Ya casi son las fiestas de Navidad y eso se nota en el ambiente de Denver. Cada vez se escuchan más risas y gritos de niños pequeños por las calles o puedes ver a más personas tomando un chocolate caliente en las terrazas de las cafeterías. El Ayuntamiento se ha encargado de colocar un árbol gigante en el centro de la plaza con muchos adornos de diferentes colores y figuras donde la gente va a visitarlo y a sacarse fotos.
Sin embargo, el buen ambiente y la proximidad a las vacaciones de invierno hace que las personas salgan más de fiesta ocasionando que mis compañeros del bar Kimono y yo tengamos que trabajar el doble. El señor Blossom me pidió trabajar también los lunes debido al aumento de la demanda, pero yo tuve que decirle que los lunes y miércoles no puedo, ya que tengo clases de baile. Al final llegamos al acuerdo de que trabajaré los jueves, sábados y domingos hasta que la navidad acabe.
Respecto a las clases de baile ya llevo alrededor de dos meses y debo decir que poder bailar con gente que comparte tus mismos sentimientos y acudir a las citas del psicólogo me han ayudado a calmarme y por primera vez, desde hace tanto tiempo que no puedo contar, me siento alguien normal.
Pero siempre hay algo malo.
Casi no he tenido tiempo para salir con Laylah a pesar de sus muchos intentos para que fuéramos juntas al cine o al centro comercial. En alguna ocasión he podido satisfacerla, incluso mi compañera de trabajo Abby aceptó mi oferta de que fuera con Laylah y conmigo de compras o a tomar algún refresco. Al principio no le gustó la idea por el hecho de que era una Relish, pero después de insistirle durante toda la noche del sábado finalmente aceptó cosa que no se arrepiente. Laylah y Abby conectaron enseguida y por primera vez siento que tengo un grupo de amigas, uno de verdad.
En la primera salida Laylah le preguntó que estaba estudiando y Abby le dijo que no va a la universidad, pero que está estudiando un grado de estética y belleza cosa que hizo que Laylah se revolucionara y le dejara ser su conejillo de indias para cualquier peinado o maquillaje. No salió bien, Laylah se arrepintió en mitad del tratamiento y acabó con la mitad del pelo blanco. Tuvimos que ir a una peluquería profesional para que le arreglaran su pelo, pero al final, después de muchas horas la señora consiguió hacer que su pelo volviera a la normalidad.
Abby, Laylah y yo hemos quedado este viernes para salir de fiesta, ya que entonces comienzan las vacaciones de invierno y con ello menos exámenes, o por lo menos para mí. Yo he tenido suerte y he podido hacer los exámenes antes de las vacaciones pero por ejemplo Laylah no. Ello los tiene a la vuelta y esta semana no ha parado de estar de morros mientras me contaba a ella destripando a los profesores por poner los exámenes a la vuelta de las vacaciones.
Miro el calendario desde la cama. Hoy es miércoles y eso supone clases de baile a la tarde y tres días para las vacaciones. Esas razones son suficientes para que un chorro de energía me inunde y me levante de la cama.
Guardo los libros de mis asignaturas de hoy en la mochila mientras pienso cómo por culpa de los exámenes hemos tenido que hacer un parón Cassiel y yo en nuestra investigación. Los trabajos y exámenes han impedido nuestro avance, incluso apenas lo veo. En algunas ocasiones me lo encuentro cuando voy a por Laylah, pero seguramente en estos casi tres meses podría contar la cantidad de veces que nos hemos visto con solo una mano y mejor no hablemos de nuestros diálogos porque son "Hola" y "Adiós".
Me pongo unos vaqueros negros junto con las botas negras, que se han convertido en mi calzado favorito y un jersey blanco. Después me hago una coleta improvisada, me lavo la cara y vuelvo a mi habitación para coger mi mochila ya preparada. La encuentro tirada al lado del escritorio donde todos los cajones están abiertos. Ayer por la noche no paré de hablar con Abby y Laylah por videollamada y entre una cosa y otro intentamos hacer origamis mediante tutoriales de YouTube
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La Promesa Eterna-1 ✔
Roman pour AdolescentsEn Denver, la ciudad de las oportunidades y las esperanzas llega Keira Selby para poner todo patas arriba. Su repentina llegada al comienzo de su primer año en la Universidad de Denver, levantará a su paso secretos que nadie había pensado poniendo e...