Dicen que cuando un camino se cierra se abre otro. En mi humilde opinión, eso es mentira.
Esta es la primera vez que salgo de mi ciudad natal, Boston, para ir a vivir a Denver, la ciudad donde se criaron mis padres y a decir verdad no sé qué sentir al respecto.
Paso los dedos por el cristal del coche, indiferente a lo que veo a mi alrededor.
Cuando me enteré de que mi tía, con la que nunca he tenido contacto, Adolfina Selby, la única hermana de mi padre, Angus Selby, quería traerme a estudiar aquí me sorprendí. Toda mi vida podría considerarse como una tragedia, llena de desgracias. Respecto a mí tia nunca he hablado con ella ni la he visto en fotos hasta hace dos meses, cuando los policías llamaron a la puerta de la casa de la hermana de mi madre y me contaron que iba a empezar una nueva vida. Me dieron un papel con las indicaciones y una foto de ella de un periódico, pero estaba en tan mal estado que al final me dieron su descripción física.
La hermana de mi madre no disimuló ni un poco su alegría de perderme de vista cuando se enteró de que mi otra tía se iba a hacer cargo de mí a partir de ahora. Estoy segura de que cuando me fui de su casa, ella junto a su marido y sus dos hijos insufribles, mis primos, montaron una fiesta. Lo positivo es que en Denver podré estudiar derecho en la Universidad pública de Denver. Podré formarme, algo que quedándome en Boston, con la hermana de mi madre, no tenía ningún futuro. He perdido la cuenta de las veces en las que mi tía me negaba ir a la universidad cuando era más joven, de hecho, ya debería estar en mi segundo año, pero mi tía se negó a pagarme la carrera. Por suerte la tía Adolfina no opinó lo mismo.
Creo que jamás olvidaré la cara de mis dos primos cuando dos policías me llevaron hasta el aeropuerto hacia mi nuevo hogar. Sus caras de felicidad al verme marchar, a esa bacteria que se coló en su hogar hace casi tres años sin previo aviso y que se vieron obligados a cuidar y prestar sus cosas, después de lo ocurrido con ese accidente, por fin se iba a marchar.
Subo el volumen de mis cascos queriendo abandonar los recuerdos del accidente, pero eso fue cuando tenía 16 años, con esa edad hechos tan traumáticos jamás se olvidan. Ahora tengo 19 años recién cumplidos y he llegado a la conclusión de que no se puede escapar de malos recuerdos, siempre permanecerán dentro de ti, tal vez muy al fondo pero continuamente a tu lado.
Mi tía pisa el freno en un paso de peatones y veo como una familia pasa al otro extremo de la calle, cogidos de la mano. Aparto la vista sintiéndome incómoda, muy incómoda. Creo que la tía ha notado mi estado de ánimo, pero no dice nada, como en todo el trayecto. He llegado a la conclusión de que solo sabe decir órdenes. Cuando había aterrizado del avión saqué la descripción que me habían dado los policías de ella para poder encontrarla, pero también me informaron de que, aunque no la encontrara, solo tenía que pedir ayuda a algún compañero de ellos, pero eso no hizo falta.
La tía Adolfina sobresalía sobre las demás personas del aeropuerto. Era aún más espeluznante que cuando leí su descripción en el papel. En ese trozo solo la describen alta, delgada, pálida y pelinegra, pero eso es quedarse corto. Cuando la vi por primera vez supe que media más metro noventa, piel extremadamente blanca y unos ojos completamente azules, muy pequeños, que me estaban observando desde la distancia. Por último, un moño tan estirado que parecía que se le iba a arrancar el cabello negro, sobresalía en la parte superior de su cabeza. Me acerqué a ella, bastante tímida y le dije si era mi tía Adolfina a lo que respondió con un simple"sí". Después de eso la seguí hasta su coche sin pronunciar ninguna palabra.
Cuando entramos en su auto no me sorprendió ver que todo era de color negro y tan solo me dijo un "Súbete".
Y ese fue mi primer momento estando con la hermana de mi padre. Memorable.
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La Promesa Eterna-1 ✔
Novela JuvenilEn Denver, la ciudad de las oportunidades y las esperanzas llega Keira Selby para poner todo patas arriba. Su repentina llegada al comienzo de su primer año en la Universidad de Denver, levantará a su paso secretos que nadie había pensado poniendo e...