilusión el rizado mientras lo veía borroso.

Lo que parecieron minutos eternos más tarde, Fionn volvió hacia él y se agachó de nuevo con una sonrisa. Le dejó un beso en la comisura de los labios.

Sentía los sonidos lejanos, como si estuviera dentro del agua. Sin embargo el sonido de su puerta principal retumbó como un parlante gigante dentro de sí. La esperanza volvió a su cuerpo. Volvió la cabeza hacia esa dirección, esperando ver a Louis para que lo salvara.

Aún estaban enojados, pero lo quería a su lado ahora más que nunca.

"¡Quítate de ahí, maldito bastado!" Gritó el castaño mientras se abalanzaba a quitarle a Fionn de encima.

Lo último que vio fue a Louis golpeando al chico en la cara.























Despertó en su cama, Amelia a su lado viendo una caricatura y comiéndose unos nachos con salsa de ajo, sus favoritos. Parecía un día normal, hasta que sintió el dolor punzante en su cien y lo recordó.

Se irguió con rapidez en el colchón, llamando la atención de la niña.

"Oh, papi. Despertaste." La pequeña se inclinó a darle un abrazo.

Harry no dijo nada.

"Amelia, ¿ya terminaste tus nach...?"

Louis lo observó por medio segundo como si hubiera visto un espanto. Casi corrió a su lado con expresión preocupada.

"¿Cómo estás?" Susurró a su lado.

Harry carraspeó.

"No... no lo sé. ¿Qué pasó?"

"Lo golpeé, gracias al cielo que decidí venir antes, Harry." Louis dijo en un suspiró.

"¿Dónde está?" Preguntó.

"Llamé a la policía, está detenido." El castaño dudó para seguir hablando. "Necesitan que testifiques."

Harry asintió. Miró a Amelia quien seguía viendo concentrada su show.

"Yo... debo irme. ¿Estarás bien?"

"Louis."

El castaño miró con atención a Harry.

"¿Pasa algo?"

"¿Tú... tú podrías quedarte a... dormir?" Preguntó con timidez.

Louis pareció sorprenderse ante la petición y soltó el aire que tenía retenido.

"Por supuesto, Harry... Prepararé la habitación de Amelia y la de invitados." Louis sonrió.

Se levantó de la cama para hacer lo que acababa de decir.

"No." Harry lo detuvo. "Deja que Amelia duerma conmigo."

"Está bien, Edd..." Louis calló antes de terminar la palabra.

Harry tragó saliva y esquivó su mirada. Eddy. Así lo llamaba cuando estaban enamorados.

Louis salió de la habitación en silencio. El rizado suspiró, su corazón había comenzado a latir rápido, intentó calmarlo cerrando los ojos.

A los minutos, Louis volvió con la manta de algodón color lila de Amelia y la dejó a los pies de la niña.

"Papi, ¿vas a dormir con nosotros?" Preguntó la niña.

Louis se inclinó y besó su coronilla.

"Sí, mi amor."

Amelia comenzó a dar brinquitos de felicidad y miró a Harry con una sonrisa de oreja a oreja. Contagió su alegría a sus dos padres.

"¿Dormiremos los tres?" Preguntó ilusionada.

Harry borró su sonrisa y miró a Louis.

"No, Amelia. Yo dormiré en la habitación de invitados." Contestó Louis.

La niña sacó su labio inferior en un puchero.























No supo en qué momento volvió a dormirse pero ahora su vejiga lo había hecho despertar de urgencia. Miró a su lado, Amelia dormía acurrucada en el pecho de Louis y lo único que quiso hacer fue acurrucarse con ellos. Habían terminado por ver una película juntos, a petición de su hija y no se dio cuenta al quedarse dormido. Sin embargo, caminó despacio hasta el baño y vació todo lo que tenía soltando un suspiro de satisfacción.

Al volver, Louis tenía los ojos abiertos.

"Harry, perdón. Me quedé dormido." Se disculpó levantándose.

"No, no. Tranquilo." Susurró de vuelta.

"Ya me voy a la otra habitación."

"No te vayas."

El castaño lo miró con una expresión indescifrable.

"Quiero decir, Amelia se veía tan cómoda durmiendo contigo." Explicó nervioso.

Harry volvió a meterse a la cama, bajo las sábanas calientes.

"Bien."

Louis se recostó de nuevo y abrazó a Amelia.

"Louis."

"¿Si?"

"Tengo miedo." Confesó.

Louis giró la cabeza y miró con el ceño fruncido al rizado.

"¿De Fionn?"

"Sí..."

"No te volverá a hacer daño." Prometió. "Yo te cuidaré."

"¿Cómo harás eso?"

"No lo sé. Pero voy a estar contigo siempre."

"Está bien."

"Ya duérmete." Dijo con suavidad. "Tienes que descansar."

Harry se acomodó mejor en un costado. Miró los ojos mar de Louis, como siempre brillando aunque estuvieran en la oscuridad. Estiró su brazo y rozó con sus dedos los dedos de Louis. El castaño estiró sus dedos en un movimiento.

"Gracias, Boo." Susurró.

Boo. Así le decía él cuando estaban enamorados.


























Despertó con el olor de los huevos fritos en la primera planta. Le pareció tener cinco años menos y una bebé de un año. Se levantó y bajó las escaleras con los pies descalzos.

"Huele bien." Dijo entrando a la cocina.

"Buenos días." Saludó Louis con una sonrisa.

"¿Qué haces?"

"Huevos, ¿con qué los quieres?" Preguntó Louis.

"Pan." Pidió.

Louis sonrió y asintió.

"Como siempre."

"Como siempre." Repitió.

Amelia & Jaden | Larry Stylinson. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora