Capítulo 36

721 91 48
                                    


Alistar apartó la silla en silencio mientras los labios de Erika salivaban con todos los deliciosos manjares sobre la mesa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Alistar apartó la silla en silencio mientras los labios de Erika salivaban con todos los deliciosos manjares sobre la mesa. Ahora que estaba ni siquiera recordaba cuando había comido por última vez, quizás por eso se sentía tan débil. Así que aceptando la galantería del vampiro tomó asiento frente a él y dejó que sus fosas nasales se embriagasen con el fresco aroma del pescado ahumado y el pollo rostizado. Las velas iluminaban el espacio de forma tenue y ella, impaciente, esperaba a que él diera la orden de empezar la comida no queriendo parecer grosera, pero tal visión le representaba una total tortura ¡Y ni hablar del resto!: Patatas, frutos secos, pan, queso, mantequilla, vegetales, jamón, tocino y extensa variedad de exquisitos dulces ¿Acaso había sido ese el motivo de su tardanza?

Tan concentrada estaba admirando la comida que apenas se percató de la sutil risa que manaba de los labios del vampiro. En ese momento levantó la vista y sus ojos se encontraron con los divertidos de él.

–Vais a babear todo el mantel como sigáis así –dijo risueño cerrando un puño sobre su boca.

–Lo siento... –se disculpó ella algo avergonzada –Creo que llevo demasiado tiempo sin comer.

–Tranquila, solo me pareció divertido, eso es todo –el príncipe tomó una de las botella sobre la mesa y se sirvió un líquido rojizo en una copa de cristal –No conocía vuestros gustos así que he traído un poco de todo. Comed cuanto queráis.

Sin embargo Erika no comenzó. Observaba embobada como Alistar se llevaba la copa a los labios y degustaba lentamente el espeso contenido. Entonces se fijó que absolutamente toda la comida estaba amontonada más hacia ella y que el vampiro no parecía dispuesto a tomar nada ¿Era posible que toda esa maravillosa cena hubiese sido preparada solo para ella? Tal posibilidad parecía sin duda increíble pero cada vez estaba más convencida de ello.

–¿No comes? –le preguntó deseando que aceptara acompañarla, de lo contrario se sentiría sumamente incómoda.

–Los alimentos humanos no son de mi agrado –comentó frunciendo el ceño con desgano –Prefiero mantenerlos lejos.

–Pero Nathalie me explicó que los vampiros si podían comer nuestras comidas –explicó ella rememorando a la morena sin entender por qué el príncipe tomaba tal postura –Además de que todos los días se cocinan cosas así para el resto de los miembros de tu familia.

–Podemos hacerlo pero no lo necesitamos para vivir –Alistar se encogió de hombros –Mi familia lo hace por mero capricho y a mi sinceramente me parece una total pérdida de tiempo.

–Te equivocas –Erika negó divertida ante los pensamientos del vampiro y alargó su mano tomando uno de los esponjosos bollos –Mira esto por ejemplo –lo levantó y él la observó curioso –No lo necesito para vivir, de hecho es un consumo de azúcar innecesario que a largo plazo podría hacerme incluso mal ¿y sabes por qué lo cómo entonces? Pues porque me da placer y es delicioso. No existe nada mejor que poder disfrutar de una buena comida.

Príncipe Oscuro (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora