¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
━━━━━━━━━ SAN VALENTÍN 2.0 ━━━━━━━━━
LA TENSIÓN SEXUAL ENTRE NOSOTROS ERA ABISMAL, Kiara me miraba con esos ojos cargados de intención, mientras yo intentaba mantener la compostura, aunque mi mente vagaba hacia... todas las cosas que quería hacerle en esa cama que nos observaba desde el otro lado de la habitación.
Diablos, Ricky, para! Malditas hormonas de virgen...
— Ricky, ¿te pongo algo de música? —me preguntó, su voz tan suave que casi parecía un susurro.
— Claro —respondí, acercándome a ella mientras mis ojos caían inevitablemente en su colección de vinilos—. ¡Wow! Tienes un montón de vinilos. Siempre decías que amabas la música, pero esto es otra cosa.
— Algunos son de mi padre, los más modernos son míos. — me miró con una pequeña sonrisa coqueta—. Odio escucharlos en CD, no suenan igual.
Mientras hablaba, agarró un vinilo de color rojo y lo puso en la tornamesa. El ambiente en la habitación cambió en un instante. ¿Por qué de repente hacía tanto calor? En cuestión de segundos, Kiara había cambiado las luces LED de la habitación a un rojo profundo que hacía que todo se sintiera más íntimo, más cargado.
— Q-Qué bonita habitación —murmuré, sintiendo el calor subir por mi cuello.
Ella se acercó con pasos lentos, sus ojos fijos en los míos, hasta que su mano se deslizó por mi camiseta. Sentí su toque frío cuando metió las manos bajo la tela, haciendo que un escalofrío recorriera mi espalda. Y, maldita sea, me gustaba.
Sus uñas acrílicas recorrieron mi abdomen con lentitud, como si saboreara cada segundo, mientras yo me esforzaba por no perder la cabeza. La quería ya.
No sé qué me dio, pero la agarré de los hombros y la empujé suavemente hacia la cama. Kiara se dejó caer, apoyándose en los codos mientras me lanzaba una sonrisa que solo podía describirse como satisfecha. Me quité la camiseta de un tirón y me coloqué sobre ella.
— ¿Estás segura de esto? —pregunté, intentando sonar calmado, aunque por dentro era un caos—. Será mi primera vez —confesé en un murmullo.
Kiara asintió con una sonrisa juguetona.
— Mejor. Así, cuando nuestros hijos nos pregunten, les diremos que fue juntos.
Mis ojos se abrieron de par en par.
— P-Pensé que no eras... bueno, ya sabes, ¿virgen?
Ella soltó una pequeña risa.
— El rumor de que me acosté con ese chico en la fiesta... es mentira. —Sus ojos se desviaron, una sombra de vergüenza cruzando su rostro—. No iba a perder mi virginidad con un gilipollas que solo habla de sí mismo.
