—Vamos en tu coche.
No espero a su respuesta y me dirijo a su auto. Oigo sus pasos detrás de mí y cuando estoy en la puerta del copiloto escucho un click por lo que sé que ha abierto el coche. Entro y cuando él hace lo mismo yo ya tengo el cinturón puesto, lista para ir al cementerio.
—¿Y el tuyo?
—Ya lo recogeré luego, tú concentrarte en que mi tía no nos vea de camino al cementerio—digo viendo como el coche de mi tía desaparece de mi vista.
Cassiel obedece y enciende el motor. Durante todo el trayecto nos mantenemos a una distancia prudencial para que no se note que estamos yendo en la misma dirección que ellos. En el momento que estamos a punto de entrar, aparcamos fuera del parking del cementerio y nos bajamos colocándonos detrás de unos arbustos.
La familia de los fallecidos y mi tía ya han entrado al igual que algunos amigos de la universidad,que los estaban esperando en la puerta principal, por lo que suponemos que ya nadie nos podrá ver. Decidimos avanzar hasta el arbusto más cercano a la puerta.
Analizando todas nuestras posibles posibilidades, caigo en que solo tenemos dos opciones. La primera entrar directamente por la puerta como lo haría cualquier persona. Eso sería lo correcto y más fácil lo malo es que lo más probable mi tía nos vería y dada mi actual relación con ella no me gustaría encontrármela, además de que los familiares se extrañaría si nos ven ahí visitando otra tumba que no es la de sus recientes hijos considerándolo una ofensa y posicionándonos a ambos en un aprieto. Solo queda una opción.
—Vamos a colarnos.
A mi lado Cassiel se gira de inmediato al escuchar esto. El movimiento ha sido brusco y si alguien hubiera caminado por nuestro escondite nos habría escuchado sin ninguna duda, por suerte en el camino no hay nadie.
—¿Como que a colarnos?
—Pues eso, colarnos.
—¿Eres consciente de que tenemos una puerta por donde pasan las personas normales?
Me encojo de hombros.
—Nos pillarían nada más dar dos pasos y no quiero que vean que visito a mi padre. Ya me imagino a todo el pueblo hablando de esto—me limito a contestar—. Venga. ¿No quieres un poco de adrenalina?
Observo como rueda los ojos y comienzo a rezar porque no insista más en el tema. Lo último que quiero en estos momentos es que Cassiel descubra que no quiero verme con mi tía, por lo menos no aquí.
—Tienes suerte de que sepa colarme.
Ahora soy yo la que le mira.
—¿Puedo preguntarte cómo sabes colarte en el cementerio?
Cassiel bufa y su mirada parece lejana, como si recordara algo.
—Digamos que este verano Nick y yo no fuimos unos angelitos.
Me llevo las manos a la boca para evitar que salga una carcajada.
—Os colasteis en un cementerio-—termino diciendo, divertida y asombrada.
Me mira ofendido.
—Oye, que tú vas a hacer lo mismo ahora.
—Pero lo mío es por una buena razón, seguro que vosotros os metisteis para hacer el tonto.
—Ojalá hubiera sido para hacer solo el tonto.
Eso despierta mi curiosidad y decido indagar más en el tema.
—Vale, ahora quiero saber qué ocurrió.
—¿No estamos en medio de una misión?—protesta señalando el cementerio.
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La Promesa Eterna-1 ✔
Novela JuvenilEn Denver, la ciudad de las oportunidades y las esperanzas llega Keira Selby para poner todo patas arriba. Su repentina llegada al comienzo de su primer año en la Universidad de Denver, levantará a su paso secretos que nadie había pensado poniendo e...